El corazón del plan se mantiene aunque se enfrente a las balas

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Nadie quiere pasar por la oficina de Carlos Guberman. Lejos del impacto público que generan las redes sociales y los canales oficialistas de streaming, el secretario de Hacienda es el diente más filoso de la motosierra que empuñan Luis Caputo y Javier Milei. Guberman estuvo muy activo recientemente recibiendo en su despacho equipos técnicos de todos los ministerios.

El Gobierno sigue reglas escritas en piedra, pero su aplicación es dinámica. En las últimas semanas, convalidó una baja permanente de retenciones al campo y, un poco antes, se había comprometido a que este año terminará con más plata en la caja de la que le prometió al FMI.

Suficiente para que en una reunión de Gabinete Milei les diera a los ministros la orden de bajar aún más su presupuesto. Todos se fueron poniendo de acuerdo con Hacienda. En la práctica, no tenían otras alternativas.

Javier Milei se reunió con diputados el martes y ponderó la última película de Guillermo Francella. También les anticipó que subiría los encajes si sobraban pesos. Es lo que ocurrió dos días después. En la misma cena, también anticipó algo sobre el futuro: volverá a hacerlo si es necesario.

Caputo mantiene la decisión de que el vehículo libertario navegue en un mar sin olas rumbo a las elecciones de este año, pese a los daños colaterales asociados a esa tranquilidad. Hay algunas muestras visibles de sus resultados.

El dólar, por caso, bajó en las primeras semanas de agosto, pese a que la actividad está pagando ese alivio general padeciendo altas tasas de interés y el Banco Central recibe reproches cotidianos desde el jueves por el aumento del dinero que los bancos deben mantener inmovilizado (los encajes).

Son cosas que llegaron para quedarse por un tiempo. El propio Milei les anticipó a algunos diputados en una reunión el martes por la noche que subiría los encajes si sobraban pesos. Es lo que ocurrió dos días después. En la misma cena, también anticipó algo sobre el futuro: volverá a hacerlo si es necesario.

Otros elementos que forman parte del proceso oficial de decisiones son menos visibles. Hay informes de precios que circulan cotidianamente por WhatsApp entre el Ministerio de Economía y la Casa Rosada. Se hacen todos los días a partir del análisis de 12 millones de productos que se venden en supermercados. Esa cuenta arroja que en los primeros 15 días de agosto el aumento fue de 1%. En julio había sido de 0,9%, pero en junio estaba en 1,1%. Son las cifras a partir de las cuales habla luego el Gobierno.

Hay informes de precios que circulan por WhatsApp entre el Ministerio de Economía y la Casa Rosada. Se hacen todos los días a partir del análisis de 12 millones de productos que se venden en supermercados.

El número de agosto, entonces, sería malo desde el punto de vista del proyecto, porque marca una pausa en la desaceleración de la inflación. Pero a la luz de los hechos cambiarios de julio toman otro brillo.

El superávit es el tabique de la inflación. El Gobierno está dispuesto a defenderlo hasta el punto de enfrentarse a las armas. Literalmente. Una foto amedrentadora circula en Economía y despierta temor entre funcionarios. Muestra a una mujer con una pistola que parece ser semiautomática de tamaño completo, similar a la Beretta 92, con armazón metálico, corredera larga y guardamonte redondeado.

En la parte inferior de un presunto posteo de Instagram (luego se habría borrado), aparece un texto que dice: “Siempre con mi sister codo a codo. Mujer con ovarios como pocas …()…”.

La persona de la foto es Erica Micaela Dolmann, hermana de Francisco Dolmann, delegado gremial de ATE en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

Pablo Lavigne, secretario de Coordinación Productiva del Ministerio de Economía y una de las personas de mayor confianza de Caputo, quien tiene a cargo el INTI, dio la orden de denunciarla por amenazas. También se hizo otra presentación por presunto delito de privación ilegítima de la libertad a Valeria Fredes, empleada del organismo, ante Silvana Giordano, fiscal a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°1 de San Martín.

La Justicia de ese distrito bonaerense archivó las demandas, pero no será el fin de la historia. Lavigne tiene luz verde de Caputo para presentarse ante la Justicia Federal.

Pablo Lavigne es coordinador del área de Comercio y Producción. Busca reducir los gastos del INTI, pero encuentra resistencia en ATE

El trasfondo de la tensión en este organismo público es la reestructuración que busca hacer el Gobierno, que implica, entre otras cosas, centralizar el manejo del organismo, algo que le haría perder al gremio la influencia en el millonario negocio de las licitaciones públicas y, según el plan oficial, reducir el gasto del Estado.

Mario Lugones (Salud) siente que carga con piedras similares a las que arrastra el ministro de Economía. Le adjudica a la gestión de ATE en el hospital Garrahan las contramarchas para avanzar en tres compulsas fastuosas (seguridad y dos tipos de alimentación) que le permitan bajar el gasto del hospital y liberar presupuesto para pagarles a los médicos. Sospecha que detrás de la reticencia hay un negocio, pero promete que seguirá insistiendo.

Son postales de la pelea cuerpo a cuerpo por el ajuste, corazón del proyecto libertario por su impacto en la inflación.

Hay otras negociaciones complementarias que el Gobierno sigue de cerca para apuntalar el mismo objetivo. Sandra Pettovello (Capital Humano), a través de su secretario de Trabajo, Julio Cordero; Caputo, mediante sus alfiles, y Federico Sturzenegger (Desregulación) moldearon la paritaria de Comercio, el gremio más grande del país.

El resultado fue sorprendente porque, lateralmente, terminó perjudicando la actividad privada de la familia de uno de los ministros preferidos de Milei.

La Estrella es de las familias Werthein y D'Onofrio. Rodolfo D'Onofrio (en la foto, junto a Zulemita Menem) participó de una reunión en el Ministerio de Desregulación.

El ministro de Economía no lo manifiesta en público, pero sus enviados a las reuniones con Armando Cavalieri, mandamás del sindicato de Comercio, asistieron con la orden de conducir las discusiones para que el ajuste mensual de ese nutrido gremio no supere el 1% mensual. Lo consiguieron, y se llevaron algo más que pasó casi desapercibido hasta ahora: los empresarios bajarán el aporte que hacen al sistema de retiro complementario administrado por la aseguradora La Estrella.

La Estrella es de las familias de Rodolfo D’Onofrio y de Gerardo Werthein, canciller de Milei. De hecho, el expresidente de River figura como titular de la compañía en un acta societaria de 2014. Los hijos de ambos manejan hoy la compañía. El primero se fue corriendo del negocio a medida que se involucraba en el fútbol, y el segundo, por sus funciones en el Gobierno.

La decisión supone una baja en el costo laboral para comercios y supermercados. El objetivo de la Casa Rosada es que eso se note en los precios que revisa diariamente Caputo. A cambio, se golpeó el negocio de la sociedad entre los D’Onofrio y los Werthein.

Son los detalles en los que le gusta estar a Sturzenegger. Tan involucrado estuvo en el tema que los convocó a su ministerio, ubicado en el histórico edificio de Shell, sobre la Diagonal Norte. Fueron el expresidente de River, uno de sus hijos, otro de Werthein, dos actuarios, un gerente y un subgerente para que le explicaran cómo funcionaba ese cargo extra, que data de una negociación entre el propio Cavalieri y el entonces presidente, Carlos Menem, en 1992, una época en la que los actuales socios no formaban parte del negocio.

Hay funcionarios que aseguran que el tema escaló hasta el propio Presidente. Otros son suspicaces. Deslizan detrás de la decisión un mensaje cifrado hacia los Menem (Martín, presidente de la Cámara de Diputados, y Eduardo “Lule”, asesor de Karina Milei) a través de D’Onofrio, pareja de Zulemita, hija del expresidente y prima de los dos anteriores.

Los funcionarios que administran la economía rechazan con enojo esas versiones. Los empresarios también. Personas de trato cotidiano con Zulemita sostienen que si bien no tiene un problema con sus primos, tampoco mantiene una relación cotidiana. Se ven poco, aunque el próximo encuentro está cerca. Pasado mañana, el exsenador Eduardo Menem presentará el libro titulado “Menem: mi hermano, el Presidente”, en referencia a Carlos. Ya se consigue por $29.999.

La tozudez del ajuste despierta velocidad de reflejos en los ministros para apropiarse de recursos. Lugones, por caso, le envió varias notas a la gobernación de Buenos Aires para que pague las deudas por los hospitales nacionales que están en la provincia. Dice que le debe al Estado nacional US$263 millones por cinco centros asistenciales debido a que Axel Kicillof no giró un peso desde que maneja el distrito.

Desde una contabilidad egoísta, el ministro de Salud podría decir que el gobernador le debe más de un presupuesto anual del centro pediátrico que tantas tensiones le trae. Es una lucha quimérica, porque el jefe provincial también sostiene que el Gobierno le debe plata.

Hay más ejemplos. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se quedará con parte de las casas que nacieron con el Procrear, el plan de vivienda del kirchnerismo, para dárselas a las fuerzas federales. En caso de que lo requieran, miembros de Gendarmería, Prefectura, la Policía y la PSA podrán alquilarlas por una suma módica. Ya sumó 329.

Son casas que estaban terminadas en un alto porcentaje y muestran una tendencia más amplia en el Gobierno. Aunque Bullrich pensó en finalizarlas con su presupuesto, Martín Maccarone, que maneja la obra pública en Economía, ofreció completarlas con recursos de su ministerio. Saldrán de la poquísima obra pública que se está haciendo.

La expedición inventiva con más glamour es, probablemente, la que intenta Demian Reidel, una de las personas a quien más estima le tiene Milei. Está a cargo del plan nuclear argentino.

El exjefe del consejo de asesores del Presidente hizo una parada importante semanas atrás en París. Se reunió con Clara Chappaz, ministra encargada de Inteligencia Artificial y Asuntos Digitales, y con los principales ejecutivos de Framatome (hace centrales nucleares), de EDF (es la principal empresa eléctrica de Francia) y de Orano, la mayor minera de uranio del mundo.

El embajador en Francia, Ian Sielecki, junto al canciller francés, Jean-Noël Barrot.

El Gobierno tiene grandes expectativas puestas en el vínculo con Francia. Uno de los puentes es Ian Sielecki, de la familia dueña de laboratorios, que es embajador argentino en ese país. Tiene un vínculo especial con el presidente Emmanuel Macron soldado con los años y en el hecho de haber alcanzado el éxito partiendo de un lugar con escasas expectativas.

Sielecki formó parte del equipo más embrionario con el que Macron se lanzó a la carrera que lo condujo a su lugar actual. Una muestra: hace algunos días, se reunió con el canciller francés, Jean-Noël Barrot, para hacer una declaración formal sobre el aumento de la inversión francesa en la Argentina bajo la gestión de Milei.

Sielecki preparó para Reidel las reuniones donde este último contó sus ideas: quiere hacer en el país cuatro reactores modulares pequeños, producirlos en escala y venderlos afuera. Francia podría ayudar en su distribución porque domina la alianza europea del negocio. También espera que Orano venga a sacar de la Argentina la materia prima del combustible nuclear.

Los sueños nucleares avalados por Milei son una isla desarrollista en el océano del liberalismo pro empresa. Algo similar ocurre con el interés de la Casa Rosada por sumar presencia argentina en el espacio mediante el lanzamiento de un satélite hecho acá que ocupará la posición orbital 81° Oeste en banda Ka. Algo similar ocurrió en el kirchnerismo.

Son, también, eslabones hacia el país de mediano plazo imaginado por el Gobierno. Uno en el que las repetidas discusiones por el dólar, el seguimiento frenético de los precios y las altas tasas de interés que asfixian a la actividad hayan quedado desplazados por una agenda nueva.

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