El fuego que arrasa desde el martes el macizo de Corbières, en el sur de Francia, «ya no avanza», aunque las autoridades no lo dan aún por controlado tras convertirse en el incendio más voraz registrado en el país europeo desde el año 1949, al quemar más de 16.000 hectáreas.
Así lo ha asegurado en declaraciones a los medios el prefecto en el departamento de Aude, Christian Pouget, quien ha advertido de que aún está por ver cuántas de las hectáreas corresponden a zonas agrícolas o viñedos. «Creemos que son unas 900», ha dicho en una primera estimación.
Las autoridades calculan también que más de 30 viviendas han sufrido daños y unos 40 vehículos han quedado destruidos por un incendio que este jueves seguían combatiendo más de 2.000 bomberos, apoyados por medio millar de vehículos y numerosos medios aéreos, informa Franceinfo.
El balance de víctimas, por su parte, se mantiene en un fallecido y 13 heridos, tres de ellos en estado crítico –dos civiles y un bombero–. Las autoridades habían advertido el miércoles de que tres personas estaban en paradero desconocido, pero este viernes han confirmado la localización de todas ellas en buen estado.
El primer ministro, François Bayrou, sigue supervisando en la zona la evolución de los trabajos de extinción y los estragos causados por el incendio, del que ha responsabilizado en gran medida al cambio climático.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, también ha aludido a la «crisis climática» en un mensaje de apoyo a Francia. «Si no adoptamos medidas rápido y de manera colectiva, no es cuestión de si hay nuevas catástrofes sino de cuándo ocurrirán», ha alertado en redes sociales.