El “efecto kuka” y otros viejos rebusques

admin

Contagiado de la intensa comunicación libertaria, el ministro Luis Caputo pasó del bando de los supuestos tímidos a provocador sobreactuado a medida que los elogios de Javier Milei lo envalentonaban.

En los últimos días acuñó dos auténticos hits. “Comprá, no te la pierdas, campeón”, dijo y colaboró con la trepada del dólar que se calmó después del último desembolso del Fondo Monetario Internacional. Más adelante, el ministro atribuyó la desconfianza cambiaria al “efecto kuka”.

La Argentina está demostrando la existencia de una nueva regla económica: la cotización de su moneda es directamente proporcional a la capacidad de regreso al poder de una de sus grandes fuerzas políticas, el peronismo.

La Argentina está demostrando la existencia de una nueva regla económica: la cotización de su moneda es directamente proporcional a la capacidad de regreso al poder del peronismo

La irrupción de Caputo parece una reminiscencia de sus días de ministro de Mauricio Macri, cuando el gobierno de Cambiemos convirtió en una forma permanente de agitación el peligro del regreso del kirchnerismo. Usaron tanto el recurso en esos años que al final lograron que el temor se convirtiera en realidad.

El ciclo libertario apela a la misma táctica con el mismo viejo método de dividir en dos partes desiguales a los votantes. Nada nuevo a poco que se recuerde que la Argentina siempre albergó un régimen binario, dos grandes fuerzas enfrentadas y algunos actores políticos minoritarios empeñados en terciar entre ellos. Desde que se instaló un sistema de ballotage, con la reforma constitucional de 1994, solo un par de veces se lo usó para descartar a ese tercero en discordia.

Milei elige al kirchnerismo como enemigo, tal como Macri, y asume un riesgo extra establecido por el gobernador Axel Kicillof. Antes de llegar a las elecciones que realmente le importan, las de renovación del Congreso del 26 de octubre, Milei pasa por las dos elecciones locales más visibles del largo calendario electoral, las de ciudad y la provincia de Buenos Aires. Como Kicillof, Jorge Macri eligió adelantar la elección porteña para ponerse a resguardo de un triunfo libertario en los comicios de octubre. Perdió mal.

Para tumbar al PRO porteño le apuntó al kirchnerismo, que aparecía como un rival revitalizado por la división en cuatro o cinco listas del desarticulado espacio cambiemita.

Mejor no imaginar los efectos que puede tener para el plan de estabilización la eventual corporización del populismo como alternativa de poder

Los candidatos libertarios ganaron y adelantaron la rendición incondicional del partido de Macri, que terminó de concretarse en la última semana con el armado de listas para diputados y senadores nacionales. El PRO perdió en esa negociación hasta el nombre y el color. Y lo que sigue es una fragmentación entre quienes se hicieron libertarios y los que se sienten liberados de irse a otra parte.

La estación que sigue para los libertarios es ir a ganarle al kirchnerismo en su propio territorio, el conurbano bonaerense.

Milei juega cada partido a todo o nada y parece encaminado a dominar en la provincia, empezando por el interior, con posibilidades ciertas de ganar también en la primera sección electoral y de resultar competitivo en el principal reducto de los divorciados Cristina Kirchner y Axel Kicillof, la tercera sección.

El desafío incluye el riesgo de sufrir un traspié y hacer realidad “el efecto kuka”. Estamos en la Argentina.

Milei busca más diputados y senadores y todos los gobernadores, aliados o adversarios con el oficialismo, aspiran a no perder capacidad de mando a partir de una derrota a manos de ignotos candidatos libertarios

Mejor no imaginar los efectos que puede tener para el plan de estabilización la eventual corporización del populismo como alternativa de poder.

El truco de polarizar con el kirchnerismo, por viejo y gastado, evade un dato muy relevante que curiosamente otros gobiernos también ignoraron. Por elemental que sea, conviene recordar que el kirchnerismo será derrotado en forma definitiva si una administración de signo opuesto gobierna bien y los votantes valoran los cambios. Y, todavía mejor, si un gobierno es reemplazado por otro que sigue las líneas centrales de un cambio de rumbo concreto.

Milei tiene para mostrar que cumplió su promesa de reducir la inflación por la vía del ajuste drástico ejecutado con una convicción inalterable. Con eso ya le alcanzó para estructurar una oferta electoral hegemónica que sepultó hasta los matices de los dirigentes del PRO y del radicalismo que aceptaron mimetizarse y despojarse de sus pertenencias originarias.

Ese corrimiento hasta la desaparición del macrismo como expresión autónoma, así como la desarticulación del radicalismo como fuerza nacional, se explica porque una parte importante del sistema político le reconoce al Presidente una preeminencia que se traducirá en un triunfo en las elecciones de octubre.

Apenas si quedó un espacio alternativo que durante tres días se llamó Grito Federal para luego mudar de nombre a Provincias Unidas. Es al menos extraña la coalición que comparten los seis gobernadores variopintos. Dejaron claro que no aceptan, al menos en este turno electoral, invitados bonaerenses ni porteños. Una reafirmación del discurso contra el centralismo que se disponen a lanzar.

En todos los casos, son gobernadores que no pudieron, no quisieron o no supieron aliarse con los libertarios y están obligados a competir contra Milei.

El lunes, en Córdoba, la ministra Patricia Bullrich los apostrofó colgándoles el sambenito de kirchneristas “suplentes y de baja intensidad”.

Al viejo recurso de la polarización, los libertarios agregarán la renovación del hit de la campaña presidencial: meter a todos en la misma bolsa sin distinguir matices y solo conceder indulgencias a quienes aceptan convertirse por completo al credo de Milei.

El Presidente busca más diputados y senadores, y todos los gobernadores, aliados o adversarios del oficialismo aspiran a no perder capacidad de mando a partir de una derrota a manos de ignotos candidatos libertarios.

En esa carrera en la que casi todos descuentan que Milei ganará por una gran diferencia sobre el kirchnerismo y las listas de los seis gobernadores, no está incluida la exacta dimensión de la contracara de la moneda ganadora de los libertarios. La dimensión del esfuerzo social tras el objetivo de cuadrar los números de la macroeconomía es una posibilidad que la división y debilitad del kirchnerismo y la precocidad de las nuevas alternativas parecen no estar en condiciones de aprovechar.

Es, sin embargo, un dato a despejar. El dato que establecerá el verdadero alcance del fenómeno libertario en las urnas de octubre.

Deja un comentario

Next Post

Haití nombra director de la Policía Nacional a un exjefe de seguridad del Palacio Presidencial

El Gobierno de transición de Haití ha anunciado este viernes el nombramiento del inspector general André Jonas Vladimir Paraison, antes a cargo de la seguridad del Palacio Nacional, como nuevo director general de la Policía Nacional. Esta designación se produce en un contexto de profunda inestabilidad ante la creciente violencia […]
Haití nombra director de la Policía Nacional a un exjefe de seguridad del Palacio Presidencial

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!