La causa iniciada por Fabiola Yañez contra su expareja y expresidente Alberto Fernández por violencia de género saltó nuevamente a los medios de prensa luego de que la Cámara Federal de Casación Penal apartase al juez Julián Ercolini tras un planteo de la defensa del acusado. Por sorteo se asignó el caso a Daniel Rafecas.
Ercolini, quien había rechazado excusarse en diciembre 2024, había sido corrido del expediente luego de plantear desde la defensa el vínculo personal entre él y Fernández, amistoso en un primer momento y de enfrentamiento luego, como causal de dudosa imparcialidad. Si bien el fallo de la Sala II confirmó el apartamiento del juez, luego de que varios otros pedidos fueran rechazados, dejó en claro que ello no invalidaba los actos ya cumplidos, dando por ratificadas las medidas de prueba adoptadas y la etapa a la que ya había arribado la causa.
En opinión del fiscal Ramiro González, ya había quedado debidamente probado que el acusado “ejerció de un modo sistemático violencia psicológica contra Fabiola Yáñez bajo las formas de acosos, hostigamientos, controles, indiferencia, insultos, culpabilización, destrato, retiro de la palabra, ninguneos y hostilidad”. La acusación que pesa sobre Fernández incluye amenazas coactivas, lesiones leves y graves agravadas por el vínculo y por haber sido cometidas en el contexto de violencia de género, delitos que prevén hasta 15 años de prisión.
En opinión del fiscal Ramiro González, ya quedó debidamente probado que el acusado “ejerció de un modo sistemático violencia psicológica contra Fabiola Yáñez bajo las formas de acosos, hostigamientos, controles, indiferencia, insultos, culpabilización, destrato, retiro de la palabra, ninguneos y hostilidad”
Claramente acorralado por la indubitabilidad de las pruebas en su contra, pretendiendo reírse una vez más de la ley y la Justicia que supo manejar desde su anterior sitial, el exmandatario pidió que la investigación volviera a foja cero en otro claro afán por embarrar la cancha y demorar los tiempos. Cabe señalar que el fiscal González había dado por concluida la instrucción el 14 de agosto pasado cuando solicitó la elevación a juicio oral y público.
El expresidente presentó un escrito de puño y letra ante Rafecas. Comparándose cínicamente con Josef K, el supuestamente inocente personaje de la novela El proceso de Franz Kafka, planteó intrigas, abusos e injusticias en su afán por victimizarse y enumeró 18 arbitrariedades que revelarían, a su juicio, el nivel de animadversión hacia su persona, situación que, aduce, le habría impedido acceder al debido proceso. Los cuestionamientos recaen sobre el análisis de los contenidos de celulares derivados de la causa Seguros, la revisión de material privado y las supuestas inconsistencias de algunas declaraciones de su expareja.
Por mayoría, la Cámara Federal rechazó la serie de planteos del expresidente. Con un expediente que se encamina a su etapa de cierre de la instrucción, los jueces ya hablaron de “hechos concretos y objetivos” que desnudaron desigualdad y violencia en la relación Fernández-Yañez. Sin embargo, luego de haberse abierto varios caminos en el expediente el arribo al juicio oral puede demorarse. Lo que no debería ocurrir es que Fernández siguiera victimizándose ante una sociedad que ha visto pruebas suficientes de su culpabilidad, ratificadas por la Justicia. “Ahora me toca a mí. Otro ‘K’ que soporta cargos por hechos que jamás ha cometido y cuyo derecho a defenderse le ha sido negado”, pretende justificar Fernández. En un canal de streaming volvió a negar haberle pegado a su expareja y calificó de falsas las fotos difundidas.
Durante la realización de la película sobre la novela que Kafka nunca terminó, al ser preguntado Orson Wells sobre la culpabilidad del acusado, respondió sin dudarlo “¡Es culpable de todo!”. Pareciéramos estar más cerca de que las condenas lleguen a quienes les corresponden.