El pie de Paredes: Boca le sacó jugo al “pizarrón”, del efecto mental al factor clave ante Racing

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Boca se fue masticando bronca porque jugó su mejor partido de los ocho que lleva disputados en la tercera etapa de Miguel Ángel Russo, pero no pudo ganar. La primera explicación que no contradice lo anterior es que venía tan mal y con tan bajos rendimientos, que lo realizado este sábado en la Bombonera tampoco fue muy destacado. Pero al menos mostró algunos síntomas positivos. Mientras tanto, la pegada de Leandro Paredes le sigue resultando clave para matizar contratiempos. Otra pelota parada, esta vez un tiro libre frontal ejecutado desde la derecha, finalizó con el gol salvador de Milton Giménez que rescató al equipo de una derrota.

Paredes tocó 88 veces la pelota, dio 57 pases (con un acierto en las entregas del 75,4%, según datos de Opta Stats Perform), aportó 4 recuperaciones y recibió 3 infracciones. Lo más destacado fue que de sus pies Boca generó 7 situaciones, muchas de ellas de balón detenido, claro.

“Creamos más porque había más gente ofensiva”, dijo Paredes no bien finalizó el encuentro por la 4° fecha del torneo Clausura. “Más” no significa “mejor”, ya que lo más destacado –al margen de alguna que otra resolución individual que no tuvo eficacia- fueron las jugadas preparadas en la semana, todas nacidas desde los pies del volante central que llegó desde la Roma. El gol por vía aérea lo hizo Giménez, pero antes estuvieron muy cerca de convertir por esa vía Cavani (gran atajada de Cambeses), Merentiel y Pellegrino (casi roza el ángulo superior derecho del arquero). Todas situaciones muy claras.

Russo sorprendió con la formación inicial. Salió con el equipo más ofensivo en su tercera etapa como DT de Boca, con un 4-1-3-2, con las proyecciones de Barinaga y Lautaro Blanco en los laterales, Paredes como volante central, más adelante Brian Aguirre, Velasco y Braida y doble 9 con Merentiel y Cavani. En el mensaje, la confirmación de un partido clave, con todo lo que se venía cuestionando no sólo el rendimiento sino también la postura xeneize, más especulativa que creativa.

Sorprendió porque salió a jugar con un equipo que no había probado en la semana. De alguna manera no resultó tan ilógico porque las versiones hablaban de que el DT no había quedado conforme con la práctica del miércoles que había realizado en la semana. Quizás por eso mantuvo a Cavani y sacó a Milton Delgado.

Sin embargo, por el estilo de Racing, que busca siempre ser protagonista y se planta en campo rival, el Xeneize se vio más condicionado a jugar de contraataque, al menos en el primer tiempo. La Academia de Costas apostó de entrada al habitual esquema 3-4-3 y al juego directo para las diagonales de Maravilla Martínez, inteligentísimo para moverse a las espaldas de cualquier defensor y esperar el estiletazo, ya sea detrás de los centrales o laterales. Pero la línea de volantes visitante jugó mejor porque ganó las divididas y tuvo mejor juego asociado a raíz de esa recuperación, sobre todo cuando entró en juego Juan Nardoni. Un juego más simple y ensamblado desde el conocimiento y entendimiento de sus intérpretes.

Battaglia gana en el primer palo y se lo pierde Merentiel de cabeza en el segundo, tras otra ejecución de Paredes

Costas, con la mente también en el partido del martes con Peñarol, por la Copa Libertadores, armó el equipo con mayoría de titulares, apostando por el tridente ofensivo que le había dado muy buenos réditos ante Riestra, por la Copa Argentina. Tomás Conechny, Maravilla Martínez y Duvan Vergara.

Por el armado de ambos conjuntos no sorprendió que la pelota viajó velozmente de un área al otra. No siempre con claridad. Y, por lógica, hubo más entendimiento entre los jugadores de Racing para las descargas y finalizaciones. Boca, con todo por construir, necesitaba que algo le funciones para tomarse como punto de partida. Se notó en el equipo de Russo una mayor preparación de jugadas de balón detenido, al punto que dos de las tres chances que tuvo fueron luego de un córner ejecutado por Paredes: en el primero, anticipó Cavani y salvó Cambeses; la segunda, un envío al primer palo de Paredes que peinó Battaglia y no pudo convertir Merentiel de arremetida por el segundo. Nicolás Ramírez le cobró 19 faltas a la Academia, en muchos casos resultaron dudosas.

Lo de Racing fue más compacto y colectivo para atacar. Como siempre, los carrileros atacando al mismo tiempo y con búsquedas para que finalice Maravilla, pero también tuvieron sus situaciones Almendra, con dos remates desde afuera del área, y Nardoni. Vergara también exigió a Marchesin.

Lo mejor del partido

En el segundo tiempo, mientras Costas hizo cambios puesto por puesto (Solari por Vergara, Barrios por Almendra y Elías Torres por Maravilla Martínez), Russo retocó del ofensivo 4-1-3-2 a un anodino 4-4-2 con los ingresos de Alarcón por Velasco y Milton Giménez por Cavani. Esta última movida lo desordenó ofensivamente al local, más todavía el ingreso de Milton Delgado por Braida. Diferentes características y superpoblación de volantes centrales, por más que Aguirre, hasta que fue reemplazado por Zeballos, intentó abrir la cancha por la derecha.

Tener claro cómo jugar independientemente de quiénes sean los intérpretes facilita las cosas. Y ahí sacó la diferencia Racing para abrir el marcador: los cambios de Costas definieron el partido por la asistencia de Gabriel Rojas y el gol de Santiago Solari. Pero el lateral izquierdo viene siendo una de las principales “llaves ofensivas” del ciclo Costas. Y el wing derecho hizo el gol que había fallado insólitamente ante Barracas Central. Así es el fútbol.

Boca no merecía irse con las manos vacías y los gestos corporales de Aguirre, Merentiel (en otro momento no se hubiera perdido el mano a mano con Cambeses en la acción previa al 0-1), Cavani y Velasco eran de derrota en cada chance desperdiciada o situación que no terminó en chance de riesgo porque faltó el último pase. El desahogo vino de arriba, y de cabeza, luego de otra pelota parada manejada por Paredes. Así también había sido el 1-1 de Di Lollo ante Unión, en el mismo arco y palo. A Boca no le alcanzó para irse contento y cumplir con un buen partido no significa brillar, pero al menos encontró un punto de apoyo en medio de la incertidumbre.

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