Las expectativas no se replican en los circuitos y el manejo del piloto no se acomoda al modelo SF-25, mientras que su compañero Charles Leclerc toma ventaja en la pulseada interna. El monegasco, sin ser brillante, exprime la experiencia de siete años en Ferrari para liderar el garaje. La victoria de Lewis Hamilton en la Sprint Race, en Shanghái, asoma como un espejismo. Un éxito que no reveló sustento para lo que siguió: apenas cuatro veces doblegó a su compañero en la prueba de clasificación y solo en una oportunidad finalizó en una mejor posición en 13 grandes premios –los dos autos fueron desclasificados en el GP de China-; el británico se muestra desorientado. No busca excusas, pero tampoco encuentra respuestas y enfocarse en el nuevo reglamento técnico y de motores se ofrece como el objetivo para reconstruir el aura que lo acompañó en Mercedes, ahora en Ferrari.
El jefe del garaje, Frédéric Vasseur, es una de las piezas que convenció a Hamilton de ensayar el salto de Brackley a Maranello para 2025. El año en ASM, el equipo de Fórmula 3 en el que compitió el británico dos décadas atrás, y la temporada en la categoría GP2 –ahora Fórmula 2- en ART Grand Prix, forjaron la relación que se mantuvo, aunque los caminos del ingeniero y del piloto se separaron. Los enojos del séptuple campeón del mundo se hicieron recurrentes: las comunicaciones de radio con su ingeniero Riccardo Adami y la feroz autocrítica que expuso en el circuito de Hungaroring, antes de que el Gran Circo entrara en el receso de medio año, presentan a Hamilton en una versión desconocida.
“Normalmente son las circunstancias, y Lewis últimamente ha estado más muchas veces en el lado desafortunado. En Budapest estaba por delante de Charles [Leclerc] en la Q1 y solo fue una décima más lento en la Q2. Le faltaron 15 milésimas para pasar. Al final, uno es primero y el otro duodécimo. Por supuesto, eso parece una tontería. Pero no faltó mucho para que nuestros dos pilotos acabaran en undécima y duodécima posición. Mirando atrás, tengo que admitir que nosotros, y me refiero a Lewis y a mí, subestimamos el cambio a un entorno diferente. Llevaba 18 años en el mismo equipo, si se me permite referirme a McLaren y Mercedes como un hogar. Era un equipo inglés y el entorno del motor siempre fue el mismo. Hay una mayor diferencia entre Ferrari y Mercedes que entre Mercedes y McLaren. Cuando Lewis llegó a Ferrari pensamos ingenuamente que lo tendría todo bajo control. No es como Carlos Sainz, que cambia de equipo cada pocos años y está familiarizado con este proceso. Lewis ha necesitado cuatro o cinco carreras para controlar la situación. Desde el GP de Canadá está realmente en el buen camino”, analizó Vasseur, en una entrevista con el medio alemán Auto Motor und Sport.
El francés sabe cómo lidiar con Hamilton y, además, fue quien le tendió la mano cuando la F.3 era casi una causa perdida para el británico. ASM fue el primer eslabón del imperio que montó Vasseur en el deporte motor y el garaje en donde el piloto logró la consistencia necesaria para escalar hasta la Fórmula 1. En ese año, Hamilton ganó el título a falta de cuatro carreras, logrando 15 triunfos de 20, que pudieron ser 16 si no fuera por la exclusión en Spa-Francorchamps. “Estaba centrado en ganar. Incluso después de asegurarse el título seguía empujando por nuevas victorias, y cuando no ganaba o marcaba la pole no estaba contento”, lo recordó Guillaume Capietto, uno de los ingenieros más destacados de las categorías teloneras del Gran Circo.
“Mantener la calma. Aprovechar que ya ha dado el primer paso. No dejarse desanimar por cosas como las que pasaron en Budapest. Lewis es muy autocrítico. Siempre es extremo en sus reacciones. A veces es demasiado duro con el auto, otras veces consigo mismo. Quiere sacar el máximo partido de sí mismo y de todos los miembros del equipo. Entonces hay que calmarlo y explicarle que en la Q2 solo le separaba una décima del piloto que luego consiguió la pole. No es para tanto. El mensaje que transmite con eso solo empeora las cosas. La mayoría de las veces es extremista con la prensa, pero cuando entra en la sala de reuniones, normalmente, ya se ha calmado. Es su forma de ser. Para mí no es ningún drama. Es muy exigente. Con los demás, pero también consigo mismo. Puedo vivir con ello. Nico Hülkenberg era igual cuando corría para mí en la Fórmula 3. Exigía muchísimo al equipo. Pero también se levantaba cada mañana a las 6.30”, señala Vasseur, sobre cómo es la conexión de Hamilton con los integrantes de la Scuderia.
Half a season of @lewishamilton in @scuderiaferrari red ❤️#F1 pic.twitter.com/4RDKxheCfM
— Formula 1 (@F1) August 16, 2025
El compromiso de Hamilton se refleja en los documentos que el piloto creó a lo largo del calendario: después de las primeras carreras entregó uno al equipo, que después de recibir otra tanda de notas armaron una reunión para dialogar y establecer tareas. “Me senté con el responsable del desarrollo de nuestro auto, Loic Serra, pero también con los responsables de los diferentes departamentos para el año próximo: motor, suspensión delantera y trasera…”, comentó Hamilton, que divide los ajustes estructurales del conjunto de los problemas con la SF-25. Ese acuerdo es el que ilusiona al británico a creer que Ferrari tiene lo necesario para volver a ganar el mundial.