Las ruinas de Cartago, uno de los enclaves del mundo antiguo declarados Patrimonio de la Humanidad, enfrentan una amenaza diferente a las de su pasado militar: el avance del cambio climático. Los efectos de la crisis ambiental ya afectaron este sitio histórico de Túnez, donde la erosión costera, el incremento del nivel del mar y una salinidad creciente pusieron en peligro vestigios que resistieron más de 2.000 años.
En las Termas de Antonino, el mayor complejo termal romano de África, el desgaste es visible. Muchas columnas permanecen acordonadas para prevenir daños adicionales; los vientos salinos erosionan la piedra con intensidad. Cerca de allí, en el Puerto Púnico, fragmentos de la antigua isla portuaria se desprenden y caen al mar, reflejando la vulnerabilidad de estos monumentos frente al clima.
Lorenzo Nigro, director de la Misión Arqueológica de la Universidad La Sapienza de Roma en Cartago, advirtió: “El cambio climático es hoy una de las amenazas más graves y concretas para el patrimonio arqueológico, especialmente en las zonas costeras del Mediterráneo”.
Además, Nigro remarcó la necesidad de mantener vigilancia constante y emprender intervenciones oportunas para proteger los vestigios.
Sitios patrimoniales africanos en riesgo
El escenario que afronta Cartago se replica a lo largo de la costa africana. Otros enclaves patrimoniales se ven expuestos a peligros similares. Un informe conjunto de la Unesco y el Instituto de Recursos Mundiales determinó que el setenta y tres por ciento de los sitios del Patrimonio Mundial sufrió amenazas hídricas, desde sequías hasta estrés por falta de agua o inundaciones costeras.
Un estudio publicado en la revista Nature Climate Change en 2022 examinó 284 sitios patrimoniales y naturales a lo largo de los 300.000 kilómetros de costa africana. El informe identificó que 56 de ellos, equivalentes al veinte por ciento, ya experimentaron riesgos de inundación y erosión costera.
Entre los lugares más amenazados destacan la isla Kunta Kinteh en Gambia, significativo enclave en la historia de la trata de esclavos, y el puerto comercial de Sabratha en Libia, célebre por su anfiteatro romano.
Causas y proyecciones del impacto climático
El aumento global de las temperaturas favoreció el derretimiento de los casquetes polares y la expansión térmica de los océanos, elevando así el nivel del mar. Este fenómeno aceleró la erosión costera y elevó la salinidad, lo que afectó la integridad de los materiales arqueológicos. La combinación de estos factores constituyó una amenaza inédita para el patrimonio cultural costero.
Las proyecciones científicas resultan poco optimistas. El estudio de Nature Climate Change calcula que, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan sin reducción, el número de sitios africanos en riesgo de erosión e inundación podría triplicarse para 2050, superando los ciento noventa enclaves afectados.
Nicholas Simpson, de la Iniciativa Africana sobre Clima y Desarrollo de la Universidad de Ciudad del Cabo, señala: “Nuestra respuesta al cambio climático es crucial para el patrimonio”. Asimismo, indica que lograr un recorte moderado de emisiones para 2050 podría reducir en un 25% la cantidad de sitios patrimoniales altamente expuestos.
Propuestas y desafíos para la protección del patrimonio
Especialistas proponen una estrategia dual que combine la mitigación del cambio climático con acciones prácticas de adaptación en los propios sitios. Nigro sostiene que, además de reducir las emisiones de carbono, los gobiernos deben fortalecer la inversión en protección patrimonial.
Estas políticas incluyen fondos para investigación científica, monitoreo permanente, formación de personal local en tareas de conservación y planes de respuesta ante emergencias. Entre las acciones recomendadas para Cartago, se encuentran el enterramiento parcial de restos frágiles, la consolidación de estructuras y la instalación de refugios protectores.
La Unesco y otros organismos internacionales intensificaron sus esfuerzos, aunque especialistas insisten en que estas iniciativas requieren integración más efectiva con políticas de adaptación climática. El creciente volumen de investigaciones y advertencias busca movilizar a la comunidad internacional para evitar la pérdida irreversible de tesoros culturales.
La relevancia de estos enclaves va más allá de su historia: representan un recurso fundamental para el desarrollo sostenible, la educación y la identidad de las sociedades. La protección del patrimonio cultural frente al cambio climático demanda una respuesta colectiva global y sostenida.