El viaje del explorador a la Antártida probablemente estaba condenado al fracaso antes de comenzar.
El 27 de octubre de 1915, después de quedar atrapados y aplastados por hielo compacto durante nueve meses en el mar de Weddell, frente a la Antártida, Ernest Shackleton y su tripulación abandonaron el Endurance y su intento de atravesar el continente helado por tierra. El barco, condenado a naufragio, quedó a la deriva sobre el hielo durante tres semanas más antes de hundirse definitivamente.
Durante más de un siglo, los expertos han culpado del desenlace del barco a un témpano de hielo que sobrepasó el timón y creó un gran tajo en el navío. Pero un estudio publicado el lunes en la revista Polar Record sostiene que la culpa fue del barco y no del hielo. El Endurance estaba mal equipado para su misión, un defecto del que Shackleton era consciente mucho antes de lanzarse a la Antártida.
Jukka Tuhkuri, investigador del hielo y arquitecto naval en la Universidad Aalto de Finlandia y autor del nuevo estudio, estuvo a bordo del Endurance22 con el equipo que descubrió los restos del naufragio en 2022. Como proyecto paralelo, empezó a analizar diarios, correspondencia personal y los restos del barco para averiguar por qué se hundió el Endurance.
Un año y medio más tarde, contemplaba imágenes de lo que se había descrito como el barco de madera más resistente jamás construido en los archivos de la Real Sociedad Geológica de Londres. Se le ocurrió una hipótesis.
«No es el hielo, es el barco», dijo Tuhkuri.
Observó que el casco del Endurance carecía de las vigas necesarias para soportar una embestida de hielo aplastante. Como resultado, el timón, el poste de popa y parte de la quilla se desgarraron, lo que provocó que el barco se llenara rápidamente de agua.
Aunque Shackleton escribió en su libro Sur. Relato de la expedición del Endurance 1914 a 1917 que fueron los insuperables témpanos de hielo los que condenaron su barco, el estudio sugiere que él sabía que no era el caso. Escribió a su esposa, Emily Shackleton, que «este barco no es tan fuerte como el Nimrod desde el punto de vista de la construcción», en referencia al buque de madera que Shackleton llevó en su expedición a la Antártida en 1908.
El Endurance, un barco de cruceros construido para cazar osos polares y morsas en el Ártico, fue «diseñado para trabajar al borde de la banquisa, pero no para ser congelado», dijo Walter Ansel, carpintero de ribera sénior del Museo Mystic Seaport, en Mystic, Connecticut, quien no participó en el estudio.
Shackleton no solo era consciente de las deficiencias del Endurance, sino que también tenía los conocimientos necesarios para solucionarlas. Había ayudado al explorador polar alemán Wilhelm Filchner a equipar su barco Deutschland con las mismas vigas estructurales de las que carecía el Endurance. Más tarde, en 1912, el Deutschland quedó a la deriva en las aguas antárticas repletas de hielo durante ocho meses, pero sobrevivió.
El artículo señala cinco sucesos de compresión por hielo extraídos de los diarios de los miembros de la tripulación, que culminaron el 17 de octubre. Un tripulante, Reginald James, escribió que «la presión se concentraba principalmente en la zona de la sala de máquinas, donde no hay vigas de ninguna resistencia». El capitán Frank Worsley describió la sala de máquinas como «la parte más débil del barco». Ambas anotaciones, fechadas el 17 de octubre, describen un barco aplastado por el hielo debido a sus insuficiencias estructurales.
La flota ballenera estadounidense había sufrido catástrofes similares en repetidas ocasiones. En 1876, 12 barcos reforzados inadecuadamente se perdieron como consecuencia de la compresión por el hielo cerca de Alaska, dijo Ansel.
Michael Bravo, profesor del Instituto Scott de Investigación Polar de la Universidad de Cambridge, quien no participó en el estudio, dijo que muchos barcos de exploración polar no eran adecuados para sus travesías. Rara vez se disponía con facilidad de este tipo de embarcaciones. «La mayoría se compraban de segunda mano y se adaptaban como lo permitieran el tiempo y el dinero», dijo Bravo.
De hecho, este podría haber sido el caso del Endurance, sugiere Michael Smith, autor del libro Shackleton: By Endurance We Conquer, quien no participó en el nuevo estudio. Puede que Shackleton supiera que el barco no era el ideal para el viaje. Pero estaba inquieto en casa, y luchaba con deudas financieras y un matrimonio en crisis.
«La magnitud de esta expedición es realmente abrumadora, pero necesitaba meterse de lleno en algo y quería escapar», dijo Smith. Añadió que Shackleton competía con otros exploradores por conquistar la Antártida.
Aun así, Smith duda que esto cambie nuestra visión de Shackleton. Los historiadores ya sabían que era un hombre que se arriesgaba y tomaba grandes decisiones bajo presión. Los graves riesgos de estas misiones eran conocidos por los exploradores.
«Ser explorador polar hace un siglo era un acto de fe en sí mismo», dijo Smith.