El camino de la dolarización: Caputo suma ministros a su causa y aparecen fuertes señales sobre el futuro de la Argentina

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Luis Caputo está dispuesto a meterse en el barro cotidiano si el manejo general que hace de la economía demora en darle los resultados que espera en el tiempo que prevé. De esa inspiración surgió una reunión con los supermercados, a quienes el miércoles pasado instó a que soportaran la presión de los productores de alimentos rechazando listas con aumentos de precios. Un acelerador pragmático de los beneficios que trae la restricción monetaria.

El método del ministro de Economía se expande en el Gabinete y favorece cambios en la manera en que los argentinos se relacionarán con el dinero, convivirán con los precios y harán las compras.

En el cruce entre el trabajo de Caputo, Federico Sturzenegger (Desregulación) y Mario Lugones (Salud) están madurando modificaciones profundas en la forma de comprar medicamentos, por ejemplo.

Uno de ellos promete ser particularmente potente. El Gobierno dispondrá que las farmacias tengan un lector óptico donde el usuario pueda corroborar distintas cosas sobre el producto que quiere adquirir. Si pone un medicamento, el sistema le dará también otras alternativas de la competencia con sus respectivos precios para que él mismo elija. Y le ofrecerá la alternativa más conveniente según su plan de salud, sin tener que consultarle a nadie en el local.

El país que imagina Milei ha despertado hasta ahora grandes proyectos petroleros, mineros o vinculados de alguna manera a la energía. Es una pista ineludible sobre el futuro.

Es la microgestión de la inflación. Para el equipo económico, con el aval de Javier Milei, no alcanza con que la suba de precios tienda a la baja, sino que, además, se tiene que notar.

Las ideas oficiales que circulan por el sector de la salud son como patear un hormiguero en el que conviven laboratorios, farmacias, médicos y hasta funcionarios. Habrá más sacudones.

Lugones y Sturzenegger buscan acotar lo que se puede incluir en una receta, en especial para productos de alto costo. Su objetivo es hacer al sistema más eficiente, entre otras cosas, para mejorarles la ecuación a las obras sociales y a las prepagas. Dicen que no es altruismo sino interés, porque también les pedirán algo a cambio.

El miércoles próximo se pondrá nuevamente a prueba el poder de persuasión del Gobierno. Ese día se difundirá el dato de inflación de abril, en base al cual las prepagas definen los aumentos de las cuotas que aplicarán en junio y envían las notas a sus afiliados con la novedad.

El último movimiento de precios generó tensión. El miércoles de Ceniza se reunieron en Salud con las principales empresas la viceministra Cecilia Loccisano y Claudio Stivelman, gerente general de la Superintendencia, un médico familiarizado con el manejo de planillas de cálculo.

Resultó un encuentro esclarecedor. Bajo la bandera de la libertad, los funcionarios les mostraron a los empresarios que quizá no estaban contemplando todos los números que debían cuando hacían sus cuentas.

Los equipos de Lugones y Caputo esperan que los resultados de esa reunión perduren tras el nuevo índice de precios. Será una prueba de fuego, pero hay motivos para pensar que eso ocurrirá. Una de las líderes del sector que integran OSDE, Swiss Medical y Galeno, entre otras, ya anticipó que comprendió el mensaje.

Hay más sorpresas que preparan Sturzenegger y Lugones bajo la inspiración general del Gobierno. Entre ellas, un método para que quienes son trabajadores en relación de dependencia y se jubilan -muchos de ellos hoy pasan al PAMI- puedan mantener su servicio privado de salud pagando menos. Otra vez: hay que acelerar la percepción de que las cosas funcionan.

El Gobierno eligió conducir la economía hacia la tierra prometida del libre mercado mediante intervenciones concretas. No hay más opciones para una transición que está liberando fantasmas.

Habla el ministro de Economía, Luis Caputo, en el Evento 11 Latam Economic Forum.

Esta semana se conoció el default de Celulosa, una empresa dedicada a la producción de papel de larga trayectoria en la Bolsa porteña. Entre los argumentos que da para explicar su compleja situación menciona la apreciación del tipo de cambio y la caída de ventas, dos elementos derivados de la política de Javier Milei.

Antes le había tocado a Albanesi, una compañía de generación de energía que incumplió una deuda de casi US$20 millones. El problema se debió, según el sector privado, al cambio en la forma de pago por la electricidad dispuesta a la llegada de este gobierno. Para salir del atolladero heredado, las empresas de energía aceptaron el pago con bonos y con quita dispuesto por Luis Caputo. La empresa dice ahora que le falta plata.

Aún no está claro si los problemas de Albanesi y Celulosa se convertirán en una dificultad sistémica para el mercado argentino, algo que podría tener consecuencias serias sobre el financiamiento de empresas en general y el futuro particular de esta clase de compañías, responsables en general de una facturación importante.

Los anteriores son dos ejemplos de la tensión que genera el lema “adaptarse o morir”, con el que el presidente Milei describe el proceso de transformación al que quiere conducir a la Argentina. ¿Quiénes serán los sobrevivientes? Hay una serie de datos que aportan una idea sobre cuáles son los sectores mejor preparados para aprovechar el dispositivo económico en el que trabaja el Presidente.

La Casa Rosada elaboró un mapa detallado sobre cómo quiere que sea la actividad privada en el país en una situación ideal. Está en el popular RIGI, el régimen de fomento creado por el Gobierno para atraer inversiones. Allí se establecen incentivos fiscales, aduaneros, cambiarios y de estabilidad en las reglas de juego en un marco acotado.

El hecho de que el espejo que adelanta muestre actividades atadas al dólar es clave para avanzar en una de las obsesiones de Milei: la mayor circulación de esa divisa en la Argentina.

Ese metro cuadrado económico que construye cada proyecto que se lanza bajo este paraguas es una muestra de lo que debería ser la Argentina de Milei si todo saliera como quiere el Presidente. Se puede ojear el futuro mediante la respuesta a una pregunta sencilla: ¿quién está interesado en enterrar dólares en el país bajo el esquema que propone la Casa Rosada?

Hay datos reveladores. Desde la implementación del RIGI, en agosto del año pasado, se aprobaron tres proyectos. Uno es la creación de un parque fotovoltaico (energía solar) en Mendoza por US$211 millones. El otro implica la construcción de un ducto para sacar el petróleo de Vaca Muerta, por US$2500 millones, y el último, que tuvo luz verde esta semana, consiste en la instalación de una fastuosa iniciativa de US$6878 millones para exportar gas de la misma formación geológica.

Hay otros nueve proyectos pendientes de aprobación con la promesa de traer US$10.000 millones adicionales. Están distribuidos en ocho provincias. Se destacan otro proyecto petrolero de Techint, cuatro desarrollos de litio, uno de oro, tres parques solares más y uno eólico en Olavarría. Cierra la lista una iniciativa siderúrgica en San Nicolás.

En limpio, el país que imagina Milei ha despertado hasta ahora -con pocos meses de rodaje- grandes proyectos petroleros, mineros o vinculados de alguna manera a la energía. No hay, casi, iniciativas de otros rubros.

Es como si la economía del futuro se limitara, según la imprecisa y precaria foto de hoy, a tres o cuatro actividades. No son cualquier tipo de negocios: se trata de proyectos que demandan una gran inversión de capital, tienen costos altamente dolarizados y apuntan directa o indirectamente a la exportación, de manera que prometen, también, el ingreso de divisas.

De esa clase de actividades está previsto que llegue el crecimiento de la economía que se convirtió en el nuevo lema de la Casa Rosada. El hecho de que el espejo que adelanta muestre actividades atadas al dólar es clave para avanzar en una de las obsesiones de Milei: la mayor circulación de esa divisa en la Argentina.

El Gobierno está trabajando con enorme dedicación para encontrar mecanismos que habiliten a cambiar normas para que los argentinos vuelquen a la economía los dólares que tienen fuera del sistema. Se los conoce como los “dólares debajo del colchón”. El problema es que los funcionarios se manejan en un marco muy acotado.

Una de las que le está destinando enorme tiempo y esfuerzo es María Ibarzábal, secretaria Legal de la Presidencia y una abogada que tiene la confianza plena del asesor sin cargo formal Santiago Caputo. Tiene el desafío, junto a las cabezas del equipo económico, de hallar huecos que permitan cumplir con la promesa de Milei sin lastimar la imagen del país frente a los organismos que buscan transparencia en el manejo del dinero.

Una de las que le está destinando enorme tiempo y esfuerzo a la idea de sacar los dólares

El Ministerio de Economía y el Banco Central (a cargo de Santiago Bausili), de todas formas, dieron pasos para que la dolarización avance progresivamente. Desde la salida del cepo cambiario para las personas, los depósitos en dólares crecieron. Es por un motivo simple: la gente que compra divisas decide dejarlas parcialmente en el banco. El sector financiero, a su vez, necesita prestarlos.

El juego de los dólares en la calle se ve también en el financiamiento de las empresas. Para los bancos, es una incomodidad tener billetes que no pueden prestar. Por eso, las entidades internacionales reunidas en ABA -entre los socios están el BBVA y el Santander, por caso- profundizaron el crédito que les otorgan a las empresas que exportan (reciben dólares por sus ventas) para su propia tranquilidad.

Los bancos locales quieren ir un poco más lejos: buscan prestar dólares a clientes particulares que quieran invertir en negocios dolarizados. Por ejemplo, a quien compra un inmueble. Es algo que despierta temor, todavía, entre quienes tienen presente la memoria de 2001, cuando el sistema había usado pesos como si fuesen dólares, pero luego se dieron cuenta de que no eran lo mismo con la llegada de la crisis.

El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, que está al mismo tiempo interesado en promover la circulación de billetes norteamericanos por las venas de la economía argentina sin descuidar la salud del sistema en general, dio hace algunas semanas un avance que pasó relativamente desapercibido. Fue cuando les permitió a los bancos tomar deuda a través de obligaciones negociables en dólares para que luego hicieran con ese dinero otras cosas, como dar préstamos en una moneda distinta a la del país.

El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, que está al mismo tiempo interesado en promover la circulación de billetes norteamericanos por las venas de la economía argentina sin descuidar la salud del sistema en general, dio hace algunas semanas un avance que pasó relativamente desapercibido.

Son movimientos que acercan el mojón al objetivo de Milei. El propio Presidente hizo un resumen certero esta semana, durante su participación en la reunión organizada por Darío Epstein. “Con el crecimiento económico y con esta remonetización, el peso se va a seguir apreciando, pero va a quedar tan chiquito —respecto de la cantidad de dólares— que el sistema va a quedar dolarizado endógenamente”.

Dólares desplazando a los pesos, relegados al estrecho rincón del pago de impuestos como función de supervivencia. El sueño libertario requiere todavía de cambios regulatorios complejos y convencer a los ahorristas de poner en juego eso mismo que intentaron alejar de la política.

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