El 10 de septiembre de 2017, durante su visita a Colombia, el papa Francisco protagonizó un inesperado incidente en Cartagena de Indias. Mientras recorría el barrio San Francisco en el papamóvil, el sumo pontífice sufrió un golpe en el rostro al chocar el parabrisas del vehículo.
El impacto le produjo un corte en la ceja y un hematoma en el pómulo izquierdo, pero no alteró su agenda en la Ciudad Amurallada. Lejos de alarmarse, Francisco restó importancia a lo sucedido y hasta bromeó con los periodistas que le preguntaron al respecto.
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Las imágenes del momento mostraron cómo, tras el impacto, el papa llevó su mano al rostro y quedó con una mancha de sangre en su esclavina blanca. Inmediatamente, el comandante de la Gendarmería Vaticana, Doménico Giani, lo asistió aplicándole hielo y colocándole un pequeño apósito en la herida. El incidente generó preocupación entre los asistentes.
A pesar de la claridad de las imágenes, no hubo un consenso absoluto sobre cómo ocurrió el golpe. Según la Agencia EFE, el impacto se produjo cuando el papa intentó acercarse a un niño. Sin embargo, la agencia France Press señaló que el incidente pudo haber sido causado por un movimiento brusco del papamóvil, que habría frenado repentinamente y provocado el choque del pontífice contra el cristal.
Greg Burke, portavoz del Vaticano en ese momento, aclaró la situación poco después: “El papa está bien, se golpeó con el cristal del papamóvil, tiene un golpe encima de la ceja y en el pómulo y se le ha aplicado hielo”. La confirmación de su estado de salud llevó calma a los feligreses y seguidores del pontífice en Colombia en ese entonces.
El humor de Francisco ante el golpe
En la rueda de prensa a bordo del avión que lo llevaba de regreso a Roma, Francisco fue cuestionado por su estado de salud. Con su característico sentido del humor, el papa quitó importancia al incidente y comentó: “Fue solo un momento, fui allí para saludar a los niños, no vi el cristal y boom”. En un tono distendido, agregó una expresión argentina para describir su aspecto: “Tengo el ojo como compota”.
La actitud relajada del pontífice también se evidenció durante su permanencia en Cartagena. Después de recibir atención en la casa de Lorenza, una habitante del barrio San Francisco al que visitó como parte de su agenda, Francisco salió a saludar a los fieles y, al ser abordado por un periodista de Caracol Radio, respondió entre risas: “Me di una piñada (golpe), pero estoy bien”.
Su agenda en Cartagena siguió sin cambios
A pesar del incidente, el papa mantuvo su agenda en Cartagena. Tras su visita al barrio San Francisco, se dirigió al centro histórico de la ciudad para rendir homenaje a san Pedro Claver, un jesuita español del siglo XVII conocido por su labor en la defensa de los esclavos en América. En la iglesia que lleva su nombre, Francisco pronunció un discurso en el que instó a la sociedad a luchar contra la desigualdad y la explotación.
Además, durante su estadía en la ciudad, el pontífice elevó un llamado a la paz y la reconciliación en Colombia, un país que en ese momento atravesaba un proceso de implementación del acuerdo de paz con las FARC. Sus palabras fueron recibidas con entusiasmo por miles de fieles que se congregaron para verlo en la última jornada de su visita apostólica.
El viaje de Francisco a Colombia, que se extendió del 6 al 10 de septiembre de 2017, estuvo marcado por mensajes de esperanza, justicia social y apoyo a la paz. Su paso por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena dejó imágenes memorables, y aunque el incidente en el barrio San Francisco fue un momento inesperado, terminó convirtiéndose en una anécdota más del carismático líder de la Iglesia católica.