El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, se refirió este lunes a la cuestionada presencia del cardenal peruano Juan Luis Cipriani en la antesala del cónclave, pese a que el papa Francisco le impuso en vida un precepto penal con restricciones a su actividad pública, lugar de residencia y uso de insignias, tras una denuncia por abuso sexual.
Durante una rueda de prensa con periodistas posterior a la quinta congregación general de cardenales —encuentro que reúne en el Vaticano a purpurados electores y no electores— Bruni fue escueto y no ofreció detalles sobre si las sanciones impuestas contra Cipriani le impedían tomar parte.
“Todos los cardenales pueden participar en las congregaciones generales”, declaró, según declaraciones recogidas por el medio Crux, y añadió que la constitución vaticana que regula los cónclaves, Universi Dominici Gregis, es clara al respecto. Añadió que no proporciona “información particular sobre los cardenales” y que se iba a informar sobre el asunto.
El portal, que cubre de forma independiente noticias relacionadas con la Santa Sede y la Iglesia Católica, informó que en esta jornada los cardenales discutieron temas cruciales para el futuro de la Iglesia, como la evangelización, los abusos y las cualidades deseadas en el próximo pontífice.
Coincidentemente, Cipriani estuvo presente en la reunión, a pesar de que el diario El País reveló que en 2018 una víctima envió una carta al pontífice para denunciar lo que sufrió en 1983, cuando tenía entre 16 y 17 años. El diario español, que citó fuentes eclesiásticas en Lima y al propio denunciante —quien pidió permanecer en el anonimato y actualmente tiene 58 años— señaló que no era la primera acusación de este tipo contra el exarzobispo de Lima y miembro del Opus Dei.
Las fuentes consultadas por El País confirmaron que ya existía una denuncia previa en 2002, mientras que Cipriani relató que se le impusieron “una serie de penas” que limitaron su ministerio sacerdotal, se le asignó una “residencia estable fuera del Perú” y se le pidió que “guardara silencio”.
No obstante, denunció que estas medidas adoptadas por Francisco fueron tomadas “sin haber sido escuchado, sin saber más y sin que se abriera un proceso”. También negó enfáticamente las acusaciones de pederastia: “No he cometido ningún delito, ni he abusado sexualmente de nadie, ni en 1983 ni después”, aseguró. Posteriormente, relató que en febrero de 2020, tras una audiencia con el pontífice, este le permitió “reanudar” sus tareas pastorales.
Asistencias polémicas
El purpurado peruano fue visto en el primer día de exposición del féretro del papa, con los brazos cruzados y durante unos 15 minutos. Este domingo, además, participó en el homenaje que los cardenales realizaron en la basílica de Santa María la Mayor, donde el pontífice fue enterrado el día anterior.
Junto a sus pares, ingresó al templo y se detuvo ante la tumba. Algunos rezaron, otros se persignaron o se arrodillaron para orar en silencio. Luego, se retiraron mientras los fieles continuaban su visita, según informó Vatican News.
La presencia de Cipriani en el Vaticano ha sido considerada una ofensa hacia las víctimas de abusos dentro de la Iglesia y hacia quienes respaldan el legado de justicia de Francisco. Aunque por su edad ya no tiene derecho a voto en el cónclave —el límite establecido es de 80 años—, su asistencia a estos encuentros de consulta ha sido interpretada como una muestra de su influencia persistente.
El cardenal argentino Ángel Rossi enfatizó que, si el papa había dado instrucciones precisas sobre la exclusión de ciertos prelados, estas debían respetarse: “Si él dijo no, sería bueno que no”, declaró al medio Caracol.
Al igual que Cipriani, otra presencia inesperada fue la del cardenal italiano Angelo Becciu, a quien Francisco destituyó en 2020 y que fue condenado por fraude en 2023. Aunque perdió sus derechos cardenalicios y no figura en la lista oficial de electores, Becciu asistió a la primera asamblea del cónclave y afirmó que nunca fue excluido de manera formal. Sin embargo, según medios italianos, ya ha renunciado a participar en el próximo cónclave.
Otra figura polémica ha sido el cardenal Roger M. Mahony, exarzobispo de Los Ángeles (EE.UU.), quien fue designado para desempeñar un papel oficial en las ceremonias funerarias del papa Francisco a pesar de las críticas en torno a su papel en el encubrimiento de casos de abuso sexual.
Bruni indicó que los cardenales presentes en estas ceremonias fueron seleccionados según su antigüedad, de acuerdo con declaraciones recogidas por The New York Times.