La presidenta del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, ha alertado este lunes de que se ha producido una «fractura» en el consenso mundial en lo referente a la prohibición de las minas terrestres y ha asegurado que serán «los civiles los que paguen el precio» de esta situación.
«El consenso mundial que alguna vez hizo de las minas antipersona un símbolo de inhumanidad empieza a fracturarse. Tras décadas de avances, somos testigos de un giro peligroso: algunos Estados que en otros tiempos defendían el desarme están evaluando retirarse de la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersona», ha lamentado Spoljaric, que ha afirmado que no se trata de un «mero gesto jurídico, sino de un cambio que podría poner en peligro «muchísimas vida» y «revertir décadas de avances».
Los datos del CICR apuntan a que unas 24.000 personas mueren o resultan heridas por estos artefactos cada año, en su mayoría civiles. Así, ha recordado que la Convención de 1997 sobre la Prohibición de las Minas Antipersona supuso un «punto de inflexión».
«El tratado cuenta con 165 Estados parte y sus resultados son incontestables: se han destruido más de 55 millones de minas almacenadas, se han desminado vastas superficies de tierra, y se han reducido considerablemente la producción y la transferencia de estas armas mortales», recoge el documento.
Es gracias a estos esfuerzos que el número de víctimas cayó más de un 75 por ciento desde las cifras más altas registradas a finales de los 90, según el CICR. Esto ayudó, además, a «llamar la atención sobre los supervivientes y las atroces consecuencias a largo plazo de estas armas indiscriminadas».
MÁS DEL 80 POR CIENTO DE LAS VÍCTIMAS SON CIVILES
«Más del 80 por ciento de las víctimas son civiles. A menudo, los supervivientes se quedan con una discapacidad de por vida, y necesitan prótesis y servicios similares. Muchas de las víctimas son niños y niñas», ha lamentado, al tiempo que ha indicado que un 50 por ciento de los pacientes que acudieron en 2024 a los centros de rehabilitación que apoya el CICR en Camboya eran supervivientes de estas explosiones.
En Afganistán, por otra parte, los equipos del CICR observan un fenómeno similar: en 2024 brindaron prótesis, fisioterapia y otros tratamientos a más de 7.000 víctimas de minas.
«No existen las minas antipersona seguras. Incluso las denominadas no persistentes, que se desactivan automáticamente, presentan riesgos letales mientras están activas. A menudo no se autodestruyen como deberían y exigen arduas actividades de retirada», ha aclarado.
«Las minas no persistentes existían ya antes de que se adoptara la Convención sobre las minas antipersona, que las incluyó deliberadamente en la prohibición. Ninguna mina puede distinguir entre un soldado y un niño», ha añadido.
El documento recalca que Bosnia y Herzegovina sigue padeciendo el «tormento de las minas casi 30 años después del final del conflicto armado» y ha advertido de que la retirada total puede llevar décadas.
Es por ello que ha destacado que la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersona es uno de los tratados de desarme «más exitosos que se haya negociado». «Contribuir a su debilitamiento o retirar la adhesión, además de poner vidas en riesgo, compromete la integridad del derecho internacional humanitario», ha apuntado, ahora que algunos países como Finlandia, Polonia y los Bálticos allanan el camino para su salida a medida que apuestas por el rearme.
«No es momento de retroceder: es momento de reafirmar nuestro compromiso colectivo de proteger a la población civil y sostener los principios que definen nuestra humanidad», ha apuntado.