Pitazo inicial para una semana clave. Este lunes por la tarde, en el día número 48 de su recuperación, se dio el primero de cinco entrenamientos decisivos para el regreso de Sebastián Driussi, el jugador que espera Marcelo Gallardo para empezar a completar el once titular. Todavía sin minutos en River desde aquel fatídico 17 de junio en Seattle en el que sufrió un esguince severo del ligamento interno del tobillo izquierdo, el delantero continúa fortaleciendo la zona y apunta a estar óptimo para decir presente el sábado en Avellaneda en el clásico contra Independiente, previo al reinicio de la Copa Libertadores. Para eso, necesita una seguridad interna que todavía no llegó.
De acuerdo a lo que pudo saber LA NACION, este lunes trabajó nuevamente en el campo, pero sin acelerar por demás para evitar revivir esos dolores y esa sensación de incomodidad que le impidió regresar el sábado que pasó por Copa Argentina. Es que tras el 0-0 con San Lorenzo de la tercera fecha del Torneo Clausura, el propio Marcelo Gallardo había sido muy optimista: “Driussi evolucionó bien, va a sumarse a los entrenamientos de mañana con normalidad. Esperemos que pueda tener una semana completa de trabajo. Veremos cómo se comporta desde lo físico en estos días”. Pero no pudo ser así, ya que no siempre pudo entrenarse a la par del grupo por las molestias en el tobillo. Así, tanto martes como miércoles serán días determinantes para saber cómo responde al aumentar la exigencia del entrenamiento.
Su retorno a River tuvo dos etapas muy marcadas. Después de pasar más de 600 minutos sin poder convertir en sus primeros 13 partidos, el 18 de abril le marcó el primer tanto desde su regreso a Gimnasia en La Plata y a partir de ahí comenzó una espectacular racha positiva: rubricó siete goles en diez encuentros. Y las preguntas sobre su regreso se acabaron. Gimnasia (3-0), Independiente del Valle (2-2), Boca (2-1), Vélez (4-1) y Barcelona (3-2) fueron los primeros cinco festejos consecutivos, a los que se le sumó luego otro frente a Independiente del Valle (6-2). El último fue justamente en la victoria sobre Urawa Red Diamonds en esa maldita jugada en la que interceptó la pelota para convertir el 2-0 parcial, pero sufrió el esguince que lo marginó de la competencia.
¿Por qué Gallardo lo está esperando a Driussi con ansias? Porque es ese jugador de jerarquía que se vuelve totalmente complementario para el equipo por su forma de moverse. El DT lo hace partir como centrodelantero, pero es un atacante suelto, que juega en el área para ser referencia, pero que también se mueve y se asocia por todo el frente de ataque. Juega de espaldas o de frente, puede aparecer para definir en el primer o segundo palo y también ser al mismo tiempo la primera lanza de presión. Por eso su insistencia a comienzos de año para negociar con Austin FC por su ficha y pagar unos 10 millones de dólares para repatriarlo y mandarlo rápidamente a la cancha a finales de enero, más allá de que no jugaba oficialmente desde el 19 de octubre. “Dejé la comodidad de Estados Unidos, pero yo quería venir al club que tanto me dio”, dijo en su regreso el 29/1 ante Instituto.
Le costó, pero se adaptó con creces. Y en este arranque del nuevo semestre, el equipo se reconfiguró con Maximiliano Salas como número nueve, pero en su tercer partido sufrió un esguince ligamentario de rodilla que lo sacó del equipo. Como recién tiene fecha de regreso para el 21 de agosto, en la vuelta de los octavos de final de la Libertadores, apareció nuevamente Miguel Ángel Borja como titular en un momento inconsistente del colombiano: solo suma un gol en sus últimos nueve partidos. Y aunque fue respaldado por Marcelo Gallardo públicamente tras otro partido errático en la Copa Argentina, se espera que Driussi pueda recuperar terreno el sábado contra Independiente desde el banco de suplentes para empezar a perfilarse como titular de cara a la serie con Libertad por los octavos de final de la Copa Libertadores.
De los 33 partidos del año que jugó River, en 10 no pudo estar presente el ex Zenit y Austin: el primer compromiso contra Platense en enero no lo jugó mientras hacía un reacondicionamiento físico; en marzo se perdió tres partidos por un desgarro en el isquiotibial izquierdo; y ahora lleva seis compromisos sin poder decir presente tras la lesión el Mundial de Clubes. En total, acumula 23 partidos (19 como titular) con siete goles y una asistencia, promediando 60 minutos por juego. Y aunque el equipo ha respondido en materia ofensiva con 10 goles en estos primeros cuatro partidos, el DT sabe que pierde dos armas determinantes sin Driussi y sin Salas entre las alternativas.
Desde su lesión hasta el sábado próximo habrá pasado un período de recuperación de 53 días, plazo lógico de recuperación del severo esguince de tobillo, ya que el cuerpo técnico estimaba entre 45 y 60 días sin actividad oficial. Pero el calendario empieza a apretarse y las etapas de definición ya comienzan a aparecer en el camino. Y ahí Gallardo sabe que necesita tener a Driussi, ese delantero que creció y se formó bajo su ala, para jerarquizar el ataque con un jugador hecho a su medida.