La intensificación de las políticas migratorias en Estados Unidos alcanza no solo a las ciudades y zonas fronterizas terrestres, sino también a las aguas del país norteamericano. En un operativo reciente, agentes de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) informaron sobre la detención de 13 inmigrantes sin documentación legal que pescaban frente a la costa de South Padre Island, en Texas.
Arrestos en el mar: migración y vigilancia costera del ICE
De acuerdo con el comunicado oficial, la Guardia Costera, en colaboración con otras agencias federales, localizó e interceptó tres lanchas pesqueras al norte de la Línea Fronteriza Marítima, en el Golfo de México, también llamado por la nueva administración como el Golfo de América.
En estas embarcaciones viajaban 13 personas, de origen mexicano y sin documentos migratorios válidos. Los tripulantes fueron detenidos y posteriormente transferidos a la custodia del ICE para su procesamiento.
Además de los arrestos, las autoridades confiscaron aproximadamente 680 kilogramos de pargo rojo, así como aparejos, redes y equipos de pesca que se encontraban a bordo.
“Continuaremos con las defensas de nuestras fronteras marítimas, defendiendo la soberanía de nuestra nación y garantizando que quienes amenacen la sostenibilidad de nuestros recursos rindan cuentas”, declaró la Guardia Costera en el comunicado.
“La pesca y el comercio ilegal de pargo rojo y otras especies de peces suelen ser una fuente de ingresos para las organizaciones criminales”, aseguraron.
Lanchas rápidas y pesca ilegal en el Golfo de México
Las lanchas utilizadas, identificadas por la agencia como “lanchas mexicanas”, tienen entre 6 y 9 metros de largo y cuentan con motores fuera de borda capaces de alcanzar velocidades cercanas a las 31 millas por hora (50 kilómetros por hora). Este tipo de embarcaciones es empleada con frecuencia no solo para pescar ilegalmente, sino también para actividades ilícitas como el tráfico de personas y de estupefacientes, según la agencia.
De acuerdo con reportes de la Guardia Costera, la pesca no autorizada en la Zona Económica Exclusiva de EE.UU. es una práctica persistente que afecta principalmente las aguas frente a la costa sur de Texas. Las especies más codiciadas son el pargo rojo y otros peces de alto valor comercial.
Estos recursos pesqueros, según las autoridades, suelen terminar en mercados ilegales, y las ganancias pueden ser utilizadas para financiar actividades criminales transfronterizas. La pesca sin permisos no solo pone en riesgo los ecosistemas marinos, sino que también representa un canal de ingreso para redes de contrabando.
El ICE publicó un mensaje en sus redes sociales para informar sobre las acciones realizadas. “También estamos en el agua”, publicaron en X. La frase busca dejar claro que las medidas migratorias actuales incluyen operativos marítimos como parte de la estrategia nacional de deportaciones.
Esta postura se alinea con el plan migratorio de la administración Trump, que promueve el fortalecimiento de la vigilancia costera, además del incremento de redadas en lugares de trabajo, inspecciones en tribunales y acciones en centros urbanos. El objetivo declarado es llevar a cabo la mayor deportación en la historia del país norteamericano.
Otra embarcación interceptada cerca de La Jolla
Este no fue el único caso reciente en el que las autoridades migratorias actuaron en alta mar. El pasado 15 de junio, una patrulla del Cutter Active (WMEC-618), perteneciente a la Guardia Costera, detectó una embarcación que navegaba sin luces a unas 22 millas (35 kilómetros) de la costa de La Jolla, en California.
Al abordar el bote, encontraron a 11 personas, quienes aseguraron ser de nacionalidad mexicana. Todos fueron trasladados a tierra y entregados a agentes de la Patrulla Fronteriza en Ballast Point para su procesamiento. En este caso, también se presume que se trataba de un intento de ingreso ilegal por vía marítima.
En medio de un ambiente político cargado, los esfuerzos por aumentar el control fronterizo y migratorio se incrementaron en distintos niveles. El uso de tecnologías de vigilancia, presencia militar en puntos clave y colaboraciones interinstitucionales buscan proyectar una política de cero tolerancia hacia el ingreso irregular.
El mar, en otros tiempos considerado una vía de escape o ingreso silencioso, ahora también está en el radar de las fuerzas federales. Con ello, el ICE amplía su campo de acción y refuerza su compromiso con el cumplimiento de las leyes migratorias en todos los frentes.