Si bien no se llama “revolución de los aviones” como alguna vez el gobierno de Mauricio Macri y su ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, bautizaron los cambios en el sector aeronáutico, la desregulación de la administración de Javier Milei en el ámbito aerocomercial no frena.
Esta vez se trató de una reglamentación de ciertos artículos del Código Aeronáutico mediante las que fijó un piso mínimo de horas de trabajo para gremios como pilotos y aeronavegantes, condiciones que con el tiempo podrían modificar gran parte del esquema actual.
La norma, en resumen, cambia directamente las condiciones laborales de los tripulantes de vuelo. Entre los principales cambios se destacan la reducción de los días de vacaciones anuales y una nueva regulación sobre los períodos mínimos de descanso entre jornadas.
También se introdujeron cambios para los tripulantes de cabina. El tiempo máximo de servicio no podrá superar las 14 horas, aunque se podrá extender a 16 con un tripulante adicional, y hasta 18 horas con dos tripulantes adicionales, respecto de la dotación mínima exigida. En cuanto al descanso, se mantiene el mínimo de 10 horas consecutivas, y si se excediera el tiempo de servicio, se deberá otorgar un descanso compensatorio equivalente o mayor a ese exceso.
Para ilustrar el asunto, según confiaron fuentes del Gobierno que participaron de la redacción del decreto, las nuevas condiciones de vuelo son entre un 10 y 12% más exigentes que las actuales, sobre todo, de las que rigen en Aerolíneas Argentinas, líder en el mercado y rector del régimen laboral que impera.
Más allá del tecnicismo, el lector se preguntará si esta batería de normas generará algún cambio concreto en la línea aérea de bandera, así como también en las que ya operan en el país. Y la respuesta es que no inmediatamente. La razón es simple: este esquema genera un mínimo, pero nada impide que las empresas acuerden condiciones más favorables para sus trabajadoras. Eso, justamente, es lo que sucede en Aerolíneas.
“Cuando el convenio colectivo tiene mejores beneficios se aplica este, es un principio del derecho laboral. Claro que para las nuevas, para las que vengan, entra un nuevo marco. Pero para las existentes no se modifica nada”, dijo una fuente que participó en la redacción del proyecto.
Según se estableció, los tripulantes de vuelo pasarán a tener un mínimo de 15 días consecutivos de vacaciones por año calendario, en lugar de los 40 que regían hasta el momento.
Asimismo, se modificaron los períodos obligatorios de descanso: cada piloto deberá contar con al menos 30 horas de descanso por cada 168 horas consecutivas (una semana), tanto en base como fuera de ella, mientras que el descanso mínimo entre jornadas no podrá ser inferior a 10 horas consecutivas.
Como se dijo, estas normas, que se adaptan a las exigencias de los sistemas internacionales, serán de aplicación para las que lleguen, pero no implica cambios inmediatos para la que ya operan en el país.
Sin embargo, otras dos fuentes comentaron que la existencia de estos requisitos de mínima podrían generar una movida de ajedrez de alguna empresa, puntualmente, de Aerolíneas Argentinas ¿Qué debería pasar? Pues podría suceder que la empresa “denuncie el convenio” y fuerce una negociación nueva donde se discuta todo el marco laboral.
Formalmente, se denomina “denunciar el contrato colectivo” cuando una de las partes comunica formalmente, que no se desea que el convenio mantenga la prórroga automática al finalizar su vigencia. Ante esta situación, se deberá abrir un proceso negociador para un nuevo acuerdo. Es decir, se pone fin a la vigencia del convenio actual y se inicia el proceso para acordar uno nuevo.
En ese caso, las normas establecidas en el decreto que reglamentó el código aeronáutico se convierten en el piso de negociación de las nuevas condiciones ¿Alguien se atreverá? “Para el caso de Aerolíneas, no es fácil. Pero puede ser un arma más para negociar”, dijo una fuente que trabaja en relación con los gremios y el Gobierno en materia aerocomercial.
La sola posibilidad de que cambien las relaciones laborales que establecieron los pilotos desde hace tiempo puso en alerta a los líderes del gremio (APLA), un sindicato que maneja Pablo Biró. Sucede que ganar terreno en esta materia es uno de los principales logros del gremialista y una de las bases de su ascendencia con sus afiliados.
En principio, y antes de que se publique la norma, los pilotos ya habían convocado a un paro de actividades desde las 18 horas del martes 10 de junio hasta las 2 del día siguiente. A través de un comunicado difundido en redes sociales, el gremio que lidera Biró (APLA) dijo que el motivo de la medida de fuerza son los “incumplimientos convencionales perpetrados” por Aerolíneas Argentinas, “el prolongado retraso en la pauta salarial” y ”la ausencia de una estrategia clara y sostenible para el futuro de la compañía”.
En esa publicación, el sindicato dice que existe una continua modificación unilateral de procesos y programaciones, y avanza sobre un tema de cuidado: “Las recurrentes fallas técnicas en los aviones que se sostienen en el tiempo, producto de la falta de inversión, que impactan negativamente en las condiciones operativas y laborales de las y los pilotos y en el servicio diario a los pasajeros”.
En la empresa siempre se negoció con la billetera del Estado. Esa dinámica, justamente, es la que estableció condiciones laborales por encima de la media internacional ¿Se atreverá la actual gestión a denunciar el convenio? Nadie lo hizo jamás. Ahora hay una norma nueva que cambia las condiciones actuales y que están en el nuevo Código Aeronáutico. Pero eso solo no alcanza. Para hacerlo, hay que tener claro que, posiblemente, la negociación se dé en una mesa ríspida y con la mayoría de los aviones en tierra.