Hace 25 años marcaron un antes y un después en la historia del hockey y del deporte argentino. Un momento bisagra que lo cambió todo para siempre.
Y aunque el tiempo inevitablemente pasa, un cuarto de siglo después Las Leonas siguen existiendo. No solo en la alta competencia, donde siguen bien vigentes en la elite del hockey mundial (después de aquella primera plata en Syudney 2000 se colgaron otras cuatro medallas olímpicas en cinco Juegos), sino también en aquellas fundadoras de este nombre tan icónico.
Las Leonas vintage (como suelen identificarse) se reunieron este domingo en la casa de Gabriel Minadeo, ayudante técnico del entrenador Sergio Cachito Vigil para celebrar, emocionarse, reírse y vibrar como aquel entonces. Si bien el encuentro fue privado, varias de ellas compartieron imágenes y videos de esta reunión especial.
En una reciente entrevista con LA NACION, Karina Masotta, capitana de ese equipo, resumió: “Nosotras nos preparamos muy bien y sabíamos cuáles eran los objetivos que queríamos como equipo e individualmente también. Cuando nos enteramos de la mala interpretación y de tener cero puntos, Luis Barrionuevo (el preparador físico) nos cuenta un cuento para motivarnos (en realidad la continuación de una historia, que habla de ir en busca de los sueños) y después de eso pido la palabra. Les digo (a las demás jugadoras) que tenemos algo reservado (un juego especial de camisetas con la leona estampada) que nos puede ayudar muchísimo. No había tiempo de buscar excusas”.
«Se juntaron muchísimos locos con amor colectivo. Por un deporte y por un sueño para el deporte“, recordó a LA NACION Sergio Vigil, el director técnico entre 1997 y 2004, en una charla realizada en 2020.
Lejos de querer ocupar un rol protagónico, Inés Arrondo, autora del dibujo de la primera Leona, compartió con este diario: «Me tocó esa circunstancia porque siempre fui la dibujante del equipo. Se dio. Pero puse la mano por el equipo. Fue lindísimo, pero una decisión grupal. Un símbolo de lo colectivo».
Luego sí, detalló el proceso: “A la hora de pensar cuál podía ser el diseño surgieron esas imágenes de leonas persas, que estaban en unos libros de arquitectura de la Persia antigua que tenían mis papás arquitectos. Porque a diferencia de otras imágenes, en esos frisos persas hay leonas caminando. Que además son muy lindas porque son una talla en relieve, con rasgos mucho más sintetizados. Empecé a dibujar y ahí sale ese primer diseño de la leona que está como levantándose, lista para pegar el zarpazo. Porque eso era lo que sentíamos: que era el momento de dar el zarpazo y subirse al podio. Esa leona se está levantando con el ímpetu de subirse a ese podio olímpico».
El camino a la gloria eterna
El comienzo en el torneo olímpico de Sydney 2000 resultó muy auspicioso: victoria por 3-2 a Corea del Sur y triunfo por 1 a 0 al Reino Unido. La derrota por 3 a 1 ante Australia estaba en los planes y la caída 1 a 0 frente a España no ponía en riesgo la clasificación al hexagonal que definirá la medalla de oro.
El plantel argentino se veía con 6 puntos y con chances. Sin embargo, surgió un imponderable que complica los planes: un error de interpretación de las reglas posicionaba a la Argentina sexta entre seis equipos, con cero unidades. Las dos victorias de la etapa inicial habían sido ante equipos que quedaron eliminados y solo “arrastraban” las derrotas ante las españolas y las australianas.
La decepción fue total. Pero el grupo era tan fuerte y estaba tan comprometido con la causa que convirtió la frustración en un desafío. La bronca en fortaleza. Lo que era una amenaza, pasó a convertirse en una oportunidad. Y entonces, la noche previa al partido contra Holanda, la capitana Karina Masotta dijo: “Es el momento. Queremos sacar la remera de las Leonas ahora”.
Ese domingo 24 de septiembre de 2000, las chicas salieron a jugar contra las subcampeonas mundiales con una energía y una fuerza interior diferentes. Y con una fina leona estampada del lado derecho del pecho, justo por encima de la marca. Una derrota sería el fin de la ilusión. Una victoria, en cambio, el primer peldaño rumbo a la ansiada final olímpica. El aliviador triunfo llegó. Claro 3 a 1 ante Holanda. Y se enhebró otro: 2-1 a China.
Frente a Nueva Zelanda era un partido clave. El que iba a asegurar la medalla plateada. “¡Se mueve para acá, se mueve para allá, esta es la banda más loca que hay!”, cantan las chicas rumbo al estadio. El entusiasmo y la confianza son gigantes. Y entonces, el equipo se floreó como nunca. Las chicas ofrecieron una verdadera exhibición de hockey. Un concierto inolvidable que termina en goleada. Y con Sergio Vigil como brillante director de orquesta, asistido por Gabriel Minadeo y con la preparación física de Luis Bruno Barrionuevo.
Faltaban cinco minutos y Argentina les ganaba 7 a 1 a las oceánicas. Cachito gritaba: “¡Magui! ¡Magui!”. Aicega se acercó al banco sin entender qué indicación quiere darle su entrenador. El coach, llorando, le dijo: «Magui, ¡Somos finalistas! ¡Gracias, Magui!“. La número 3 sonrió de oreja a oreja.
Derrotadas y ovacionadas
El partido decisivo fue contra Australia, máxima potencia mundial de entonces y, para colmo, con el apoyo de toda su gente. El partido fue duro desde el comienzo, y si bien las dirigidas por Vigil jamás se dieron por vencidas, la superioridad de las locales quedó en evidencia tanto en el desarrollo como en el resultado: un 3 a 1 inapelable.
Pese a la derrota, las chicas recibieron una ovación desde las tribunas y, tras la entrega de medallas, se dio un hecho tan curioso como espontáneo: la selección argentina le armó el clásico puente o callejón a las flamantes campeonas olímpicas, quienes no solo agradecieron el gesto y atraviesan alegres ese espacio, sino que les retribuyen la gentileza, reconociéndoles el esfuerzo y la garra ofrecidos durante el juego. Todo concluyó en una fiesta, con el verdadero espíritu olímpico.
Las chicas se abrazaorn. Se miraron entre sí y no lo podían creer. Era viernes 29 de septiembre de 2000 y estaban en el medio del estadio olímpico de Sydney. Acababan de subirse por primera vez a un podio para colgarse una histórica medalla plateada olímpica con la que venían soñando desde hace años. Estaban felices. Ya eran Las Leonas.
El camino a la primera medalla en Sydney 2000
1° etapa- Grupo B
- Argentina 3-2 Corea del Sur
- Argentina 1-0 Gran Bretaña
- Argentina 1-3 Australia
- Argentina 0-1 España
2° etapa
- Argentina 3-1 Holanda
- Argentina 2-1 China
- Argentina 7-1 Nueva Zelanda
Final
- Argentina 1-3 Australia
El plantel completo: Magdalena Aicega, Mariela Antoniska, Inés Arrondo, Luciana Aymar, María Paz Ferrari, Anabel Gambero, Soledad García, María de la Paz Hernández, Laura Maiztegui, Mercedes Margalot, Karina Masotta, Vanina Oneto, Jorgelina Rimoldi, Cecilia Rognoni, Ayelén Stepnik, Paola Vukojicic. Entrenador: Sergio Vigil; Asistente: Gabriel Minadeo; PF: Luis Barrionuevo; Jefa de equipo: Claudia Medici.