El Consejo Mundial de Boxeo (CMB) intentará optimizar este fin de semana dos de los objetivos más importantes que cualquier protagonista de este ámbito no puede descuidar: el dinero y el poder.
Mas allá de honras y rencores, el certamen Grand Prix, que comenzó el jueves en Riad, con la participación de 128 boxeadores profesionales -entre ellos, cinco argentinos- y patrocinado por el gobierno de Arabia Saudita y el propio CMB, se convertirá en un eslabón vital y necesario para poner paños fríos y muñeca política tras el episodio incomprensible originado por el jeque local Turki Alalshik, el inversor más rico e influyente en este deporte, en marzo último.
A pocos les resultó hidalgo aquel video en el cual Turki y el estadounidense Danna White, propietario de UFC, la franquicia de artes marciales mixtas, anunciaban su acuerdo para conformar una nueva empresa billonaria: TKO Group. El plan tenía dos objetivos puntuales: promover los mejores espectáculos pugilísticos con la contratación de sus grandes figuras con exclusividad y crear una nueva organización con sus propias leyes y reglas para fiscalizar los eventos de su autoría: The Ring.
Decepcionó, entonces, aquella imperativa orden gestual del jeque Alalshik obligando al boxeador más poderoso del momento, Saúl Canelo Alvarez, a quitar del plano fotográfico al cinturón del Consejo Mundial de Boxeo, priorizando en esa exposición las diademas de sus flamantes entes: TKO y The Ring.
Fue llamativa la sumisa reacción de Canelo y del mismísimo Mauricio Sulaimán (presidente del CMB), y la tibia respuesta del venezolano Gilberto Mendoza (h), titular de la AMB, la restante organización de primera línea, frente a este hecho. Estimaron que todo deberá resolverse con inteligencia, con dialogo y sin “ruidos molestos”.
Quizás los líderes de la política pugilística trataron de evitar riesgos y conflictos previendo el cobro de aranceles millonarios por las sanciones del combate del 3 de mayo próximo, cuando Canelo exponga su corona unificada de los supermedianos ante el cubano William Scull. Lo promoverá Turki y se agregarán otros mundiales. Mucho dinero a cambio de nada de zozobra. ¿Y después?
Hay varias conjeturas. La más importante e inmediata fue la renuncia del ruso Dmitry Bivol –protegido de Turki- al cetro semipesado del CMB, rechazando un combate obligatorio con el estadounidense David Benavidez. Bivol reaccionó de este modo -en el mejor momento de su carrera- como réplica a la polémica medida del CMB de excluir a los rusos de su ranking al inicio de la guerra con Ucrania. Y él fue uno de los perjudicados. Sin embargo, mantuvo las tres coronas restantes: AMB, FIB y OMB. Se estima que aceptará una tercera pelea ante su compatriota Artur Beterbiev, en agosto venidero, match que sería fiscalizado por The Ring, la flamante creación de la sociedad Turki-White, ignorando por completo a los habituales organismos del boxeo. ¡Sería una bomba de efecto impredecible!
El Grand Prix ya está en marcha. En su último boletín oficial el CMB anunció variantes en sus reglas para este certamen que entrelazan lo absurdo con lo ridículo. Matices en la puntuación para diferenciar cada asalto, exhibición pública de las tarjetas y una guía de orientación temporal para los boxeadores en todos los rounds. ¡En fin!
El andar de los argentinos
El santafecino Alan Crenz venció por puntos al filipino Crisalito Beltrán y el invicto bonaerense Alan Dutra noqueó con un cross de izquierda espectacular al norteamericano Cristec Bazaldua. Este sábado boxearán el invicto bonaerense Kevin Ramírez y el santafecino Jonathan Vergara en Pesado con rivales por designar. El marplatense Juan Albornoz, perdió su invicto por puntos con Iman Lee, en la apertura del certamen.
Arrancó un torneo interesante inmerso en un proceso inquietante de política pugilística. Unos intentarán conciliar. Otros no saben lo que buscan, pero pretenderán hacer algo diferente. Sobre todo, una vez terminado Canelo vs. Scull dentro de tres semanas. Falta muy poco…