Los asesores políticos le aconsejaron a William Jefferson Clinton, quien acababa de perder la elección de medio período, que a fines de 1994 no se involucrara con la crisis mexicana. No les hizo caso, porque lo habían elegido para presidir el Poder Ejecutivo de su país. Con ayuda de Robert Rubin, su secretario del Tesoro, elaboró un exitoso plan de ayuda, cuyo objetivo principal era no complicarle la vida a los estadounidenses que exportaban a México, si este país profundizaba la recesión. Buen ejemplo de la tesis fundamental de Liderazgo, la obra que Henry Kissinger publicó cuando tenía 99 años.
Para entender mejor esta cuestión conversé con el indonesio Sjafruddin Prawiranegara (1911 – 1989), quien fue ministro de finanzas, presidente del banco central y primer ministro de su país. En 1987 afirmó que “tuve, simultáneamente, una educación occidental y una educación islámica. Una gran cosa, porque quienes sólo reciben educación islámica tienden a aislarse. No odiaba a los holandeses sino a su régimen. Los holandeses son muy decentes… en Holanda, pero en Indonesia fueron bárbaros. Dentro de ciertos límites, no veo por qué el Islam no puede ser compatible con un sistema económico desarrollado sobre bases esencialmente capitalistas”.
– ¿Qué recuerda de su experiencia como funcionario público?
– Conocí a Sukarno luego de la proclamación de la independencia. Lo odié durante la ocupación japonesa, porque entendía que se había vendido. Tenía mucho más respeto por Hatta, y sobre todo por Sjahrir. La primera oferta que me hizo este último la rechacé, porque me consideraba inexperto, pero luego de ver cómo operaba el ministro de hacienda me dije: “Yo lo puedo hacer mejor”. Fui ministro de bienestar del gobierno de Hatta, pero, ¿qué se podía hacer en ese caos? Era sólo un nombre. Estoy orgulloso de haber sido el primer ministro que emitió moneda indonesia. Fui el primer ministro de finanzas del gobierno presidido por Hatta. Al comienzo no quería presidir el Banco de Java, estaba mentalmente cansado y necesitaba dinero para financiar la educación de mis hijos. Pero al final el gobierno aceptó mis condiciones.
– ¿Y en cuanto a la estructura económica de su país?
En Indonesia la mayoría de la población estaba relacionada con la agricultura, de manera que la industrialización debía basarse en la agricultura y los recursos naturales. En cambio ahora [1987] toda la industria está basada en la importación de materia prima y partes. Las provincias fueron una creación de los holandeses, ignorando las fronteras naturales. La transmigración planificada es muy costosa y frecuentemente no exitosa. No estaba en contra de la inversión extranjera, pero tiene que dirigirse a la exportación, más que al consumo interno. No necesitamos gaseosas importadas, que la gente prepare sus propias bebidas. Sigo pensando que resulta menos humillante ser oprimido por el propio gobierno que por los extranjeros.
– Kissinger diferencia la perspectiva de quien tiene algo a cargo, de la del asesor.
– Distinción fundamental. Comencemos por esta última. En sus Memorias Kissinger afirma que quien trabaja como asesor nunca es penalizado por haber alertado por cosas que no ocurrieron; pero en cambio es penalizado por no haber alertado por cosas que sí ocurrieron. Por lo cual, pensando en sus espaldas, o al menos en mantener el empleo, la lógica del asesor le llena de miedos la cabeza del decisor. Más precisamente, le aumenta los miedos que éste ya tiene.
– ¿Cuál es la lógica de quien tiene una familia, una empresa, o un gobierno a cargo?
– En Liderazgo Kissinger diferencia entre el profeta y el líder. El primero anda 20 pasos delante de su gente, es con frecuencia mal comprendido, y lo terminan matando. Mientras que quien tiene una responsabilidad ejecutiva anda tres pasos delante de su gente. Pero tiene que adoptar decisiones en medio de una inevitable incertidumbre. Clinton, a comienzos de 1995, se la jugó; como acaba de hacer Javier Gerardo Milei en su país.
– Usted se refiere al par de inesperados anuncios realizados en la mañana del lunes 22 de septiembre pasado.
– El contenido de los anuncios habrá sido inesperado, pero como bien muestra Tratando de entender el fenómeno Milei, que hace poco usted publicó con Ezequiel Burgo, el actual presidente de la Nación es un luchador, y por consiguiente no se iba a quedar papando moscas mientras el Banco Central, en cumplimiento del régimen cambiario basado en bandas, perdía reservas a ritmo alarmante. Y si se me permite utilizar un término del análisis neoclásico, Milei no jugó “en el margen” sino que modificó sustancialmente las expectativas.
– Esto no se cocinó de un día para el otro.
– No tengo información específica para confirmar, o negar, esto. Pero sí decir, por experiencia propia y ajena, tanto actual como histórica, que las políticas públicas se van “cocinando” a fuego lento, pero que tanto el anuncio como la implementación son fulminantes. La relación personal que Milei tiene que Donald Trump y miembros de su equipo de gobierno no comenzó la semana pasada, sino que había abierto un canal que posibilitó conversaciones y decisiones a gran velocidad, cuando las circunstancias se volvieron dramáticas.
– Swap de US$20.000 millones y eliminación transitoria de la retención a la exportación de productos del agro, ¿no será una exageración?
– Usted está planteando una cuestión de dosis. Un buen médico no solamente sabe qué medicamento recetar sino también la dosis en la cual tiene que ser aplicado. Porque si lo que corresponde es tomar una pastilla cada 12 horas, ni sirve que la tome una vez por semana; pero tampoco se le ocurra tomarla cada hora, porque puede tener consecuencias nefastas.
– En economía, ¿no estamos delante del mismo caso?
– La dosis, en medicina, surge de experiencia de millones de casos, a lo largo de mucho tiempo y en muchos lugares. En economía no hay nada parecido, particularmente en momentos dramáticos como los que se vivieron hace algunos días. Lo mejor es cumplir las condiciones necesarias y suficientes; pero cuando no se cuenta con información concreta, la toma de decisiones recomienda inclinarse por las condiciones suficientes. ¿Se imagina si “los mercados”, el lunes 22 no hubieran reaccionado como lo hicieron, por evaluar como mezquina la cifra del referido swap?
– ¿Cuánto se terminará utilizando de los fondos ofrecidos por Estados Unidos?
– Imposible saberlo, porque es parte de la pulseada que se está desarrollando entre los tenedores de pesos del sector privado, y el Tesoro y el Banco Central de su país. Una amenaza, si resulta creíble, no tiene costo; si no lo es, debe ser ejercida para mantener la credibilidad.
– Don Sjafruddin, muchas gracias.