Los resultados permiten comprender que se trató de un arranque de competencia perfecto. Y quizá el enfoque sea correcto desde lo estrictamente estadístico. Sin embargo, la ganancia de la selección argentina Sub 17 en la Copa del Mundo de la categoría que se desarrolla en Qatar va más allá de dos impactos valiosos que le permitieron conseguir la clasificación a los 16avos, de final y una goleada en el cierre del Grupo D que le puso brillo a la escena. En realidad, lo que más motiva son las señales importantes que dieron los chicos que conduce Diego Placente en cada uno de los encuentros: la vuelta a las fuentes de las selecciones juveniles.

En el primer paso, ante Bélgica, tuvo que luchar demasiado para poder imponerse por 3-2, frente a un rival que físicamente lo superó en talla y potencia. Sin embargo, la paciencia de un entrenador que desde el costado de la cancha transmite calma le abrió el camino. Porque tuvo la lucidez de encontrar las piezas que desanudasen el juego y, en una ráfaga de tres minutos, sacó adelante la empresa. Y no hubo desesperación, no se recurrió al roce para reducir las diferencias, fue el juego a ras de piso la fórmula para llegar a la victoria.
Sin histerias y con la idea concreta de comprender que esta competencia es un banco de pruebas, no se dejó ganar por las fulgurantes apariciones de Facundo Jainikoski, de Argentinos Juniors, y Felipe Esquivel, de River, en el primer compromiso, sino que se apegó al plan de trabajo y la rotación se mantuvo. Porque la idea es que todos los chicos de la selección argentina encuentren rodaje, entiendan lo que implica disputar una competencia de esta magnitud y que comprendan los métodos que se pretenden fomentar en las etapas formativas para poder replicarlas cuando lleguen a las selecciones mayores.
Tampoco la euforia de haber ganado en un debut en una competencia de esta magnitud de la categoría después de 16 años mareó al equipo. Porque también se mostró muy serio el trabajo del equipo en el choque con Túnez. Es que no importa para el staff técnico contar con jugadores como Jerónimo Gómez Mattar, que ya jugó 79 minutos en la primera de Newell’s, como para entender que deber sumar más minutos que los demás, ni tampoco que Mateo Martínez, ya tiene contrato con Racing (porque lo querían otros clubes), y que haya sido la figura ante Fiji, le garantiza tener un lugar en la zaga central. O que Matías Satas, de Boca, sea el capitán del equipo y su proyección como defensor central esté en Europa. Ni que Alejandro Tello, de Racing, en la mitad de la cancha haya encendido el radar de los captadores de talentos del Viejo Continente que están al acecho en Qatar, como en cada competición juvenil.

Si bien se busca dosificar energías para no desgastar al grupo en las instancias definitorias, lo que Placente buscó también en esta primera etapa fue darle espacio a que todos puedan hacer su experiencia. Y el caso del arco fue un buen ejemplo, si bien arrancó José Castelau, el chico que ataja en Real Madrid, también sumaron minutos ante Fiji Juan Manuel Centurión (Independiente) y Valentín Reigia (Argentinos Juniors).
Uno de los casos más significativos de que el trabajo integral es una de las consignas en el universo selecciones nacionales, es el de Can Armando Güner, el chico que nació en Alemania y es parte de la selección argentina Sub 17. Desde hace un tiempo prolongado se realiza una tarea de captación de talentos de jugadores con raíces argentina, lo que permitió el desembarco de futbolistas como Nicolás Paz o Alejandro Garnacho, que nacieron en España y ya debutaron en la selección mayor campeona del mundo.
El caso de Güner marca la continuidad del plan porque nació en Schwafheim, el 7 de enero de 2008, sumó minutos para la selección de Alemania en el Europeo Sub 17, pero después fue convencido para jugar para la Argentina el tradicional torneo amistoso de L’Alcudia, en España, que ganaron los dirigidos por Placente. Además, Güner fue campeón este año de la Bundesliga Sub 17 con Borussia Monchengladbach.

Si bien nació en territorio alemán, el hijo de madre germana-argentina y padre turco, ya recibió propuestas de Turquía, pero las descartó por la tentación de ser parte del proceso de selecciones del país campeón del mundo. El dato clave es que su abuela es oriunda de La Quiaca, Jujuy, lo que hizo que desde la AFA se ponga la lupa sobre él desde hace dos años.
Cada uno de los elementos que eligió Placente para este proceso no es casual. Si bien se busca alcanzar el único título que no tiene la Argentina a nivel selecciones, lo que persigue el cuerpo técnico es sostener una idea de trabajo que nace desde Lionel Scaloni con el fin de nutrir todo el tiempo al equipo campeón del mundo.
Lo mejor del partido
Así lo dejó en claro Diego Placente luego del encuentro: “Hoy aprovechamos a darle más minutos a lo que no lo tenían. Mismo con los arqueros, todos pudieron tener su oportunidad en el Mundial. Es importante que todos crean que justamente son importantes. Por eso, cuando hay recambio, no es que baja el nivel del equipo, sino que sube. Nos pone contentos que cada uno ponga su granito de arena”.
Ahora se vendrá el tiempo de las exigencias más importantes para el equipo, aunque ya está claro que la búsqueda saludable es que esta aventura por Qatar está por encima de un resultado.
