El desempleo tuvo una sensible baja en el tercer trimestre del año, al cerrar en 6,6% luego de haber anotado en el trimestre previo 7,6%. El porcentaje de desempleados fue incluso inferior a los de igual período de 2024, cuando el indicador se había ubicado en 6,9%.
El dato fue publicado por el Indec en su informe sobre “Mercado de trabajo”. En ese documento también se indicó que el empleo ascendió a 45,4%, nueve puntos porcentuales (pp) por encima del 44,5% del trimestre anterior y cuatro más que el 45% de igual período de 2024.
Debe tenerse en cuenta que el relevamiento oficial del desempleo se realiza en 31 aglomerados urbanos, territorio en el que se registró 1 millón de desocupados en el tercer trimestre. La tasa de desocupación está definida por las personas que no tienen ocupación, están disponibles para trabajar y buscan empleo activamente, como proporción de la población económicamente activa (PEA).

Según la cantidad de población proyectada a todo el país (47,5 millones), el número de desempleados fue de 1.523.610. Se trata de 216.390 desocupados menos que tres meses atrás.
A nivel geográfico, las regiones que presentaron mayores tasas de actividad fueron Gran Buenos Aires (49,5%), Pampeana (49,8%) y Cuyo (47,6%). Por otra parte, la que presentó la menor tasa de actividad fue Noreste (43,6%).
Asimismo, como dato negativo, hay que destacar que dentro de la población activa se registró una tasa de informalidad de 43,3% –apenas mayor que el 43,2% del trimestre anterior–. “El 71,9% de los ocupados son asalariados. De ellos, el 36,7% no cuenta con descuento jubilatorio, es decir, son informales. Dentro de los asalariados informales, el 13,9% realiza aportes propios”, detalló el Indec.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA), opinó que, dado que él no observa una reactivación de la economía en el tercer trimestre, “lo que puede explicar esta caída del desempleo es un aumento del empleo informal, como estrategia de los hogares para cubrir ingresos a través de trabajos precarios”.
Hay también, según Salvia, una en alta subocupación del 11% y una menor presión sobre el mercado de trabajo, debido a cierto desaliento entre quienes buscaban empleo. “También hay un componente de gente que deja de buscar porque piensa que no lo puede encontrar, creo que los dos fenómenos están ocurriendo hoy en el mercado de trabajo”, indicó.
Por su parte, el economista Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), hizo foco en el hecho de que aumentó la tasa de participación laboral, o sea, la PEA. “Esto es saludable, porque siempre es bueno que haya nueva gente entrando al mercado de trabajo a buscar empleo”, dijo.
Asimismo, Colina remarcó que el empleo en general aumentó un 75% por encima de lo que se incrementó la PEA. “Eso llevó a que la tasa de desempleo bajara de 7,6% a 6,6%”, afirmó.
No obstante, Colina advirtió que todo el aumento del empleo fue vía cuentapropismo informal. “El deterioro del mercado laboral es tan profundo que la formalidad no crece nada y la informalidad crece, pero ni siquiera de la mano del empleo asalariado en negro, sino directamente de gente que sale a sobrevivir por su cuenta sin siquiera inscribirse en el Monotributo”, explicó el especialista.
De ahí que, en opinión de Colina, no solo hace falta una reforma laboral, sino repensar la doctrina laboral. “Porque no es tan difícil cambiar las leyes. Lo casi imposible es cambiar la mentalidad retardataria de los jueces. Que es lo que está llevando a que los nuevos empleos sean sin empleador: cuentapropista en negro”, concluyó.
El economista Aldo Abram, director ejecutivo de la fundación Libertad y Progreso, destacó que, “consecuente con la mejor evolución que lo esperado del nivel de actividad del tercer trimestre, la creación de empleo superó las expectativas”. Y agregó: “A pesar del aumento de la gente que salió a buscar trabajo, se terminó generando una caída a 6,6% de la desocupación; lo que resulta una buena noticia”.
