Cuando su abogado, Fernando Burlando, le avisó que la psiquiatra Agustina Cosachov, una de las acusadas, había decidido declarar en el juicio donde se debaten las circunstancias que rodearon la muerte de su padre, Dalma Maradona no lo dudó un instante y, lo más rápido que pudo, se dirigió a los Tribunales de San Isidro. Necesitaba mirarla a la cara mientras hablaba. No le creyó.
“Cuando Fernando [por Burlando] me avisó vine corriendo. Si bien él me preserva de algunas declaraciones, hay otras que yo sí necesito verle la cara a las personas que dialogaron conmigo en su momento, necesito verles la cara cuando dicen otra cosa. Es algo que necesito. Me parece que es justo, tengo ese derecho, por supuesto. Pero la verdad es que siempre es durísimo porque tienen otra versión de lo que sucedió. Pero bueno, obviamente también queda todo registrado y después se evaluará lo que dijeron”, sostuvo una de las hijas de Diego Maradona después de la declaración de Cosachov.
La psiquiatra fue la primera de las personas sentadas en el banquillo de los acusados que decidió hablar ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro. El debate comenzó el 11 de marzo pasado.
Tras la declaración de la psiquiatra, Dalma habló con los medios de comunicación que cubren el juicio, donde además de Cosachov son juzgados el neurocirujano Leopoldo Luque, el psicólogo Carlos Díaz, el enfermero Ricardo Almirón, la coordinadora de Swiss Medical Nancy Forlini, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni y el médico Pedro Di Spagna.
Ante los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach, Cosachov sostuvo que siempre actuó con total convencimiento de que lo que hacía era lo mejor para el paciente.
En un momento de su declaración, la psiquiatra, que llegó al juicio acusada de homicidio simple con dolo eventual, se quebró. Se emocionó, lloró y contragolpeó.
“Creo que desde mi rol hice lo que podía y hasta más”, afirmó Cosachov cuando Patricio Ferrari, uno de los fiscales generales de San Isidro a cargo de la acusación pública, le preguntó si hacía un “mea culpa” o, si a la luz de los hechos, habría actuado de otra forma.
En su declaración, Cosachov dirigió sus dardos contra la empresa de medicina prepaga Swiss Medical, a quien acusó de intentar “desresponsabilizarse”. Habló de “rarezas”.
“Hubo un intento de la [empresa de medicina] prepaga de desresponsabilzarse. Nosotros planteamos una internación domiciliaria con apoyo de la prepapaga, que era indispensable”, afirmó la psiquiatra ante otra pregunta del fiscal Ferrari.
Entonces, el representante del Ministerio Público le preguntó si, finalmente, hubo ese apoyo por parte de Swiss Medical. “Existió, pero con mucha insistencia”.
-¿Le creíste [a Cosachov]?
“No”, respondió sin dudar Dalma, de 38 años y madre de dos niñas. Y explicó: “Simplemente por el hecho de que no podés terminar tu declaración cuando te preguntan si sabes de qué falleció [Maradona] y decir que no, que hasta el día de hoy no sabes por qué pasó. ¡La psiquiatra!
– ¿De todo lo que escuchaste, qué fue lo que más te llamó la atención o dijiste ‘esto es una mentira’?
– Yo también estaba nerviosa [cuando declaró como testigo] porque por supuesto nunca había estado en una situación así, pero, por otro lado, a ella la noté demasiado nerviosa. Se llevaba puesto el micrófono, no sabía qué decir, se quedaba callada, era como algo que… o sea, de la corporalidad hablo, más allá de lo que dijo. Y después, cuando alguno de los jueces le hacían preguntas, no sabía qué contestar. Eso a mí no me pasó.
En ese momento, Burlando, que acompañó a la hija del Diez en la charla con los periodistas, hizo un análisis de las palabras de Cosachov: “Fundamentalmente, no sabía qué contestar cuando detectó el edema [la psiquiatra dijo que el 18 de noviembre de 2020, el último día que vio con vida a Maradona, lo observó hinchado]. En definitiva, Diego, a partir del día 18 de noviembre, empezó a edematizarse de una manera salvaje y no solamente no controlaba lo que hacía con su medicación, lo dejó así como en la nada”.
Dalma, entonces, agregó: “Como que hay un paso entre el 18 y el 25 [de noviembre de 2020] que no pude explicar quién lo atendía, qué había pasado, quién era el responsable, como que del 18 al 25 [Maradona murió el 25 de noviembre de 2020] no pudo dar respuesta de nada.
– ¿Esperabas que ella o algún otro de los acusados te pida perdón a vos, a tu hermana o al resto de la familia de Diego por lo que pasó, por lo que no pudieron hacer?
– No. Después de lo que pasó con mi papá, ellos [los acusados] tuvieron varias instancias en las que nos cruzamos y todo y nunca sucedió eso [el pedido de disculpas]. Para no faltar a la verdad, algunos abogados [de las personas sentadas en el banquillo] sí se acercaron en cuestiones cotidianas. Una vez me encontré a uno en un supermercado, otro que me cruzó a mí en la calle y la verdad es que lo que ellos explican es ‘ojalá no estuviera en este lugar, pero bueno, mi trabajo es de abogado para defender a alguien, que no tiene ninguna mala intención’. Yo eso, entre comillas, lo puedo entender, es su trabajo. Después, como a mí me caiga eso, es otro tema.
– En varios fragmentos de la declaración, Cosachov habló de la etapa que estuviste vos [cuando Maradona estuvo internado en la Clínica Olivos donde lo operaron de un hematoma subdural en la cabeza. ¿Omitió algo, algo no dijo?
“Seguramente algo no dijo, porque de hecho creo que no se podían hacer preguntas, eso también es… Bueno. Es raro”, respondió la Dama.
– ¿Qué le hubieses preguntado?
– Seguramente va a volver a declarar. De hecho, como de hablar de la medicación en sí, que hoy no se habló nada y ella era la responsable. De hecho le preguntaron: “¿Era la única responsable de toda la medicación que tomaba Maradona?” y dijo que sí.
Después, Dalma se refirió a otro momento de la declaración de Cosachov. “[la psiquiatra] Dijo que si le preguntaran si con el diario del lunes puede decir que fue una internación domiciliaria seria [las dos semanas que Maradona estuvo alojado en una casa que le alquilaron en el barrio privado San Andrés, en Tigre] dijo que no. Pero que en el momento no lo vieron o no supieron cómo. De hecho yo lo planteé. O sea, no es una novedad. Ella se entera ahora que no era una internación domiciliaria seria. De hecho habla que se juntaron para cambiar los términos y no era una cuestión de términos. Era una cuestión de lo que estaba sucediendo adentro, que no era serio.
– ¿Por lo que escuchaste le quiso tirar toda la responsabilidad a Swiss Medical?
– Un poco sí, pero, por otro lado, también ella asumió por supuesto que era parte del equipo médico, que obviamente no se puede negar porque está en todos lados y se sabe. Sí, también dice que no eran solamente ellos tres [por Cosachov, Díaz y Luque], que es algo que quisieron instalar los testigos anteriores y ahí y digo, bueno, capaz… Eh, era lo que yo tenía entendido, ¿no?, que Swiss Medical podía aportar, pero los responsables ahí adentro eran ellos tres. ¡Y lo de la ambulancia! Dijo que la ambulancia estaba a cinco cuadras [en realidad en una posta a cinco minutos].
– ¿No hizo mención de Luque de una manera muy…, como que lo separó? ¿Tenés alguna opinión al respecto?
– Mi opinión al respecto es que no hay manera de despegar a Luque de esto, diga lo que diga ella, lo diga él o lo quien sea. Si fue raro cuando le dijeron cuál era técnicamente el rol de Luque y dijo, “No, bueno, un médico confianza.” No, no, no, o sea, no. Rol específico, médico clínico, neurocirujano… ¿Qué era? Decir “un médico de confianza”, ¿qué es eso? Y después cuando dijo: “No, bueno, era su médico de siempre.” A mí me consta que no era su médico de siempre. Ni siquiera sé… si me preguntas, cuánto hacía que lo conocía.
– ¿A vos Luque te pidió perdón por una foto?
Sí. Bueno. En un chat me pide perdón y otro dice “Dalma, esta hija de puta”. Yo armé un quilombo tremendo [cuando a Maradona lo operaron del hematoma subdural]. Él [Luque] todo perfecto, lookeado y mi papá con un camisolín, con la gasa recién de la operación [por la foto que difundió Luque donde se lo veía a él dándole la mano a Maradona poco después de la intervención quirúrgica]. Él [por el neurocirujano entró en su moto, se sacó el casco, hizo toda la historieta, entra. Y yo le había dicho antes de esto específicamente, “cuidémoslo a mi papá, que si está en un camisolín hace dos días con la gasa con sangre de la operación de recién, no le expongamos”. Y todo “sí, sí” y sale la foto en la tapa del diario. Y ahí le dije de todo. Obviamente me pidió perdón por eso y por otro lado dijo “esta hija de puta que se mete”, que no sé qué. Y yo sé que yo en el tratamiento que ellos tuvieron, era la piedra en el zapato, porque yo preguntaba todo, porque de verdad de no saber nada de medicina, que no tenía por qué, pero por lo menos lo que me podían explicar, yo lo quería saber. Y por eso a veces “Dalma está de culo, está pendeja de mierda” y que no sé qué. Mi tesoro es que se refieran a mí de esa manera. O sea, yo nunca tuve que transar ni arreglar con nadie. No los conocía de nada, siempre desconfié y cuando en mi declaración me quisieron decir como “bueno, propusiste un médico clínico y lo trajiste al final? ¿Y qué hiciste con eso?”. Si yo no podía entrar a ver a mi papá, ¿cómo llevaba a un médico clínico? Ah, también la realidad es esa. Me quieren responsabilizar de algo. De hecho, lo hubiera hecho, si yo tenía un acceso, lo hubiera hecho, porque la verdad es que yo sentía que Luque era un Figueretti [por el personaje del actor Freddy Villarreal que se popularizó en los programas de Marcelo Tinelli]“.