El domador del cielo: fue piloto comercial, trabaja como aeroaplicador y entró a la historia grande de la acrobacia en América Latina

admin

El domador de los cielos. Con 67 años, Jorge Malatini ha recorrido un largo camino que parece salido de una película: comenzó como piloto aeroaplicador, se convirtió en comandante de Aerolíneas Argentinas y alcanzó la consagración como uno de los acróbatas aéreos más destacados de América Latina. Su historia es la de un hombre que nunca dejó de mirar hacia arriba y que hizo del vuelo no solo una profesión, sino una forma de vida.

Nacido en 1957 en Carlos Casares, una ciudad bonaerense donde la vida rural y el trabajo del campo forman parte del ADN local, su primera aproximación a la aviación fue cuando a los 9 años un domingo acompañó a su abuelo hasta el aeroclub para buscar un cargamento de vacuna Sabin oral que trajeron en una pequeña avioneta. En ese momento supo que nada lo separaría de ese lugar. Fue así que cada vez que podía se escapaba hacia allí para ayudar a los dueños a barrer los hangares y a limpiar aviones y, como premio lo llevaban a volar. A los 12 años, cuenta, ya era banderillero de aeroaplicación, marcando la pasada del avión por el lote.

El ambicioso plan para llegar a 500 quintales por hectárea de maíz en la Argentina

Su primer empleo formal llegó a los 18 años, cuando una empresa de servicios agrícolas de la zona le ofreció ser piloto de aeroaplicación en los campos de la región. Si bien era trabajo duro y solitario fue clave para su vida futura: lo que le pagaban le permitió costear un inicial curso para convertirse en piloto comercial en Buenos Aires.

Con los años y cientos de horas de vuelo sobre sus espaldas, Malatini dio el salto a la aviación comercial e ingresó a Aerolíneas Argentinas, donde alcanzó el rango de comandante

“Aprendí a volar muy bajo. Eso te da un respeto tremendo por el avión y por cada decisión que tomás en el aire. No hay margen para el error. Desde que toqué un avión por primera vez, supe que no me iba a bajar más. Volar es lo más parecido a ser libre”, dice Malatini a LA NACION.

Pero aquel joven no se conformó con surcar los cielos a baja altitud. Había algo más que lo llamaba a continuar: en cada vuelo sentía que el avión no era solo una herramienta sino una extensión de su cuerpo, una promesa de libertad.

Jorge Malatini: fue piloto comercial, es aeroaplicador y se consagró como uno de los acróbatas aéreos más destacados de América Latina

Con los años y cientos de horas de vuelo sobre sus espaldas, Malatini dio el salto a la aviación comercial e ingresó a Aerolíneas Argentinas, donde alcanzó el rango de comandante. Durante su tiempo en la línea de bandera acumuló experiencia en vuelos nacionales e internacionales, siempre con una serenidad y seriedad que contagiaba a su tripulación.

Fuerte caída: el mercado comienza a sentir la presión de la oferta de la cosecha de soja

“Pilotar un avión comercial es muy distinto. Para ser un gran piloto fue también muy autoexigente; hay reglas, pero igual siempre tenés que poner el alma en lo que hacés. Nunca dejé de aprender porque cada vuelo es distinto. Y si un día pensás que ya sabés todo, ese día dejás de ser un buen piloto“, detalla.

Con casi 50 años de trayectoria, fusionó trabajo, pasión y adrenalina en una carrera única en los cielos argentinos

Pese a que su tiempo era casi consumido por lo vuelos comerciales, nunca dejó la aeroaplicación de lado; cada vez que podía volvía a su querencia y regresaba a su primer trabajo.

Este octubre próximo la empresa de aeroaplicador de Malatini cumplirá 43 años

“Un día, un comandante de aeronáutica me preguntó de qué vivía y si tenía otra carrera porque, me dijo, que si llegaba a tener un problema de salud, de un día para otro me iba a quedar en la calle y mi título lo iba a tirar a la basura. Me aconsejó que mire mi futuro. Así fue que en 1983 decidí invertir mis ahorros y comprarme un avión aeroaplicador para dar servicios a los productores. Era un Piper PA-11, no era un avión específico, sino adaptado. Era el respaldo que yo tenía si no podía seguir volando en una línea aérea. Este octubre próximo se van a cumplir 43 años con la empresa, hoy tengo tres aviones“, describe.

Según dice, en su haber tiene más de 700.000 hectáreas trabajadas, a razón de 15.000 por año; aunque había campañas de más de 25.000.

Según dice, en su haber tiene más de 700.000 hectáreas trabajadas, a razón de 15.000 por año; aunque había campañas de más 25.000

El arte de desafiar la gravedad

El costado más conocido de Malatini –y sin dudas, el más espectacular– es el de piloto acrobático. A bordo de su inconfundible Pitts Special de alas coloradas, realizó cientos de presentaciones en los festivales aéreos más importantes de la Argentina y cautivó a miles de espectadores con maniobras que desafían la lógica, donde cada show es una fusión coreográfica aérea.

El piloto de Carlos Casares dejó su huella en la aeroaplicación, la aviación comercial y la acrobacia profesional

Su talento no pasó desapercibido y a lo largo de su carrera, fue invitado a formar parte de exhibiciones en Uruguay, Brasil y Chile. También fue una presencia habitual en los eventos organizados por la Fuerza Aérea Argentina y otras instituciones aeronáuticas y del campo, que siempre encontraron en él un embajador perfecto del vuelo: “La acrobacia no es locura ni impulso. Es entrenamiento, matemática y sensibilidad“.

Tal era su habilidad que hace cinco años fue elegido entre todos los pilotos acróbatas del mundo por una empresa de bebida energizante para ser uno de los ocho representantes de la marca para realizar exhibiciones.

Cambio

Luego de décadas de volar profesionalmente, en 2009 Malatini se retiró oficialmente de Aerolíneas Argentinas. Pero quienes conocen a “el Negro” sabían que no había retiro posible del cielo. Sigue volando en su Pitts, participa de festivales, regalando alguna maniobra inesperada para quienes todavía levantan la vista cuando escuchan rugir un motor.

Lleva en el aire 14.900 horas en líneas aéreas y otras 18.000 voladas en aeroaplicación, aviones privados o ejecutivos y acrobacia

Lleva en el aire 14.900 horas en líneas aéreas y otras 18.000 voladas en aeroaplicación, aviones privados o ejecutivos y acrobacia. Según dicen, rompió moldes, elevó la vara de la acrobacia aérea en la Argentina y dejó una estela, literal y simbólica, en cada rincón donde voló.

Hoy es un ícono de la aviación nacional

“El día que no pueda volar más, va a ser como apagar una parte de mi alma. Pero mientras tenga salud, quiera seguir volando y el avión me acompañe, voy a seguir ahí arriba. Para mi volar no es un trabajo; es una mezcla de hobby y pasión, sin perder la responsabilidad. Agradezco a Dios y a la vida esta profesión que me hace muy feliz», finaliza.

Deja un comentario

Next Post

Daniel Quintero criticó la libertad de Ciro Ramírez y la comparó con Epa Colombia: “Si bien ella cometió un error, pagó los daños, pero está en una cárcel”

El exsenador del Centro Democrático Ciro Alejandro Ramírez, quien estaba detenido en la cárcel La Picota en el contexto de una investigación en su contra por el caso de corrupción conocido como Las Marionetas, recibió la orden de libertad por parte de la Corte Suprema de Justicia. Ramírez enfrentaba cargos […]
Daniel Quintero criticó la libertad de Ciro Ramírez y la comparó con Epa Colombia: “Si bien ella cometió un error, pagó los daños, pero está en una cárcel”

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!