Antonia Indart, reconocida instructora de equitación y especialista en terapias con equinos, afirmó que “el caballo tiene el corazón cinco veces más grande que el nuestro y nos envuelve con sus ondas electromagnéticas: es sanador”.
Y explicó que esta capacidad única permite a los caballos ejercer un efecto positivo y terapéutico en las personas, beneficiando tanto la salud física como la mental de quienes interactúan con ellos.
Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.
En este contexto, la especialista y madre del periodista Ramón Indart, profundizó sobre los efectos concretos que genera el contacto con los caballos en quienes sufren estrés, ansiedad o problemas emocionales, y cómo la ciencia ha comenzado a respaldar con estudios lo que durante siglos fue una percepción empírica de jinetes, profesores y amantes de los equinos.
A lo largo de la entrevista, recorrió la historia ancestral del vínculo entre el ser humano y el caballo. “Los caballos están en el mundo hace 50 millones de años”, remarcó la experta. “Están con el hombre desde la época de la piedra. Primero, las yeguas fueron usadas para amamantar a los niños. Después, los caballos se convirtieron en amigos, compañeros de juegos, y más tarde en aliados de guerra y conquistas. Si no hubiera sido por los caballos, muchos de los grandes hitos de la humanidad no hubieran ocurrido”, afirmó, citando ejemplos como el caballo de Troya y la relación de Carlos Magno con “el Bucéfalo”.
Al abordar su propia relación con los caballos, Indart narró cómo, desde temprana edad, los animales marcaron su vida. “Desde los 9 años, cuando por un problema de salud me dejaron sola en el campo de una tía abuela, mi compañera era una yegua; lloraba con ella, hablaba, me iba con ella”, recordó.
Esa conexión fue tan significativa que, según la instructora, nunca volvió a separarse de los caballos: “Cuando uno conoce lo que el caballo te da, después no te querés separar; te da felicidad, seguridad, autoridad”.
La especialización de Indart en terapias asistidas con equinos y coaching asistido con caballos la llevó a profundizar además en la utilización de los caballos en el deporte y la rehabilitación.
“He sido amazona en salto, prueba completa, adiestramiento. También soy jueza, incluso de paracueste y equinoterapia. Y de mi experiencia con niños y adultos, puedo asegurar que quien se acerca a un caballo, tiene otra vida”, sostuvo. “He detectado problemas en los chicos que los padres no notaban. Hay chicos que resultaron ser disléxicos o que tenían otras dificultades detectadas a partir del contacto con los caballos. El entorno ayuda a sacar a la luz todo lo que, desde el inconsciente, está oculto”.
En diálogo con Infobae en Vivo, la especialista destacó cómo el avance de la ciencia permitió fundamentar hoy muchas de las sensaciones y experiencias vividas a lo largo de décadas.
“No es magia, ni invento: el caballo tiene un corazón cinco veces más grande que el nuestro y emite ondas electromagnéticas —describió—. Cuando nos acercamos a un caballo, esas ondas nos envuelven y nuestro corazón empieza a latir como el suyo. Se nos baja la presión, segregamos endorfinas, baja el estrés y nos sentimos mejor”.
Asegura que este fenómeno ya fue abordado por institutos y universidades de renombre. “En un instituto de Harvard, un médico neurólogo que estudió a fondo cómo se vincula nuestra energía con la del caballo. Cuando nuestro corazón se sincroniza con el del animal, nuestra mente baja a nuestro inconsciente, que en su mayor parte desconocemos. El caballo es capaz de sacarlo a la superficie y ayudarnos a curar aquello que ni siquiera comprendemos racionalmente”.
El proceso de sanación, según la mirada de Indart, no requiere ninguna preparación especial en el animal ni tampoco años de relación. “No es necesario tocarlo siquiera —explicó—. Solo acercarse al caballo y dejarse envolver por esa energía”.
En su testimonio personal, recordó momentos de su infancia cuando “tenía reuma infeccioso y no podía ir al mar ni tomar humedad. Me dejaron en el campo, en González Chávez, provincia de Buenos Aires, y fue una yegua mi compañera inseparable. Si no hubiera sido por esa yegua, no sé qué habría sido de mí”.
Luego de esa primera experiencia, el contacto con los caballos se mantuvo como una constante fuente de bienestar, asegura. “Vivía cerca del hipódromo de San Isidro y me iba en bicicleta a ver a los caballos en las caballerizas. Desde entonces, sentí toda la vida esa conexión”.
En la entrevista, el periodista -e hijo de Antonia- Ramón Indart también compartió una experiencia personal para ilustrar los efectos terapéuticos relatados. “Hace unos años yo estaba en un nivel de estrés altísimo, recuerdo que choqué en Figueroa Alcorta, fue un momento muy difícil. Ella (por Antonia) me dijo que fuera con los caballos. Fui, me acerqué a uno, y fue increíble cómo notaba que el caballo me ‘escaneaba’. Luego, se tiró al suelo y empezó a rascarse; en ese momento mi mamá me dijo: ‘Ahí te sacó todo lo que tenías’”.
Pero ¿qué hacer frente a un caballo cuando uno quiere experimentar esa conexión?, la consultó Gonzalo Sánchez. “Nada. Trabajo con técnicas de coherencia cardíaca, que buscan el equilibrio entre corazón, cerebro y cuerpo. El corazón es el que nos rige; eso es lo que detecta el caballo. Cuando te acercas, el animal empieza a escanear y va directo hacia la persona que más lo necesita en ese momento. Lo que ocurre es científico”.
Esta interacción, para Indart, no solo ayuda a liberar tensiones y lograr estados de calma, sino que también potencia aspectos positivamente transformadores de la personalidad.
Consultada sobre la implementación de protocolos o formas específicas de interacción con los animales en el marco de la equinoterapia y el coaching asistido, Indart aclaró que no necesita caballos “preparados” o especialmente entrenados; cualquier caballo puede aportar su influencia beneficiosa. “La clave está en estar abiertos a la experiencia y en la observación cuidadosa del comportamiento del animal y de la persona. El proceso de sanación puede ser tan simple como estar presente y dejar que el caballo haga el resto”.
La especialista en terapias asistidas por equinos concluyó con una invitación a la experiencia y una reflexión: “Hay que probarlo. Uno puede contarlo y parecer que es mentira, pero es científico. Y después, es imposible dejar de querer la compañía de un caballo”.
La entrevista completa a Antonia Indart
Infobae en Vivo te acompaña cada día en YouTube con entrevistas, análisis y la información más destacada, en un formato cercano y dinámico.
• De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.
• De 18 a 21: Jesica Bossi, Diego Iglesias, María Eugenia Duffard y Federico Mayol.
Actualidad, charlas y protagonistas, en vivo. Seguinos en nuestro canal de YouTube @infobae.