
El uso de Bluetooth es algo habitual en el día a día porque permite conectar el celular con otros dispositivos, lo que genera que muchos olviden desactivarlo y ahí se abre una puerta de entrada para las estafas y los ciberdelincuentes.
Por eso esta es una función que debe usarse con cuidado, ya que este tipo de ataques suelen hacerse sin que las víctimas se den cuenta, poniendo en riesgo sus datos personales e información financiera.
Qué es el Bluesnarfing y cómo opera esta amenaza
Términos como Bluesnarfing y BlueSmacking comienzan a sonar como advertencias cada vez más frecuentes en los equipos de seguridad digital. El primero, Bluesnarfing, combina Bluetooth con el término inglés snarf (robo furtivo o extracción sin permiso de datos).
Este ataque consiste en acceder de manera no autorizada a dispositivos cercanos con el Bluetooth activo, con el fin de extraer información sensible: listas de contactos, mensajes, correos, archivos personales o hasta credenciales bancarias.

A diferencia de otros tipos de amenazas más visibles, la víctima habitualmente no se da cuenta del robo. Los especialistas de Incibe lo comparan con una especie de carterista digital: solo se percibe el daño cuando ya es irreversible.
La velocidad de ejecución de un ataque resulta alarmante. Según los analistas, basta con que el atacante detecte la dirección MAC del dispositivo —algo trivial con herramientas de rastreo— para tomar control total en menos de un minuto.
Otra variante incluye el BlueBorne, que ataca incluso si el usuario nunca aceptó ninguna solicitud de emparejamiento. Facilita la propagación de software malicioso y eleva el nivel de alerta, ya que ni siquiera requiere la acción del propietario para activar la amenaza.

Qué tipo de ataques y estafas se hacen a través de Bluetooth
Las consecuencias de un ataque efectivo superan la pérdida de privacidad. El Bluesnarfing puede desencadenar una cadena de hechos que afecta la integridad de las cuentas, la reputación y las finanzas del usuario. Los ciberdelincuentes acceden a mensajes privados, correos, fotos, credenciales bancarias o listas de contactos. Con esa información pueden:
- Realizar fraudes financieros, como transferencias o compras no autorizadas.
- Usar datos personales para chantajes, amenazas o ventas en mercados clandestinos en la deep web.
- Enviar ataques de smishing (suplantación vía mensajes) a los contactos de la víctima, multiplicando los daños y extendiendo la red de afectados.
- Robar identidades y tratar de acceder a otros servicios mediante las credenciales obtenidas.
Detectar una intrusión no resulta fácil, aunque existen algunas señales de alerta como consumo anormal de batería, presencia de dispositivos desconocidos en el historial de conexiones o comportamientos inusuales del teléfono.
Cómo evitar los ataques a través de Bluetooth
Frente a la magnitud de los riesgos, la gran noticia es que prevenir la mayoría de los ataques está al alcance de cualquier usuario. Las soluciones son las siguientes:

- Apagar el Bluetooth cuando no se utiliza: es la barrera más eficaz. Mantenerlo desactivado cuando no es imprescindible hace el dispositivo invisible para los atacantes.
- Configuración ‘no detectable’: si se necesita tener el Bluetooth activo, ajustar el dispositivo para que permanezca oculto o “no visible” a otros equipos cercanos reduce drásticamente el riesgo de ataque.
- Evitar conexiones no seguras: solo se debe emparejar el teléfono en lugares privados y nunca aceptar solicitudes de vinculación de dispositivos desconocidos o sospechosos. Los ciberdelincuentes suelen aprovechar lugares públicos para actuar de forma discreta.
- Actualizar el software y el firmware: las actualizaciones corrigen fallos en el protocolo Bluetooth y tapan vulnerabilidades. Mantener tanto el sistema operativo como los periféricos y accesorios al día aporta una capa de protección decisiva.
- Usar contraseñas seguras para el emparejamiento: cambiar las claves predeterminadas (0000, 1234…) por otras más fuertes y únicas, aleja a los atacantes que suelen aprovechar estos descuidos.
- Eliminar dispositivos emparejados innecesarios: si existen conexiones antiguas o no utilizadas, es mejor borrarlas para evitar reconexiones automáticas o accesos indeseados.
- Instalar aplicaciones de seguridad especializadas: existen soluciones que permiten monitorear la actividad del Bluetooth y alertan sobre intentos de intrusión.
- Cautela con estaciones de carga públicas: si bien el riesgo principal no es el Bluetooth en sí, hay servicios públicos que pueden intentar acceder a datos por USB o conexiones inalámbricas mientras el dispositivo se recarga. Resulta preferible emplear cargadores propios y evitar equipos compartidos.
