Cada rincón del país tiene un detalle que lo hace único. Donde muchos pueden ver un lugar desolado, sin más que alguna que otra vegetación, otros ven la oportunidad para hacer una escapada y, por qué no, atesorar el recuerdo tras el lente de la cámara; y este es el caso de Curapaligüe, un pueblo ubicado al sur de Córdoba que cuenta con nada más ni nada menos que dos habitantes.
El pueblo, el cual se encuentra dentro del departamento Presidente Roque Sáenz Peña, tuvo sus cimientos con la inauguración del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, estación ubicada a 20 km de la localidad de Laboulaye y a 30 km de la localidad de General Levalle.

En su época de esplendor, Curapaligue llegó a tener más de 1000 habitantes, una farmacia, médicos, almacenes, dos panaderías, una carnicería y otros comercios. Sin embargo, 80 años después de su nacimiento, terminó convirtiéndose en un destino en ruinas debido al declive del ferrocarril, un trasporte vital en aquella época.
Pese a la desolación, dos personas residen en el lugar, dedicadas a preservar la historia del paraje y a relatarla a todo aquel que se aventura a visitarlo.
En diálogo con el medio cordobés Cadena 3, Fernando Gómez, profesor de Geografía y quien también recorre lugares con estas características junto a Nerea Rocha, explicó: “Hoy Curapaligüe es un pueblo en ruinas. La estación, la capilla y la escuela son los únicos tres edificios que se mantienen en pie».
En ese sentido, comentó cómo fue su experiencia: “Llegamos por primera vez a Curapaligüe un domingo a la siesta y nos encontramos caminando por senderos que habían sido calles del pueblo y con construcciones totalmente destruidas y con una iglesia reconvertida en un taller“.
Al pisar la vieja estación de tren, Fernando y Nerea anunciaron su llegada con un par de golpes. Tras una breve espera, fueron recibidos con la gentil hospitalidad de uno de los últimos residentes del pueblo: Óscar Cambria.
Óscar, que llegó a Curapaligüe el 13 de febrero de 1944 a la edad de 8 años, se convirtió en el narrador de la rica vida que vibraba en el rincón. Les contó sus años de trabajo en el ferrocarril, los cuales recordó con nostalgia. “Curapaligüe tenía una extensa vida social: bailes, campeonatos de fútbol y bochas, carreras de caballos… eran tiempos muy entretenidos. El tren era vital, pasaban muchísimos servicios de pasajeros que conectaban San Juan y Buenos Aires“, rememoró.
Qué se puede hacer en Curapaligüe
Si bien la actividad ferroviaria se reduce hoy al paso de trenes de carga, el encanto del pueblo reside en su presente: es un escenario perfecto para la fotografía. Quienes lo visitan, cámara en mano, descubren la belleza en el deterioro de sus calles, y capturan la arquitectura que alguna vez tuvo vida. El recorrido culmina ante los tres únicos hitos que resisten: la elegante estación, la humilde Capilla y la centenaria Escuela N.º 3.
Cómo llegar a Curapaligüe
Llegar a Curapaligüe es una verdadera travesía. El pueblo se ubica al sur de Córdoba, por lo que se requiere un viaje de larga distancia. Desde Buenos Aires, el tiempo de viaje es de aproximadamente 7 h y 45 min por la ruta nacional 7, mientras que desde la Ciudad de Córdoba, el viaje es de aproximadamente 5 h.
