Durante décadas, un retrato infantil se convirtió en la imagen más reconocida de María Antonieta, pieza central en la memoria colectiva y en la iconografía de la última reina de Francia. La pintura mostraba a una niña de mirada firme, símbolo de un destino que parecía marcado desde sus primeros años.
Sin embargo, una investigación reciente cambió por completo esa certeza. Dirigida por Catriona Seth, profesora de la Universidad de Oxford, junto al Museo de Arte e Historia de Ginebra (MAH), el estudio reveló que la célebre obra no retrataba a María Antonieta, sino a su hermana mayor, María Carolina, quien más tarde se convertiría en reina de Nápoles.
Este hallazgo redefinió la percepción de una de las figuras más emblemáticas de la historia europea y destacó la relevancia de la investigación interdisciplinaria para autenticar obras de arte.
El descubrimiento se produjo tras un análisis detallado de la colección de retratos realizados por Jean-Étienne Liotard en 1762, conservados en el MAH. La profesora Seth, especialista en literatura francesa y miembro del All Souls College de Oxford, identificó inconsistencias en los detalles de los retratos de María Antonieta y sus diez hermanos.
El retrato tradicionalmente ligado a la futura reina de Francia muestra a una niña de siete años con una lanzadera de telar y una mirada firme, imagen que durante mucho tiempo se consideró presagio de su destino histórico.
No obstante, la investigadora comprobó que la medalla que luce la niña fue concedida a María Antonieta casi cuatro años después de la fecha de la pintura, mientras que María Carolina la recibió en 1762, coincidiendo con la estancia de Liotard en Viena.
Este detalle resultó decisivo para corregir la atribución. Además, la profesora Seth localizó otro retrato en la misma serie: una niña más joven, con una rosa y una expresión tímida, rasgos acordes con la iconografía posterior de María Antonieta.
“Siempre me fascinó la imagen que se atribuía a María Antonieta en su infancia, incluso la utilicé en la portada de un libro hace veinte años. Pero al investigar mi último libro, enfocado en sus retratos, algo no cuadraba, así que regresé al MAH en Ginebra para analizar de cerca toda la colección de Liotard”, explicó la profesora. El examen de accesorios como pendientes y flores, elementos presentes en retratos de la reina, reforzó la nueva identificación.
La confusión sobre la identidad de las hermanas se originó en 1947, cuando los dibujos ingresaron al MAH por donación de la Société auxiliaire du Musée y la Gottfried Keller Stiftung. Marie-Eve Celio, conservadora principal y responsable de artes gráficas del museo, señaló que la procedencia y los materiales de la serie ya despertaban dudas sobre la correcta identificación de las figuras.
“El descubrimiento de la profesora Seth me entusiasmó mucho. En el MAH dedicamos tiempo a investigar la procedencia y la materialidad de esta prestigiosa serie. Confirmamos que la confusión entre las hermanas ya existía cuando los dibujos entraron al museo en 1947”, afirmó Celio.
La investigación trascendió el análisis visual. La colaboración entre la Universidad de Oxford y el MAH dio lugar al proyecto INTERART, que combinó inteligencia artificial y análisis de archivos para perfeccionar la autenticación de retratos históricos.
En el proyecto también participaron el Idiap Research Institute y la Escuela de Justicia Criminal de la Universidad de Lausana. La doctora Celio resaltó los desafíos que planteó la autenticación de retratos antiguos, ya que el envejecimiento de los pigmentos podía alterar la percepción de los colores originales, lo que complicó la identificación de los sujetos.
La profesora Seth abordó el potencial de la inteligencia artificial: “La IA podría transformar el análisis de retratos y personas si se entrena para evaluar cómo evolucionan los rostros con la edad o cómo los distintos artistas representan a una misma persona. Por ejemplo, si alguien afirmó haber hallado un nuevo retrato de Shakespeare, la IA podría aprender de los retratos autenticados para proyectar cómo habría lucido su rostro en la época”.
La confusión histórica se remontó al ingreso de los retratos al MAH en 1947, cuando la documentación ya contenía errores sobre la identidad de las hermanas. La medalla de la orden, los accesorios y la cronología resultaron decisivos para desentrañar quién es quién en esta serie de obras.
El retrato de Liotard que durante siglos consolidó la imagen infantil de María Antonieta correspondía realmente a María Carolina, mientras que la futura reina aparece en otro retrato de la colección, con diferente expresión y atributos.
De cara al futuro, el proyecto INTERART continuará el desarrollo de herramientas para autenticar retratos históricos mediante IA y análisis interdisciplinario. El MAH prepara una nueva exposición sobre los retratos de Liotard, prevista para otoño de 2026, donde se presentarán estos hallazgos junto a una visión renovada de la infancia de las archiduquesas a través del arte y la ciencia.
La posibilidad de observar a María Antonieta con su verdadera identidad, en lugar de la de su hermana, supuso un avance para la historia del arte y la investigación interdisciplinaria. La Universidad de Oxford resaltó la importancia de descubrir nuevas dimensiones del trabajo de un gran artista y el valor de la colaboración internacional en la investigación sobre el patrimonio artístico europeo.