El escritor argentino Alejandro G. Roemmers presentó su más reciente novela, El misterio del último Stradivarius (Planeta), una obra que no solo combina historia, arte y thriller, sino que también tiene un valor literario simbólico: contiene el último texto escrito por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa antes de su fallecimiento, el pasado 13 de abril de 2024.
Roemmers, quien además de escritor es empresario y poeta, compartió que Vargas Llosa se empeñó en escribir el prólogo de esta novela pese a su delicado estado de salud. Según contó en un encuentro con la prensa en Cremona, Italia —ciudad clave en la trama de la novela—, fue el hijo del Nobel, Álvaro Vargas Llosa, quien le entregó el manuscrito final.
“Me dijo: ‘mi papá se empeñó en escribir esto. Después ya no podía por el temblor de manos, y me lo dictó desde Perú’. Eso fue lo último que escribió y también el último libro que leyó”, narró Roemmers visiblemente emocionado. Esta revelación convierte al prólogo en una pieza literaria de valor especial, no solo por su contenido, sino por su carga simbólica como despedida intelectual del escritor peruano.
Un vínculo forjado en la literatura
Roemmers y Vargas Llosa mantenían una amistad basada en la literatura. Aunque el Nobel conoció primero a Roemmers como empresario, su relación giró en torno a la poesía, los temas espirituales y el pensamiento. “Nunca le hablé de negocios. Siempre hablamos de libros”, enfatizó Roemmers.
El autor argentino explicó que envió la novela a Vargas Llosa con la esperanza de recibir una opinión, sin imaginar que este le escribiría un prólogo. “Sabía que estaba ya mayor y un poco afectado. Nunca más llegué a hablar con él personalmente sobre lo que le mandé. Me quedé conmovido”, confesó.
El texto completo del prólogo no ha sido publicado todavía por exigencias editoriales, pero ya se ha anunciado que forma parte integral de la edición impresa de la obra.
Un Stradivarius, dos muertes y una novela
El misterio del último Stradivarius mezcla ficción y realidad para construir una narrativa de suspenso que viaja entre Europa y América Latina. Por un lado, narra la historia del último violín construido por el lutier Antonio Stradivari en el siglo XVIII. Por otro, sigue la investigación de un doble asesinato en Paraguay en 2021: el del científico y lutier alemán Bernard Raymond von Bredow y su hija de 14 años. El caso real estuvo relacionado con el robo de violines valiosos.
Roemmers parte de este hecho para trazar una historia donde la música, el arte y el poder tienen consecuencias trágicas, pero también redentoras. En la novela, el violín no solo es objeto de codicia, sino también símbolo de paz. “Quería que el instrumento representara lo opuesto a la violencia: un vehículo de armonía”, explicó el autor.
El Papa Francisco también está presente
Otro personaje que aparece —esta vez como figura real— en las últimas páginas de la novela es el Papa Francisco. Roemmers le dedica el libro “por su incansable labor en favor de la paz y la fraternidad universal”. Según el autor, cinco días antes del fallecimiento del Pontífice, soñó que este le pedía que lo incluyera en la dedicatoria.
“Lo conozco desde hace años, y compartimos el deseo de que el mundo mantenga la paz que Europa alcanzó tras la Segunda Guerra Mundial. Francisco siempre fue muy abierto a la integración entre religiones”, agregó.
Gran parte de la investigación para la novela llevó a Roemmers a la ciudad italiana de Cremona, cuna del célebre lutier Stradivari. Actualmente, Cremona alberga más de 180 talleres de lutiers, siendo la mayor concentración del mundo. La historia se nutre de este entorno, donde aún hoy jóvenes de todo el mundo estudian el arte de fabricar violines en la escuela “Antonio Stradivari”.
El Instituto ha formado más de 1.400 estudiantes desde su creación hace 87 años y sigue siendo una referencia global para la lutería, según explicó el maestro Sperzaga, uno de los docentes del centro.
Una reflexión sobre la vocación
Alejandro G. Roemmers también aprovechó el encuentro para reflexionar sobre la importancia de seguir las pasiones personales. “Se dice que si hubieran admitido a Adolf Hitler en la Academia de Pintura, quizá no habría destruido media Europa. Él solo quería ser pintor. Frustrar la vocación de una persona puede tener consecuencias enormes”, comentó.
Para Roemmers, la literatura es su verdadera vocación, más allá del éxito empresarial. Y esta novela, impregnada de música, historia y un legado literario que cierra el ciclo de Vargas Llosa, se convierte también en un homenaje a los oficios, los sueños y la paz.