El distrito de zona norte donde resistió el mileísmo y el colegio bilingüe que irrumpió como el epicentro violeta

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Al momento de meterse en el cuarto oscuro, Susana Martí optó por la boleta de La Libertad Avanza. Pero sin demasiada convicción. “La provincia de Buenos Aires siempre fue peronista, es difícil cambiarlo. Yo voté a LLA porque la alternativa no me convencía, muchas de las formas no han sido adecuadas. Es culpa de ellos mismos: tratar mal a la gente, las coimas, eso les quitó un montón de votos”, dijo.

Y remató con cierta desilusión: “Por más que me gustaría que lleguen al 2027, ahora tengo dudas. Lo de ayer fue una paliza enorme. El 26 de octubre se verá lo que opina el resto del país”.

Ayer, ni siquiera los triunfos de los intendentes violetas lograron rebatir la rotunda derrota de La Libertad Avanza. En ese sentido, San Isidro y Vicente López ratificaron su inmunidad al peronismo aportando triunfos de alrededor de 18 puntos a los libertarios. Y en ese sentido, la localidad sanisidrense de Acassuso fue su abanderada.

Si se trata de identificar el epicentro exacto del voto libertario en Acassuso, el mapa se ubica en el bilingüe Riverside School, donde LLA arrasó con el 77,51% de los votos y Fuerza Patria apenas obtuvo un 11,41. Se trata de una zona residencial en la que viven vecinos de clase acomodada.

Hoy a la mañana, en los alrededores de este colegio, había movimiento escaso: la mayoría estaba en sus trabajos, los autos pasaban con ritmo apurado hacia Panamericana y apenas algún vecino tomaba café en confiterías de la zona. Pero entre las mesas semivacías, hubo espacio para conversar con algunas personas que circulaban cerca de esta escuela bilingüe donde había votado buena parte del barrio. La atmósfera era más de rutina que de jornada poselectoral, aunque cada respuesta dejó traslucir algo de lo que había ocurrido el día anterior.

Acassuso, la mañana después del día de elecciones

Alejandra, vecina de 60 años, lo resumió de manera sencilla: “Yo no estoy de acuerdo con que gane Milei, pero en esta zona se veía venir. La gente igual tiene esperanzas, están conformes con cómo se viene gestionando acá”.

Ella vive en Olivos, aunque trabaja en la zona baja de Acassuso. Dijo que escucha a diario a dos hombres que discuten de política en la esquina, que es interesante escucharlos. Esos dos hombres, que hoy a la mañana estaban allí haciendo lo que Alejandra describía, no quisieron dar un testimonio formal a LA NACION, pero sí dejaron algunas palabras: “Al parecer, la gente quiere que se dispare el dólar y que la inflación sea del 200%. Ahora no se pueden quejar”, dijeron decepcionados por los resultados de ayer.

Bárbara, vecina de la zona, reconoció que votó al candidato oficialista local. “Lo voté al Pana Álvarez para darle una oportunidad a Ramón Lanús, en realidad. Está hace muy poquito y necesita apoyo”, explicó, aunque enseguida admitió que en su círculo la opinión estaba dividida.

“Pero de ahí no se mueve nadie. Lejos de pasarse para el otro lado”, agregó. En su tono había más pragmatismo que entusiasmo.

Alejandra, de 60 años, trabaja en la zona

Julieta, dueña de una librería, reparó en algo que muchos vecinos mencionaban de costado: el ausentismo. “Vi que muy poca gente fue a votar, eso me pareció raro, como poco compromiso”, dijo.

Su voto fue para la lista completa de La Libertad Avanza, aunque con la aclaración de que lo hizo “porque lo otro no lo quiero”. Afectada en carne propia por la política de discapacidad (tiene un hijo con esa condición), admitió que la decisión fue más pragmática que entusiasta: “Sé que lo otro no lo quiero, porque no ayuda”.

Bárbara es comerciante, atiende una panadería en la zona aledaña a la estación de tren

Lorena, en cambio, optó por votar en blanco. “Perdieron credibilidad con todo lo que pasó. Los jubilados fueron muy golpeados, mis viejos son jubilados y la jubilación mínima no alcanza. Es algo que no se soluciona de un día para el otro”, contó.

La bronca, reconoció, se le mezcla con la rutina: “La clase media se va achicando cada vez más. Yo estoy alquilando y se hace imposible”.

Susana Martí, vecina de Acassuso

Constanza, una comerciante de la zona, directamente no votó. “Es la primera vez que no voy, estoy harta. Cansada del mismo discurso contra los kirchneristas, no sirve. Hay que decir algo más, algo con credibilidad”, explicó.

Su marido, de 60 años, tampoco fue a las urnas: “Él estuvo con La Libertad Avanza desde el principio, en las mesas, pero sintió que fueron desplazando a la gente fiel y metiendo otras caras. Eso le quitó ganas”. La abstención, en su caso, se mezcló con desilusión hacia un espacio al que alguna vez acompañó.

Cerca de ese local, por la vereda, caminaba una pareja. Nicolás votó a La Libertad Avanza en la boleta local porque valoró obras y cambios en el municipio, pero en provincia eligió a Axel Kicillof. Venía de votar a Sergio Massa en 2023. “Después de tantos años de Posse, se notan mejoras acá. Pero a nivel nacional y provincial no comparto la gestión de Milei. La economía está mal orientada”, explicó.

En su lectura, el escándalo de las coimas fue “un paso gigante para atrás”, aunque reconoció que también hay medidas de transparencia y de reformas en el Estado que celebra.

Nicolás (39) y su novia

Este lunes en Acassuso dejó en claro que, detrás de los porcentajes y los números de mesas escrutadas, hay un clima más ambiguo que el de los discursos partidarios y los resultados de la zona. A pesar de ser el distrito donde LLA obtuvo su mejor resultado, se repitieron algunas constantes en las voces de los vecinos: la bronca por las coimas y los recortes a jubilados y personas con discapacidad, la sensación de que “lo otro no sirve” y, al mismo tiempo, la falta de entusiasmo con el presente.

Un cartel del

Muchos votaron a La Libertad Avanza en clave local, para apuntalar a Lanús y a su candidato Álvarez. Otros eligieron la boleta completa por descarte. Hubo también quienes se inclinaron por el voto en blanco, quienes no fueron a votar y quienes mezclaron boletas.

Lo que predomina es un estado de ánimo entre resignado y expectante. “Este señor es el menos peor”, sintetizó una señora.

La mayoría de los que confiaron en Álvarez y LLA lo hicieron con tono más pragmático que de convicción. Lejos de ver festejos ruidosos o bocinazos, en Acassuso, esta mañana, se respiraba la calma de un barrio que volvió rápido a su rutina.

Muchos de los electores mostraron que saben bien a quién no quieren votar (“no queremos volver a lo anterior”) pero monitorean el desempeño de LLA con una mezcla de dudas y certezas.

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