TEL AVIV.– Israel anunció este sábado que avanza en los preparativos para implementar la primera fase del plan de paz impulsado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destinado a poner fin a la devastadora guerra en Gaza y asegurar la liberación de todos los rehenes que permanecen en poder de Hamas.
El ejército israelí informó que recibió instrucciones para “avanzar en la preparación” del plan y que ha pasado a una postura exclusivamente defensiva dentro de la Franja, aunque sin retirar sus tropas. Un funcionario israelí, que habló bajo condición de anonimato, indicó que el cambio de estrategia responde a la presión directa de la Casa Blanca, luego de que Trump exigiera detener los bombardeos tras la respuesta positiva de Hamas a algunos de los puntos de la propuesta. “Creo que están listos para una paz duradera”, celebró el mandatario estadounidense.
The Chief of the General Staff convened a special situation assessment in light of recent developments.
In accordance with the directives from the political echelon, the Chief of the General Staff instructed to advance readiness for the implementation of the first phase of the…
— Israel Defense Forces (@IDF) October 4, 2025
La iniciativa, presentada a principios de esta semana y respaldada por el primer ministro Benjamin Netanyahu, cuenta con un amplio apoyo internacional. Trump busca cumplir su promesa de terminar la guerra y recuperar a los cautivos antes del martes, cuando se cumplen dos años del ataque de Hamas que desató el conflicto.
Según el plan, el grupo terrorista liberaría en un plazo de tres días a los 48 rehenes restantes —unos 20 de ellos se cree que siguen con vida—, cedería el poder en Gaza y se desarmaría. A cambio, Israel suspendería su ofensiva, retiraría gran parte de sus fuerzas, liberaría a cientos de prisioneros palestinos y permitiría el ingreso de ayuda humanitaria y la posterior reconstrucción del enclave.
Sin embargo, el camino hacia un acuerdo definitivo sigue plagado de incertidumbre. Hamas aceptó liberar a los rehenes y transferir el poder a otras facciones palestinas, pero evitó pronunciarse sobre la desmilitarización, un punto clave para Israel y Estados Unidos. “Su retórica de ‘sí, pero’ simplemente reformula las viejas demandas con un lenguaje más suave”, advirtió Oded Ailam, investigador del Centro de Jerusalén para Seguridad y Asuntos Exteriores, quien señaló que la brecha entre los anuncios públicos y la acción real sigue siendo amplia. El general retirado Amir Avivi coincidió en que Israel podría detener el fuego por algunos días para facilitar la liberación de cautivos, pero reanudaría su ofensiva si Hamas no entrega las armas.
Mientras tanto, los esfuerzos diplomáticos se intensifican. Un alto funcionario egipcio reveló que se negocia no solo la liberación de rehenes israelíes, sino también la excarcelación de cientos de prisioneros palestinos. Qatar y Egipto, principales mediadores, se declararon optimistas y preparan un diálogo más amplio para unificar la posición palestina sobre el futuro de Gaza. La ONU y la Unión Europea (UE) calificaron la respuesta de Hamas como “alentadora”, y el secretario general António Guterres instó a “aprovechar la oportunidad”.
En Israel, la presión social también crece. El Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos instó al gobierno de Netanyahu a negociar de inmediato. “La demanda del presidente Trump de detener la guerra es esencial para evitar daños irreversibles a los cautivos”, advirtió el colectivo en un comunicado.
Sin embargo, sobre el terreno la realidad es distinta. Pese al llamado de Trump a detener “de inmediato” los bombardeos, la Defensa Civil de Gaza denunció que el ejército israelí lanzó decenas de ataques durante la noche sobre Ciudad de Gaza y otras zonas de la Franja. El vocero Mahmud Basal habló de “una noche muy violenta”. El ejército reafirmó que continúa su ofensiva en el área y pidió a los desplazados no regresar, al calificarla como “zona de combate peligrosa”.
El Ministerio de Salud gazatí informó que el número de muertos en casi dos años de guerra ya supera las 67.000 personas, aproximadamente la mitad mujeres y niños, según sus estimaciones, consideradas por Naciones Unidas como las más fiables disponibles. Solo en los últimos días, se sumaron más de 700 nombres tras verificarse datos de víctimas recientes.
En el enclave palestino, el anuncio de Hamas provocó momentos de júbilo fugaz en campamentos como el de Al Mawasi, cerca de Khan Younis, pero la alegría se desvaneció rápido entre el temor a que las negociaciones se rompan, como ya ocurrió en el pasado. “Queremos una aplicación práctica (…) una tregua real en el terreno”, expresó Samir Abdel-Hady, residente del sur de Gaza.
El desgaste humanitario es extremo. Gaza atraviesa una hambruna reconocida por expertos internacionales, especialmente en Ciudad de Gaza, epicentro de la última ofensiva israelí. Se estima que 400.000 personas huyeron de la urbe en las últimas semanas, pero cientos de miles siguen atrapadas.
El trasfondo político tampoco es simple. Netanyahu enfrenta críticas internas y una presión internacional creciente para aceptar la hoja de ruta de Trump, mientras Hamas podría intentar renegociar aspectos clave o dilatar el proceso. Trump, por su parte, había advertido que dio un ultimátum al grupo islamista hasta el domingo a las 22 GMT para aceptar completamente su plan de 20 puntos o enfrentar “el infierno”.
En este complejo escenario, las familias de los rehenes y millones de civiles palestinos aguardan con esperanza y temor. “Confiamos en Trump, porque es el único que está haciendo algo”, dijo Yehuda Cohen, padre de uno de los cautivos. “Queremos que esté con nosotros hasta el último paso”.
Agencias AP y AFP