La colección más importante de Neoimpresionismo a nivel mundial tendrá lugar en la exposición Radical Harmony: Helene Kröller-Müller’s Neo-Impressionists en el National Gallery de Londres, la cual permanecerá disponible hasta el 8 de febrero de 2026. La muestra reúne 58 obras, provenientes en su mayoría del Kröller-Müller Museum de Otterlo (Países Bajos), la cual completan otras piezas procedentes de distintas colecciones internacionales.
El homenaje está dedicado a Helene Kröller-Müller, referente en la adquisición y promoción del arte neoimpresionista y fundadora del museo que lleva su nombre, inaugurado en 1938. La colección comenzó en 1912 con una pintura de Paul Signac y se consolidó una década después con la adquisición de Chahut (1889-90) de Georges Seurat, pieza esencial de la actual exposición.
El protagonismo de The Sower en la nueva muestra
The Sower, realizado por Vincent van Gogh en Arlés en junio de 1888, ocupa un lugar destacado dentro del recorrido. La obra resalta no solo por su relevancia artística, sino también por su compleja carga simbólica y técnica excepcional.
Inspirado en una imagen de Jean-François Millet, el sembrador aparece en un campo de trigo bajo el sol poniente, mientras el fondo exhibe el trigo listo para la cosecha. Este contraste reúne dos momentos agrícolas distintos, fusionados en la visión del artista, para aludir al ciclo de la naturaleza y la vida.
En una carta a su hermano Theo, Van Gogh subrayó: “Se puede percibir por la mera nomenclatura de las tonalidades que el color desempeña un papel muy importante en esta composición”.
Influencia del Neoimpresionismo y técnica pictórica
La técnica de The Sower refleja la influencia directa del Neoimpresionismo parisino, que Van Gogh descubrió al llegar a París en 1886 y convivir con su hermano Theo, donde contactó a figuras como Seurat y Signac. Durante un breve periodo en 1887, experimentó con el puntillismo y pinceladas de color puro, aunque luego adoptó una interpretación personal del método. El resultado es visible en la pintura expuesta, con pinceladas cortas de naranja y azul, colores complementarios que logran un efecto vibrante.
Van Gogh expresó en numerosas cartas sus dudas y anhelos relacionados con la obra: “Me pregunto si tendré la fuerza necesaria para realizarla”, escribió a Theo. En otra misiva a Emile Bernard detalló: “Hay muchas repeticiones de amarillo en la tierra, tonos neutros, resultado de la mezcla de violeta con amarillo, pero me importa poco la veracidad de los colores”.
Un detalle discreto y poco observado es el borde multicolor pintado por Van Gogh en los laterales del lienzo, ahora parcialmente oculto por el marco. Este recurso, adoptado previamente por Seurat y otros neoimpresionistas, solo resulta visible al retirar la pintura de su marco. En 1889, el pintor neerlandés propuso a Theo que se presentara la obra en la Société des Artistes Indépendants, junto a piezas de Seurat y Signac, aunque no fue incluida finalmente.
Otros protagonistas: Anna Boch y los asesores de Kröller-Müller
La exposición también rinde tributo a Anna Boch, retratada por Théo van Rysselberghe en una obra cedida por el museo de Springfield, Massachusetts. Boch se destacó por adquirir la única pintura identificada de Van Gogh que se vendió en vida del artista y por desarrollar su propia carrera como pintora neoimpresionista. Dos de sus obras se incluyen en la muestra, entre ellas Evening (1891), aún en poder de su familia.
El recorrido permite conocer la influencia de Henk Bremmer y Henry van de Velde, asesores y artistas defensores del Neoimpresionismo, determinantes en la configuración de la colección. Van de Velde diseñó el museo holandés que lleva el nombre de Kröller-Müller.
Radical Harmony: Helene Kröller-Müller’s Neo-Impressionists propone un recorrido renovado por la breve pero significativa etapa de Van Gogh dentro del Neoimpresionismo, contextualizando su obra en el diálogo con sus contemporáneos y en la evolución de su lenguaje pictórico. The Sower emerge así con renovado significado dentro de la historia del arte.