Logroño, 30 may (EFE).- El fiscal ha dicho este viernes que el autor del atropello múltiple en la ciudad riojana de Haro en 2023, donde murió un técnico sanitario y cinco personas sufrieron heridas, sufría un brote de esquizofrenia paranoide que «alteró su conciencia de la realidad» al creer que existía una conspiración del gobierno para acabar con su vida.
Así lo ha dicho al presentar, al igual que el resto de las partes, sus conclusiones en la quinta y última sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de La Rioja, al que no ha asistido el procesado a ninguna de las jornadas, tan solo para comunicar que renunciaba a su derecho de estar presente en la sala, a declarar y a ejercer la última palabra.
Los hechos -por los que las acusaciones particulares piden penas de entre 12 y 74 años de cárcel- se remontan al 4 de septiembre de 2023, cuando el procesado, vecino de Basauri (Vizcaya), irrumpió con su coche en el aparcamiento del centro de salud de Haro, donde había un grupo de sanitarios y dos ciudadanos, y los arrolló al creer, «en su delirio», que eran policías que querían matarle, ha detallado el fiscal.
El fiscal ha entendido que el atropello múltiple debe considerarse como asesinato porque «no hay huellas de frenada ni maniobras para evitar el atropello»; además, quería dar la vuelta para arremeter otra vez; pero ha descartado «maldad», ya que no actuó por un motivo racional, sino debido a su enfermedad mental.
Por ello, solicita para el acusado una sentencia absolutoria con medida de internamiento para tratamiento médico en un establecimiento adecuado con un plazo máximo de 25 años.
La letrada que representa a la madre y dos hermanos del fallecido ha rechazado que el acusado «vuelva a su vida y nada más, como pretende la defensa»; y el de la novia de la víctima mortal ha dicho que el procesado «era conocedor de lo que hacía, es responsable de sus actos y debe ser condenado por ello».
Además, la abogada del médico herido ha dicho que no puede considerarse «inimputable» al encausado porque «entendía que embestir a personas con un coche tiene consecuencias graves»; y su homólogo de la enfermera lesionada ha reconocido que el acusado sufría un brote, «pero no afectó de tal manera sus facultades como para anularlas».
La acusación particular ejercida por el técnico de emergencias lesionado ha subrayado que el procesado «hacía vida normal, trabajaba, conducía y alternaba con amigos», pero el día del atropello usó el coche «como un arma letal».
A ello, la letrada que representa a la pareja de ciudadanos heridos ha considerado que «el procesado tenía alteradas parcialmente sus capacidades volitiva y cognitiva, pero no plenamente anuladas»; y cree que es «una bomba de relojería, por lo que no puede salir a la calle».
La defensa ha pedido la absolución e inimputabilidad del acusado por padecer una enfermedad mental y ha solicitado que se considere la eximente completa de anomalía o alteración psíquica.
«La justicia no puede castigar a quien no tenía la capacidad de comprender sus actos», ha recalcado este abogado, ya que ha quedado constatado que su defendido sufría un brote psicótico en el momento del atropello y creía que la policía le iba a atacar.
El juicio continuará el próximo lunes, 2 de junio, con la entrega del objeto de veredicto a los miembros del tribunal popular. EFE