Este miércoles, el mundo del fútbol argentino se vistió de luto tras confirmarse la muerte de Miguel Ángel Russo, entrenador de Boca Juniors, a los 69 años. El director técnico, que también pasó por clubes como San Lorenzo, Racing y Lanús, falleció luego de varios días en los que su salud se vio gravemente afectada. En sus últimos momentos estuvo acompañado por su familia, que no se apartó de su lado, y amigos más cercanos. En medio del profundo dolor por su partida, Gonzalo Belloso, presidente de Rosario Central —club con el que Russo tenía un fuerte lazo—, reveló cómo fueron sus últimos minutos de vida.
“Murió en la cancha, como mueren los guerreros”, contó con mucha emoción el dirigente. Asimismo, relató cómo fueron los últimos minutos de Russo, a quien acompañó hasta el final.
“Viendo todo esto, yo creo que Miguel la estaba planeando”, contó Belloso al recordar la despedida que tuvo en la cancha de Rosario Central y su adiós con los colores de Boca, y agregó: “Como él era, una persona muy organizada que sabía lo que quería hacer. Y se le dio la chance de venir a la cancha de Central, ya no en su mejor estado, pero tuvo un gran recibimiento de parte de la gente y le pudimos demostrar el camino”. Según explicó, Russo se despidió como siempre quiso: cerca de su gente y de los clubes que marcaron su carrera.
“En Rosario lo quieren todos porque ha sido muy generoso con los que tienen, con los que no tienen”, siguió Belloso en diálogo con distintos medios y sumó: “Hay mil bares donde tiene amigos”. “No sé cómo nos vamos a morir nosotros, pero el día que me pase me gustaría irme con el respeto que consiguió él”, aseguró al destacar el cariño y la admiración que despertaba Russo tanto en el fútbol como en la vida cotidiana.
Por último, sobre sus últimos momentos, contó que Russo “de alguna manera encontró paz en ese final. Porque, venía mal, pero en ese momento encontró paz. Estábamos los amigos… vino un padre y dijo cosas muy lindas y falleció en ese mismo momento, cuando el padre terminó de hablar sobre nuestro paso al cielo”.
Luego, agregó: “Rezamos el padre nuestro, con su señora de la mano. Tiene un piso alto en Palermo. Y en ese mismo momento, cuando falleció, bajó el sol, fue como mágico: dijo, ‘hasta acá llegué’. Fue un tipo que siempre dio todo para los demás. Y, evidentemente, esas energías que necesitaba no se las guardó para él”. Sin lugar a dudas, se trató de una despedida cargada de emoción para un hombre que marcó una era dentro y fuera del campo de juego.
En las últimas semanas, el estado de salud del entrenador se había agravado, lo que lo obligó a alejarse de la cancha y a delegar sus funciones en su asistente, Claudio Úbeda. Aun así, Miguel Ángel Russo continuó involucrado en las decisiones importantes, mantuvo contacto con su cuerpo técnico y supervisó la formación del equipo. Su compromiso con el fútbol, incluso en medio de la enfermedad, reflejó una vez más la pasión y la entrega que lo acompañaron durante toda su carrera.