La vivienda se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza para la población en España, especialmente entre los jóvenes, que afrontan alquileres desorbitados y dificultades para acceder a la compra debido a la precariedad laboral y la falta de ahorro. Según revela la segunda edición del Barómetro de la Vivienda, un estudio elaborado por GAD3 junto al Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) que ha sido presentado este jueves, el 20% de la población necesitó apoyo económico familiar para emanciparse, una cifra que sube al 36% entre los menores de 30 años, y solo uno de cada cuatro jóvenes por debajo de esa edad logró emanciparse con sus propios recursos.
El estudio, basado en 1.247 entrevistas, señala que el 14% de la población destina más del 50% de sus ingresos al pago de la vivienda, si bien entre los menores de 30 años ese el porcentaje es del 25% y entre inquilinos, del 28%. Además, la situación económica lleva al 40% de los jóvenes menores de 30 años a compartir piso y al 32% a regresar al domicilio familiar. Aunque más de la mitad valora positivamente la experiencia de compartir vivienda, cerca de un 20% señala que influyó de manera negativa.
Ubicación y falta de luz natural, los principales problemas
El informe también refleja cómo la vivienda influye de forma significativa en la salud mental y el bienestar emocional: siete de cada diez personas perciben que su hogar afecta de manera positiva su estado de ánimo, una valoración que alcanza al 78% de los propietarios, pero desciende al 49% entre los inquilinos. Asimismo, el 63% de los jóvenes afirma que las características de su vivienda aumentan su sensación de soledad, siendo la ubicación de la vivienda y la falta de luz natural y ventilación los factores que más influyen en esa percepción.
“La vivienda es un pilar para nuestra salud y bienestar emocional, un espacio donde poder habitar y convivir. Cuando una persona no puede emanciparse, vive en un piso en malas condiciones o paga un alquiler desproporcionado, su calidad de vida se resiente, y eso se traduce en más soledad no deseada, ansiedad y estrés”, ha señalado Alfredo Sanz, presidente del CGATE, durante la presentación del informe. Esto no es solo un problema económico, ha añadido, sino social, pues “afecta a cómo nos sentimos y a cómo nos relacionamos”.
Por otro lado, casi un 40% de la población ha experimentado aumentos en el precio del alquiler o la hipoteca, uno de cada cuatro ha sentido estrés o ansiedad al buscar vivienda y cerca del 20% ha tenido miedo a perder su vivienda o ha sufrido episodios de depresión. Además, cerca del 40% de la población expresa preocupación ante la posibilidad de sentirse sola en el futuro, una inquietud que es mayor entre las mujeres, los menores de 30 años y los mayores de 65 años.
El informe también destaca que el 60% de quienes buscan vivienda está dispuesto a cambiar de municipio, y uno de cada tres se plantea mudarse de comunidad autónoma; entre los menores de 30 años, estos porcentajes ascienden al 67% y al 50%, respectivamente.
Por todo ello, Narciso Michavila, presidente de GAD3, sostiene que el gran reto de las sociedades occidentales a día de hoy “se llama vivienda” y advierte de que “de poco sirve generar empleo o asegurar servicios públicos si los jóvenes no pueden independizarse y acceder a una vivienda”. “Sin vivienda no hay verdadero bienestar, ni empleo estable, ni salud que se sostenga. Por eso, la perspectiva de la vivienda debe impregnar y atravesar todas las decisiones públicas y empresariales», ha concluido.