No es fácil cumplir los sueños. Talento. Voluntad. Disciplina. Buena suerte. Relaciones personales. Oportunidad. Las condiciones para llegar adonde cada uno soñó son muchas. Atributos propios y circunstancias ajenas. Y demasiadas veces el camino se tuerce. O se bifurca. Algo falla. Algo no estaba dónde debía estar. Deseos, atributos y circunstancias no siempre están alineados. Para los que tienen una vocación o un sueño demasiado grande puede ser una fuende frustración insuperable.
Ya se sabe, desde Freud, que el deseo nace de una ausencia o una carencia. Como para buscar la satisfacción por cualquier medio. Hasta alcanzar lo que lo compense. O lo que sea el trampolín para lanzarse al sueño. Dinero. Poder. Contactos. Violencia. Suelen ser atajos de las frustraciones. Y, aunque resulta increíble, los que se ve como las metas más inalcanzables a veces son menos que otras que se creen a la mano de todos. En la Argentina, sobran ejemplos (cercanos). ¿Acaso no quedó demostrado que es más fácil ser presidente de la Nación que estrella de rock? Aunque en ningún caso el éxito está asegurado. Mucho menos si el talento y la oportunidad no riman y desafinan. Por más ganas que se le ponga.ß