La vida de Jimena Buttigliengo siempre parecío marcada por el glamour, el bajo perfil y la perseverancia. Modelo argentina reconocida, se instaló en Europa hace años y supo reinventarse: de las pasarelas a la actuación, de los viajes a la maternidad. Sin embargo, esta semana su nombre volvió a resonar, y no por un logro profesional ni por su vinculación en el recordado Wandagate, cuando se la vinculó con el entonces marido de Zaira Nara. Ahora afronta un drama personal que relató con crudeza en redes sociales: la imposibilidad de ver a sus hijos mellizos, Willy Andrea y Lynda Rose.
La historia de amor con Willy Rizzo, decorador y desarrollador inmobiliario francés, comenzó cuando se conocieron en el restaurante The Ivy Chelsea Garden, en Londres, y el flechazo fue inmediato. Poco después, Jimena hizo las valijas y se instaló en París junto a él, apostando por esa familia hasta su separación en 2023, sumando a su historia a los mellizos, quienes este 11 de septiembre cumplirán ocho años. Pero el presente pinta un cuadro muy diferente. En las últimas horas, la modelo contó en sus redes lo que para cualquier madre es un dolor difícil de compartir: sus hijos, que debían regresar a Ibiza, donde ella reside actualmente, para iniciar el ciclo escolar, y se quedaron con el diseñador en Francia.
“Mis hijos se fueron felices de vacaciones ilusionados y ahora están secuestrados en París por su padre y la familia, no me dejan hablarles y le cambiaron el look”, escribió Jimena en un posteo que rápidamente despertó conmoción en su entorno y entre sus seguidores. La acusación no quedó solo en palabras: en la publicación, dejó en claro que lleva días sin poder hablar con los mellizos, y que la situación la desborda.
Sin embargo, lo que más desconcierto generó fue la respuesta que Buttigliengo recibió por parte de Rizzo a través de un correo electrónico. En el mensaje, el empresario fue tajante: “De ahora en adelante, si querés hablar con los niños, será en la comisaría de la policía del 8º distrito. Me niego a contestar tus mensajes insultantes directamente, tus amenazas por email y tus publicaciones en Instagram. No hay ninguna posibilidad de que veas a los niños de otra manera. Todas las autoridades serán advertidas de que ya no tienes derecho de venir a verlos”, escribió en francés, bloqueando cualquier posibilidad de diálogo directo entre madre e hijos fuera de la vía legal.
Conmovida y dolida, la modelo replicó en inglés casi de inmediato, dejando ver la dimensión humana y sentimental del conflicto: “¿Ahora tengo que ver a mis hijos a través de la policía? Yo soy su madre, necesitamos abrazarnos y besarnos. Secuestrás a los chicos, los ocultás y ahora que voy a visitarlos, ¿me decís esto?”. Sus palabras reflejan la angustia de quien siente que su núcleo más íntimo le fue arrebatado de un día para el otro.
De perfil siempre discreto, Buttigliengo rara vez dio entrevistas o expuso aspectos privados de su vida. En su cuenta de Instagram se definía hace años como: “Modelo, actriz, artista, storyteller. Mamá de mellizos. Amante del yoga”. Pese a los conflictos, nunca abandonó su pasión por el trabajo ni su vocación de madre presente, incluso durante los años más difíciles de cuarentena y mudanzas.
Hoy, el drama reemplaza al glamour y la fortaleza personal emerge como la mayor de sus virtudes. Lejos de los flashes y los títulos fugaces de la farándula, Jimena busca ser escuchada en su reclamo más elemental: tener la posibilidad de reencontrarse a Willy Andrea y Lynda Rose, los hijos por quienes siempre luchó y a quienes define como el centro de su vida. Su testimonio expone una realidad difícil, con fronteras y decisiones judiciales que, por ahora, siguen manteniéndola lejos de lo que más quiere.