Scott Bessent tiene buenas credenciales para haber sido elegido por Donald Trump secretario del Tesoro. Fue socio del financista George Soros y luego creó su propio fondo de inversión, en el que el multimillonario depositó un par de miles de millones. En los 80, Bessent no pudo cursar en la Academia Naval de Estados Unidos ni ingresar al Departamento de Estado por su condición de gay: está formalmente casado con el exfiscal John Freeman, con quien tienen dos hijos. A Trump no parece haberle importado.
Tal vez para congraciarse con la ola de extrema derecha, Javier Milei suele decir cosas como esta: “En sus versiones más extremas, la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto quiero saber quién avala esos comportamientos”, dijo en el Foro de Davos, en referencia a un caso policial en Estados Unidos sobre un matrimonio homosexual que abusaba de sus hijos.
Bessent llega el lunes a Buenos Aires para reunirse con Milei y con Luis Caputo, en un gesto de evidente apoyo al Gobierno. Más allá de que haya anuncios concretos, la influencia del hombre del Tesoro en la política de Trump es decisiva para soltar la billetera. Seguramente la temática gay no será parte de la agenda.
