Con el paso de los años, el cuerpo humano enfrenta una serie de transformaciones naturales que afectan su composición y funcionamiento. La pérdida de masa muscular, la disminución de la densidad ósea y la reducción de la movilidad son algunos de los cambios fisiológicos más comunes. Estos procesos, aunque inevitables, no necesariamente deben implicar una reducción drástica en la calidad de vida. La clave, según expertos, reside en adoptar un enfoque sensato y realista hacia el entrenamiento físico, especialmente en lo que respecta a la fuerza.
Joaquín Peñalver, fisioterapeuta especializado en deporte y salud laboral, aborda este tema en sus redes sociales (), destaca la importancia de ajustar las expectativas y los objetivos físicos con el paso del tiempo. Según Peñalver, “a partir de los 40 o 45 años ya no te vas a poner más fuerte”. Esta afirmación no busca desalentar la práctica del ejercicio, sino más bien invitar a una reflexión sobre su propósito y utilidad en diferentes etapas de la vida, conforme detalla en uno de sus videos en su cuenta de Instagram.
Mantenerse y evitar las lesiones
El fisioterapeuta destaca que en esta etapa es crucial “envejecer dignamente” y concentrarse en el mantenimiento de las capacidades físicas alcanzadas previamente, evitando lesiones graves que puedan comprometer seriamente la movilidad o la funcionalidad cotidiana. “Tienes que mantenerte y lo que tienes que evitar es una gran lesión”, señala Peñalver. En este contexto, el entrenamiento de fuerza sigue siendo un pilar esencial, pero es necesario integrarlo con sentido común y evitando mitos o excesos provenientes de la sobreinformación.
Peñalver critica la presión que muchas personas sienten actualmente respecto al ejercicio.. “Hoy en día, por la sobrealimentación de las redes, sobreinformación… ahora, el trabajo de fuerza, si no haces, pues poco, que vas a morir, una muerte dolorosa y tal. Y eso hace que a veces las cosas se vayan distorsionando y la gente pierda un poco el norte”, comenta.
El fisioterapeuta recalca que el objetivo del trabajo de fuerza en esta etapa de la vida no es construir la musculatura de un joven deportista, sino prevenir el deterioro funcional propio del envejecimiento. Se trata de preservar la calidad de vida, fomentando el equilibrio entre ejercicio, descanso y una alimentación adecuada. Implementar programas personalizados, con trabajo focal en resistencia, flexibilidad y estabilidad, permite reducir riesgos de lesiones y enfermedades degenerativas, al tiempo que garantiza un envejecimiento más saludable.
España, el país con mayor esperanza de vida de la UE
La esperanza de vida ha sido, a lo largo de los años, un importante indicador del desarrollo y bienestar de una sociedad. Este dato, que refleja el promedio de años que se espera que viva una persona desde su nacimiento bajo ciertas condiciones económicas y de salud, ha experimentado cambios significativos gracias a los avances en medicina, tecnología y mejoras en las condiciones de vida.
Un nuevo estudio de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) ha registrado que la esperanza de vida más alta de la Unión Europea la tiene España, con 84 años, seguida de Italia (83,8 años) y Malta (83,6 años). Por el contrario, la esperanza de vida más baja se registró en Bulgaria (75,8 años), Letonia (75,9 años) y Rumanía (76,6 años).