El veloz circuito urbano de Yedá es el escenario del quinto episodio del calendario de la Fórmula 1. Un trazado amigable para Red Bull Racing (RBR), la escudería que ganó y consiguió la pole position en las tres últimas visitas del Gran Circo a Arabia Saudita. Con el cetro de tetracampeón del mundo, Max Verstappen arribará al gran premio envuelto en un agitado clima que rodea al equipo basado en Milton Keynes.
Tercero en el campeonato, por detrás de Lando Norris y Oscar Piastri, las espadas de McLaren, el neerlandés padece el irregular rendimiento del modelo RB21, y un diagnóstico poco favorable sobre la posibilidad de recuperación del auto alientan rumores de una salida anticipada de la estructura que lidera Christian Horner. El contrato de Verstappen se extiende hasta 2028, pero desde hace meses el nombre de MadMax retumba en Aston Martin.
Los ocho puntos que distancian a Norris de Verstappen no reflejan la abrumadora superioridad de McLaren sobre RBR, que en la dominante figura de su piloto estelar minimiza la caída de competitividad del auto, que empezó el año pasado y se profundizó en el actual. La visita a Japón resultó el único espacio en el que MadMax tuvo a raya a los rivales naranjas: firmó una vuelta imperial en la prueba de clasificación y luego controló la escena. Pero una semana más tarde, en el GP de Bahréin, los múltiples enredos del equipo convirtieron a la carrera en un calvario: el 7º registro en la qualy, contratiempos en las detenciones en boxes con un neumático y con el semáforo que ordena el retorno a la pista y la escasez de velocidad se combinaron y el campeón debió contentarse con el asalto en la última vuelta a Pierre Gasly (Alpine) para cruzar la meta en el sexto puesto.
La crítica de Verstappen al auto no es nueva. Se instaló en 2024, durante la serie de diez grandes premios sin victorias, pero este inicio deficiente redobló la gravedad. Una nueva ronda de versiones sobre no cumplir el contrato sobrevuela el paddock, aunque el neerlandés quita el foco al rumor: “Mucha gente está hablando de eso, excepto yo. Quiero centrarme en el auto, en trabajar con mi equipo… Es lo único en lo que quiero centrarme. Estoy muy relajado”, apuntó en la rueda de prensa en Yedá.
Un auto que deja de ser competitivo, la partida de ingenieros de primera línea a otras escuadras y la incógnita de lo que puede resultar en el futuro de la asociación con Ford para la motorización invitan a analizar posibles movimientos para un piloto que se acostumbró a pulsear por el triunfo. En la charla con los periodistas quitó trascendencia al encuentro que tuvieron su representante, Raymond Vermeulen, y el asesor de Red Bull Helmut Marko en Sakhir. “Hasta lo que yo sé, hablaron y creo que eso está permitido. Todos estuvimos frustrados por el resultado y por lo que no salió en la carrera. También Christian [Horner] se unió a esa conversación… A todos nos importa el equipo”, resaltó Verstappen, que espera el nacimiento de su primer hijo, junto a Kelly Piquet.
IT’S MAX VERSTAPPEN IN JAPAN
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— Formula 1 (@F1) April 6, 2025
Una supuesta cláusula de rescisión del vínculo, atada a la posición en el campeonato por la performance del auto, abriría la puerta de salida de Verstappen de RBR. El tiempo que queda hasta el receso de media temporada sería el plazo para que el tetracampeón no siguiera cayendo en el certamen y para que la escudería descubriera la solución para el RB21.
“Creo que entendemos dónde están los problemas. Es la introducción de las soluciones lo que lleva un poco más de tiempo. Se puede enmascarar un poco con la puesta a punto, como en Suzuka, pero Bahréin puso de manifiesto de nuevo el escollo. El túnel de viento nos llevó en una dirección que no está replicándose en la pista y que termina mezclándose entre lo que nos señala la herramienta y los datos. Ahora estamos acumulando datos de la pista, que son los que están impulsando las soluciones. Tenemos un gran equipo técnico que fabricó autos increíbles en los últimos años y estoy seguro de que llegará al fondo del problema”, puntualizó Horner sobre la corrección aerodinámica que necesita Verstappen para ser competitivo. Un túnel de viento obsoleto, el de Milton Keynes, es apuntado por los ingenieros como la génesis de la crisis. La escudería ya puso en marcha la construcción de otro, pero el nuevo no estará listo hasta 2027.
Sin un alineamiento entre lo que ofrecen las simulaciones y la pista, sin el ojo clínico ni el lápiz afinado de Adrian Newey –uno de los ingenieros aerodinámicos más sobresalientes de la historia de la F. 1– y sin Jonathan Wheatley como director deportivo –se marchó a Sauber para tomar el liderazgo en 2026, con el desembarco de Audi–, la suma de obstáculos puede desencadenar en el hartazgo de Verstappen. Y entonces se asoma Aston Martin en el horizonte.
El equipo de Silverstone, conducido por el magnate Lawrence Stroll, extendió un millonario contrato a Newey, que trabaja exclusivamente en el diseño del auto del próximo año. Ese modelo será impulsado por motores Honda, ahora proveedor de Red Bull. El entusiasmo se agiganta con la idea de reunir en el mismo garaje a Verstappen con Fernando Alonso. “Creo que esos rumores son muy buenos para el equipo. Muestran la magnitud del proyecto en el que estamos y qué futuro se nos depara”, señaló el asturiano, bicampeón del mundo.
Diez grandes premios tienen por delante los ingenieros de RBR para revertir la tendencia negativa que envuelve al auto. Será una carrera contrarreloj en la pista y fuera de ella, con el objetivo de recuperar el brillo para que reluzca la estrella de Verstappen.