El ‘truco’ de algunas bodegas españolas para sortear los aranceles de Trump: la clave está en la localización de los viñedos

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El vino ocupa un lugar destacado en la lista de exportaciones españolas, y sus bodegas mantienen una reputación internacional consolidada. (Foto: Shutterstock)

El vino ocupa un lugar destacado en la lista de exportaciones españolas, y sus bodegas mantienen una reputación internacional consolidada. Esta proyección global permite que los vinos españoles alcancen un alto valor en mercados tan relevantes como el Estadounidense. En 2023, se registraron exportaciones por valor de más de 286 millones de euros, según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv).

Sin embargo, el sector está preocupado por el conflicto arancelario entre Donald Trump y la Unión Europea, lo que puede impactar negativamente en las ventas. Según datos de la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), las ventas en territorio estadounidense experimentaron una disminución del 20,8% en abril de 2025. Y es que Estados Unidos se posiciona como el segundo mayor consumidor de vino español, únicamente por detrás de Alemania, y es el único país no europeo dentro de los cinco principales destinos, completado por Reino Unido, Francia y Países Bajos.

Ante el panorama económico internacional actual, algunas bodegas han optado por seguir una estrategia distinta para asegurar su posición al otro lado del Atlántico: establecer su propia producción vinícola en territorio norteamericano. Desde El Economista señalan que Torres, Valdemar, Freixenet y Codorníu han apostado por este modelo y diversificando su negocio para blindarse ante las restricciones comerciales y arancelarias impuestas durante la administración Trump y las posibles futuras medidas similares.

Bodegas pioneras: Torres y Valdemar apuestan por instalaciones locales

Bodegas Torres, con sede en Vilafranca del Penedès, emprendió hace décadas una apuesta internacional que la llevó a fundar Marimar Estate en el condado de Sonoma, California, en 1986, mucho antes de que las tensiones comerciales condicionaran las exportaciones de productos españoles a Estados Unidos. Gestionada por Marimar Torres, hija del empresario Miguel A. Torres, la bodega californiana integra técnicas y valores ecológicos, con cultivos de pinot noir y chardonnay. Desde 2003, la totalidad de las plantaciones mantiene una certificación ecológica, y desde 2010 incorpora prácticas biodinámicas, adaptando métodos mediterráneos al entorno californiano.

La decisión de establecerse en Estados Unidos ha permitido a Torres consolidar su presencia y sortear los obstáculos que supusieron los aranceles de hasta el 25% impuestos en 2019 tras el conflicto comercial Airbus-Boeing. Esta filial estadounidense produce entre 8.000 y 10.000 cajas anuales y exporta a más de 40 países con una gama que combina variedades clásicas y algunas españolas.

Por su parte, Bodegas Valdemar tomó una decisión similar en 2019, cuando la amenaza arancelaria se concretó en el sector. La familia Martínez Bujanda inauguró Valdemar Estates en Walla Walla, Washington, tras una inversión de cerca de 20 millones de dólares. Esta bodega se convirtió en la primera no estadounidense inscrita en la denominación Washington State Wines y produce unas 50.000 botellas anuales inspiradas en el saber hacer riojano pero adaptadas al carácter de los viñedos locales. La filial cuenta con la supervisión directa de Jesús Martínez Bujanda, mientras su hermana Ana se ocupa del negocio en España. La producción engloba variedades autóctonas e internacionales, y cerca del 75% del total se destina a exportaciones, con el mercado estadounidense representando más del 20% de la facturación global.

Adaptación del cava: Freixenet y Codorníu consolidan su marca en California

El cava catalán identifica una de las primeras referencias de inversión española directa en el sector vinícola estadounidense. Freixenet estableció su presencia en el valle de Sonoma en los años ochenta bajo la dirección de José Ferrer, bautizando la bodega como Gloria Ferrer. Esta iniciativa sirvió como modelo para otras firmas que buscaban fortalecer su visibilidad e independencia ante los cambios regulatorios sobre la importación.

Pocos años después, Codorníu adquirió terrenos en California y fundó en 1991 Codorníu Napa, que posteriormente transformó en Artesa Winery en 1997, tras nuevas inversiones y la adquisición de viñedos adicionales en la reconocida zona de Napa y Sonoma. La producción anual de Artesa varía entre 60.000 y 80.000 cajas de vino, con uvas provenientes de zonas de prestigio como Carneros AVA, Alexander Valley y Atlas Peak AVA. Estos vinos pueden encontrarse tanto en la tienda de la bodega como en la distribución nacional de Estados Unidos.

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