El cónclave y el cine: cuando las intrigas vaticanas llegan a la pantalla

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En estos días, después de la muerte del papa Francisco y a la espera del comienzo de un nuevo cónclave, muchas personas se sienten atraídas por ese clima de misterio que el secreto vaticano sabe guardar bajo siete llaves y que, como quiere decir la expresión castellana, se trata de algo muy bien guardado: un secreto que azuza la curiosidad. La palabra “cónclave”, que desde el Medioevo se debe al vocablo latino “llave”, nunca fue mejor empleada porque los cardenales electores quedan encerrados e incomunicados hasta que elijan a un sucesor para la cátedra de Pedro. En algún momento, fueron incluso alimentados solo a pan y agua por el pueblo, para que se decidieran a elegir más rápido al nuevo papa, e incluso rompiendo con los intereses imperiales y los de las importantes familia romanas. Al pontífice podían elegirlo fuera del colegio cardenalicio, ni necesariamente era un sacerdote (tal es el caso, por ejemplo del ermitaño Celestino V, recordado en La divina comedia). No cabe duda de que tanto en la novelística como en el cine, todo cónclave en la historia suscita gran interés. Y no es para menos.

Si recurrimos a los buscadores o a las redes, veremos que “los problemas de interferencias políticas en la elección papal dieron lugar a varias reformas. En 1274 el papa Gregorio X estableció que durante una elección papal, los cardenales electores debían ser encerrados ‘bajo llave’ hasta que se eligiera a un nuevo pontífice”. Hoy los cónclaves se celebran en la solemne Capilla Sixtina, que no deja de impresionar a los cardenales con las figuras de Miguel Ángel y el juicio final. Los electores son huéspedes en el hotel de Santa Marta, donde residió Bergoglio durante todo su papado, habiendo renunciado a los aposentos papales.

Recién en 1970, Pablo VI, el papa que supo proseguir con maestría el Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII, excluyó del derecho de voto a los cardenales mayores de 80 años. Benedicto XVI introdujo leves reformas en 2007 y 2013, estableciendo una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo pontífice. Y justamente como ‘puente’ entre tensiones internas y externas, muchos apuestan al cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, un véneto moderado de gran preparación diplomática. Más en el estilo pastoral de Francisco, otros creen piensan en el actual arzobispo de Bolonia, el romano Matteo Zuppi. Ambos muy meritorios.

Para ver y recordar

Pero vayamos en estas líneas al tratamiento cinematográfico del tema. Un suceso que puso en los medios el cónclave fue la película que lleva ese título y muchas otras (películas o series) que se refieren al papa Francisco o a otros papas, reales o de ficción.

Una escena de Los dos papas, con Anthony Hopkins y Jonathan Pryce

Repasemos: Los dos papas fue un film que trataba de manera imaginaria la relación entre Benedicto XVI y Francisco. La obra de Fernando Meirelles no gustó en ámbitos vaticanos. Si bien causó furor entre los seguidores de Netflix, hay que admitir que, más allá de los dos extraordinarios intérpretes (Jonathan Pryce y Anthony Hopkins) la narración pierde credibilidad con secuencias como las de la pizza, el tango o el fútbol, incapaces de ser tenidos en cuenta con cierta seriedad. Además, la figura de Ratzinger no se corresponde con la realidad y mucho menos con la privilegiada relación que mantuvieron en la realidad estos dos papas, aquí mostrados de manera infundada.

Como señaló el cardenal ghanés Peter Turkson, el más en vista de los cuestionados africanos en este cónclave, “la película llevó sus estereotipos demasiado lejos con su tratamiento débil y superficial”. Coincidimos, en este caso, con el purpurado.

El joven Papa, una audaz miniserie del italiano Paolo Sorrentino en la cual Jude Law interpreta a un irreverente sumo pontífice

El joven Papa, atrevida e insólita serie dirigida por el creativo napolitano Paolo Sorrentino, está protagonizada por Jude Law y Diane Keaton, con Silvio Orlando como el más itálico y querible cardenal de curia.

El film Cónclave, hoy vuelto de moda y proyectado en varias salas, dirigido por Edward Berger, está basado en la homónima novela de Robert Harris (2016). Ciertamente, y más allá de los notables aciertos de la escenografía, cuenta con la fundamental actuación de Ralph Fiennes. Se suman a él una actriz como Isabella Rossellini (hija de los legendarios Roberto Rossellini e Ingrid Bergaman) y actores como el neoyorkino Stanley Tucci y el romano Sergio Castellitto.

El film Cónclave -estrenado a comienzos de 2025 en la Argentina- volvió a las salas días atrás, después del fallecimiento del papa Francisco

El final de la película puede decepcionar a muchos por su resolución, que no respeta la lógica narrativa del film y trata de ganar espacios en cierta sensibilidad contemporánea con la aparición inesperada de un cardenal que nadie conocía salvo el difunto papa. ¿A quién se refiere? ¿A un papa anterior a Bergoglio o a él mismo? Probablemente a nadie. Cuando hacia el final, el cardenal electo confiesa su secreto misterioso resuelve los votos del cónclave.

Otros casos

Importantes films sobre el papa y el Vaticano, como El padrino III de Francis Ford Coppola, Amén de Costa-Gavras o El papa Francisco: un hombre de palabra, de Wim Wenders, hay muchos, algunos interesantes y otros menos. Documentales sobre el papa Bergoglio (sobre todo argentinos) también hay varios, pero quizás no demasiado trascendentes.

Diane Keaton y Al Pacino en El padrino III, cuya trama ocurre, en gran medida, en el Vaticano, ante un cambio de sumo pontífice

Hubo grandes películas en los últimos años sobre la elección de un pontífice romano. Quizá la más memorable por su idea y dirección sea Habemus papam de Nanni Moretti, siempre sobresaliente, aunque pueda ser largamente discutido. Se advierte la mano de un gran director y también el profundo conocimiento de la ciudad de Roma y de sus hondas relaciones históricas con el papado. Se luce el actor francés Michel Piccoli en el papel de un cardenal que es elegido no obstante sus aspiraciones personales y sus posteriores dudas.

Y si de películas sobre el papa se trata, sin olvidar la memorable Las sandalias del pescador (1968) con Anthony Quinn sobre la novela de Morris West, conviene elegir una obra tan inclasificable como magnífica: Y vino un hombre (1965) de Ermanno Olmi, el inolvidable director italiano, con Rod Steiger.

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