El renacimiento reversionado que toma forma de arquitectura, símbolo y escultura

admin

“Mi práctica artística se encuentra en la búsqueda de nuevas relaciones entre disciplinas, categorías y denominaciones. Me interesa trabajar en zonas híbridas entre la instalación, la performance y la escultura, explorar en los bordes de lo que se denomina objeto, espacio, vestuario y tensar el tiempo como variable poética y conceptual, para transformar y des-categorizar estas denominaciones a través de los cambios de estado de la materia”, cuenta Eugenia Foguel desde su estudio, una casita de cristal rodeada de verde (dentro de un hub creativo-tecnológico sobre la calle Castillo), muy similar a aquella que le construyera, pero de madera, su papá cuando era chica y desde donde ya “jugaba al arte”.

Foguel es artista, diseñadora y directora de arte, si bien estudió diseño industrial su recorrido es nutrido y muy variado, sumando ramas como la escultura, escenografía y el vestuario, que le permitieron desarrollar una práctica desde un lugar muy particular que aborda y yuxtapone múltiples disciplinas, y que la tiene trabajando para proyectos locales e internacionales.

Crear experiencias. Desde hace tres años Eugenia Foguel trabaja en el rediseño de una tradicional heladería de Tandil; la propuesta evoca un Renacimiento reversionado desde las materias primas del helado –mármol, crema, fruta y cacao– que se transforman en arquitectura, símbolo y esculturas

Entre otras distinciones recibió la Beca de Creación del FNA en 2022, ganó el Premio Currículum Cero de la galería Ruth Benzacar con sus piezas de hielo (muestra individual “Todavía Nuestro” en 2023) y en 2024 fue seleccionada para el Programa de Artistas de la Universidad Di Tella.

Pero no fue hasta el 2022 que comenzó a incursionar en un nuevo campo: el diseño integral e interiorismo para restaurantes y espacios de la gastronomía. Diseñó un restaurante en el País Vasco que implicó instalar más de 100 metros lineales de telares tejidos en Argentina, y este 2025 la tiene al frente del rediseño de la tradicional heladería y chocolatería Figlio, con sede en Tandil, con una muestra de una magnitud y detalle que ya está generando ruido.

“Me inspiran los sentimientos y busco que a la gente le pase algo en mis espacios, y eso también tiene la gastronomía, que es que las personas habitan y usan esa idea que en algún momento tuviste y la pueden disfrutar de maneras que ni te imaginabas, que eso es lo más increíble”.

–¿Cómo pasaste del diseño industrial al interiorismo?

–Me formé como diseñadora industrial en FADU-UBA. A lo largo de la carrera fui encontrando cátedras y docentes más permeables a la abstracción y la conceptualización que buscaba desarrollar. Hacia el final, la Cátedra Sanguinetti de Marco se convirtió en el espacio ideal para comprender que el diseño industrial podía ser una herramienta y una combinatoria de múltiples disciplinas. Elegí esta carrera porque la sentía como la más abarcativa dentro del campo del diseño. Lo cierto es que me interesan todas las ramas del diseño y las artes, y fue así como el interiorismo apareció como un territorio abierto para articularlas y trabajar con ellas en conjunto.

–Tus obras tienen una materialidad especial: trabajás con elementos del mundo natural u orgánico que quizás no estamos tan acostumbrados a ver en obras: hielo, alimentos, tejidos e hilos, piedras, plantas. ¿Hay alguna preferencia puntual e intencionada con los materiales que elegís o es la decantación de un proceso?

–Me interesan especialmente las sustancias, la fisico-química, los elementos primitivos: el agua, el fuego, la tierra, el aire. El agua es un tema de fascinación e investigación infinita. Siento una curiosidad sensorial por estos temas y los abordo desde la intuición, las emociones y la experimentación.

–¿Cómo te empezaste a relacionar con el interiorismo y la gastronomía?

–Pienso que el interiorismo fue un devenir de la dirección de arte que ejercía para rodajes, entender cada objeto, cada espacio, cada estímulo como un medio de comunicación. Siempre me emocionó generar momentos de ficción y fantasía, como cápsulas dentro de la realidad. Cuando apareció la oportunidad de hacerlo para espacios de uso permanente, me pareció aún más increíble.

–¿Qué tipo de posibilidades crees que abre el mundo gastronómico y la cultura alimentaria a la hora de crear? Especialmente hoy cuando estos mundos se entrecruzan cada vez más, y cuando hablamos, por ejemplo, de food marketing aplicado a otras áreas como la moda, la belleza, la deco, o de fun dining (que incluye experiencias basadas en la ambientación).

–Me fascina la posibilidad de ofrecer experiencias y atmósferas especiales al ritual cotidiano de sentarse a comer, compartir, conversar, mirar y mirarse entre personas, de ser cobijada por un espacio. Siento que ese es uno de los destinos más potentes que puede tener el arte y el diseño: conectar con el habitar más espontáneo, con un público amplio, con un disfrute genuino. Diseñar para esos momentos es diseñar experiencias vivas, abiertas, donde las personas hacen suya la propuesta, y donde siempre hay lugar para lo impredecible.

Su último proyecto de diseño integral fue Figlio, una heladería en Tandil, que le llevó tres años entre idea, diseño, búsqueda de equipo y de proveedores y la obra edilicia. “Fue concebida como una obra total que transforma la experiencia de tomar un helado en una epifanía estética”, explica.

La propuesta evoca un Renacimiento reversionado desde las materias primas del helado –mármol, crema, fruta y cacao– que se transforman en arquitectura, símbolo y escultura. El desarrollo implicó viajes a Asia y a Europa, la colaboración con talleres especializados y la producción de esculturas de más de siete metros de altura, integradas a un espacio pensado como obra total.

Eugenia Foguel es interiorista y diseñadora; se especializa en espacios de gastronomía

–¿Fué una experiencia de trabajo colaborativo y transdisciplina?

–Fue una experiencia en donde el trabajo colaborativo fue fundamental. Desde el comienzo se trató de un diálogo muy rico con el cliente, entre viajes de inspiración y búsqueda de proveedores, elaboración de propuestas e intercambio de ideas para elaborar un concepto que luego sea la directriz de todas las disciplinas y oficios que se sumarían a ejecutarlo. Sumamos al estudio local Sanchez Belloni arquitectos, en paralelo armé el equipo de arte para las esculturas que estarían por todo el espacio: Mili Poy modeló las piezas a mano, que luego se digitalizaron, se enviaron a proveedores internacionales y llegaron a Tandil para ser terminadas por artistas locales, los Quiroga de Mendoca. Hubo un trabajo meticuloso e interdisciplinario, intervinieron tecnologías de avanzada, investigaciones materiales locales, viajes por Europa y Asia, operarios con una larga trayectoria en oficios tan antiguos como el tallado en piedra de Ariel Díaz, hasta los videos que se ven en el local que fueron producidos en IA con Marcos Montané.

–¿Qué aprendiste trabajando con gastronómicos?

–Aprendí que el diseño puede ser muy permeable y soltar sus leyes y sus verdades para dejar entrar las visiones del cliente, las dinámicas del staff, las emociones de la clientela fiel y de la que va a llegar.

Deja un comentario

Next Post

Usa esta poderosa mezcla para lavar los tenis blancos sin causarles manchas

La aparición de manchas amarillas tras el lavado es uno de los problemas más frecuentes para quienes buscan conservar impecables sus tenis blancos. Este inconveniente suele estar relacionado con el uso de productos inadecuados, como el cloro, o con la exposición directa al sol durante el secado, lo que puede […]
Usa esta poderosa mezcla para lavar los tenis blancos sin causarles manchas

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!