El Gobierno pasó de las desmentidas al silencio. Desde la gestión de Javier Milei evitaron hoy pronunciarse públicamente sobre las nuevas revelaciones en relación al avión privado de un empresario cercano que llegó a Aeroparque el 26 de febrero pasado, con una sola pasajera [Laura Belén Arrieta] y cuyo equipaje no habría sido controlado por la Aduana.
Los fiscales que investigan el ingreso al país de valijas que no habrían sido controladas presentaron un dictamen en el que muestran imágenes sobre cómo el equipaje eludió las revisaciones. Se trata del avión privado Bombardier Global 5000, con matrícula de los Estados Unidos N18RU y que venía desde Miami. Es propiedad de Leandro Scatturice, el el comprador de Flybondi y uno de los nexos entre el gobierno argentino y el círculo cercano al presidente estadounidense,Donald Trump. Arrieta es una joven argentina de 32 años que integró el comité organizador de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y que trabaja para Scatturice.
“Hay una causa judicial en curso, no la queremos entorpecer. Dejaremos que se expida la Justicia”, señalaron a LA NACION fuentes oficiales con conocimiento del expediente, radicado en el Juzgado Penal Económico Número 2, a cargo de Pablo Yadarola. También la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA), fiscalía especializada en corrupción, abrió un expediente para investigar el ingreso al país de la joven Arrieta y de su equipaje.
Otras fuentes oficiales buscaron sembrar dudas sobre el informe revelado anoche por TN, que fue en base a un informe del Ministerio Público Fiscal al que también accedió LA NACION. “No queda claro si fueron revisadas o no, sólo hay fotos de momentos de su traslado”, dijeron en el Gobierno.
Desde que se reveló el escándalo, en una editorial de Carlos Pagni, en LN+, la Casa Rosada y la Aduana buscaron desmentir el caso.
El vocero presidencial Manuel Adorni desmintió irregularidades en la llegada y estadía del avión, que el 5 de marzo siguió su camino hacia Francia. “Recibió todos los controles de rutina”, dijo el portavoz en una de sus conferencias de prensa. Pero los fiscales aportaron pruebas que demostrarían lo contrario. Hoy, Adorni evitó responder las consultas de LA NACION.
El vocero calificó de “fácticamente imposible” que Arrieta hubiese traspasado sin controles el equipaje, y afirmó que con Arrieta-que participó de la organización de la cumbre de la CPAC en Buenos Aires-“no tenemos relación, más allá de episodios fortuitos”, como un encuentro en esa cumbre, de la que participó el presidente Javier Milei. Consultada por LA NACION, la directora de la CPAC, Mercedes Schlapp, elogió la tarea de Arrieta en la organización de esa cumbre, pero se desligó del escándalo del avión y dijo no tener “detalles” de su periplo.
La Aduana también desmintió que hubiera habido alguna falla en los controles. “En relación con la polémica generada por la difusión periodística de un rumor que tiene como finalidad involucrar a la Aduana con una supuesta irregularidad ocurrida en el marco de un vuelo proveniente de los Estados Unidos el pasado 25 de febrero, la Autoridad Aduanera informa que tanto a la aeronave como a la tripulación y a la pasajera en cuestión se les realizaron los controles de rutina, conforme a la normativa aeronáutica vigente, sin detectarse ninguna irregularidad o novedad en el proceso”, expresó la Aduana en un comunicado tras revelarse el caso.
“Cabe destacar que el mismo avión quedó en situación de tránsito en un hangar del aeropuerto hasta el día 05 de marzo cuando partió con destino final a Paris, donde también se efectuaron los trámites de rutina sin que se registraran novedades”, continuó el comunicado del organismo.
“No obstante, ante las versiones periodísticas que sugieren la posibilidad de fallas en el control aduanero, las autoridades competentes han iniciado un sumario interno con el objetivo de investigar los hechos. Si el resultado de la investigación confirmase cualquier irregularidad, el personal responsable será desafectado”, advertía el comunicado, que finalizaba con el “compromiso” de las autoridades aduaneras “con el cumplimiento de la normativa vigente y la seguridad en los procedimientos de control, tanto de ingreso como egreso del país”.
En la Casa Rosada reconocieron en su momento que tuvieron un trato asiduo con Arrieta para la organización de la CPAC en Buenos Aires. Durante el evento, ella se tomó fotos con Milei y con el resto de los organizadores de la cumbre.
Pero el enlace más importante de los libertarios con la CPAC es con el jefe de Arrieta, Scatturice. Gracias a sus buenos lazos con el trumpismo, ese empresario les abrió puertas a los libertarios en Washington. De hecho, tal como contó LA NACION, en enero, el asesor presidencial Santiago Caputo viajó con su hermano, Francisco, y con un colaborador de su confianza, Manuel Vidal a la capital norteamericana para participar de eventos políticos conexos al regreso de Trump al Salón Oval.