Emma Shapplin regresa a la Argentina para reencontrarse con el público que la sigue desde que irrumpió en la escena musical internacional con el hit “Spente Le Stelle”, allá por el 97. Con ese tema, que integraba su álbum debut Carmine Meo, la cantante francesa se reveló como una crossover lírico-pop de bravura al poner su extendido rango de soprano al servicio de canciones que conjugan la música de estilo neo clásica con sonidos más contemporáneos, como el pop y el tecno.
Desde entonces ha grabado cinco discos en estudio, más dos en vivo y dos EP –siempre en ese género mixturado-, que han vendido en total más de seis millones de copias, y cimentado su fama de intérprete única, cantando tanto en su idioma de nacimiento como en inglés e italiano. Hoy, a los 51 años, no para de girar por el mundo desplegando toda su versatilidad: además de cantante es compositora, productora, coreógrafa, diseñadora de vestuario, videasta, fotógrafa y pintora.
Antes de su próximo recital en el país (dentro del Venere Tour 2025, producido para acompañar el lanzamiento de su último opus discográfico, Venere), que será el 14 de noviembre a las 21 en el Teatro Opera, aceptó un diálogo telefónico con LA NACIÓN, en el que recordó sus comienzos en la música (¡incluso un período dedicado al hard rock!), anticipó cómo será su nuevo show, habló de las características del público local y se refirió a su próximo álbum.
-Esta es tu cuarta visita a la Argentina. ¿A qué creés que se debe tu suceso en el país?
-No sé qué decir al respecto, no estoy segura. Eso es algo que deberíamos preguntarle al público. Digamos, en todo caso, que se lo debo a Dios, que ha sido muy generoso conmigo.
-¿Encontrás alguna diferencia entre el público local y el de otras latitudes?
-Sí. En cada lugar la respuesta es diferente. Pero recuerdo muy bien que en la Argentina el público siempre está muy concentrado, y es muy cálido y muy entusiasta. Esas son, claramente, particularidades únicas del público argentino. En otros países las audiencias son más bien tranquilas y silenciosas, y esperan a que el concierto termine por completo y las luces de sala se prendan para aplaudir y expresarse. Con ustedes, los argentinos, todo es más pasional, de comienzo a fin. Y eso me encanta. Es que en la Argentina los fans son muy pero muy fans, conocen todos mis discos y todas las letras de mis temas. Cuando actúo para ellos puedo sentir muy cerca la intensidad que los caracteriza.
-¿Conocés algo de la música argentina? ¿Qué géneros o artistas locales te interesan?
-Hay un músico y compositor especial al que adoro, y encuentro que su música se asemeja a la de una ópera. Ese artista es Astor Piazzolla. Gracias a él empecé a amar el tango y hasta llegué a tomar lecciones de baile. Eso fue hace mucho tiempo. Creo que el tango, como baile, es uno de los géneros más apasionados y elegantes que existe.

-¿Cómo es tu nuevo show? ¿Se concentra, fundamentalmente, en los temas de tu último álbum, Venere?
-No, habrá sólo unas pocas canciones de mi último álbum. Es que pasó bastante tiempo desde mi última visita y sé que los fans argentinos están ansiosos de escucharme cantar varios temas de mis discos anteriores. También haré covers de otros artistas, en francés, y probablemente interpretaré un par de arias de Puccini. Ah, y además cantaré “Sólo le pido a Dios”. En fin, será un show bien variado para el gusto de todos. Será un recorrido por todo mi trabajo.
-Haciendo un poco de historia, ¿qué recuerdos tenés de tus comienzos en la música?
-¡Ay! Son tantos, que no sé por dónde comenzar. Es que mi carrera ha sido una verdadera aventura. Maravillosa por momentos, y penosa por otros. Por ejemplo, el trabajo con mi primer productor fue muy difícil, y con el segundo fue todo peor. En serio, fue algo muy duro. Luego, en 2002, creé mi propia compañía de producción y empecé a tomar las riendas de mi vida artística. Me organicé, gané en libertad y fue un verdadero alivio después de unos comienzos muy duros. Ahora soy realmente yo y hago y decido lo que quiero.
-¿Qué fue lo mejor y lo peor de la fase hard-rock?
-¿Pero cómo sabés de eso? En realidad, yo me uní a una banda de hard-rock cuando tenía 15 años. Y eso duró hasta los 18. No se suponía que esos fueron mis comienzos. Yo acababa de empezar a tomar lecciones de ópera y estaba descubriendo mi voz. Tenía una voz muy aguda, hermosa y mágica. Fui presentada a una maestra, una mujer muy mayor, una cantante de ópera. Ella buscaba a una cantante joven y nueva para formar. En un principio mis padres estuvieron de acuerdo, pero luego se asustaron porque no tenían conexiones con la música ni con el mundo del espectáculo o el de la opera. Yo creo que les preocupó que esta mujer, a la cual le había gustado mucho mi voz, me quería tener con ella todo el tiempo en su casa durante las vacaciones. Lo vieron como un deseo muy apasionado de ella y, aunque les aseguró que ayudaría a potenciar mi voz y construir una carrera, les dijeron que no y tuve que dejar de tomar las lecciones de ópera que tanto me entusiasmaban. En medio de ese desconsuelo, y de tanta tristeza, me sentí perdida.
-¿Cómo intentaste superar la frustración?
-¿Entonces qué hice? Empecé a fumar cigarrillos para “oscurecer” mi voz, para agravarla, y me uní a unos chicos en la escuela que tenían una pequeña banda y buscaban un cantante para gritar más que para cantar. Me uní a ellos con la idea de “romper” mi voz ya que no iba a poder usarla. Fue como una especie de venganza, como una revolución y ahí empecé a gritar, gritar y gritar. Recuerdo que el sonido de la banda era tan fuerte que no podía oírme, y por eso me escondía debajo de una mesa para tratar de escucharme. Al final creo que fue una buena experiencia porque fue algo muy libre. Aprendí a sacar la rabia afuera y, entre grito y grito, empecé a cantar varios covers de cantantes masculinos. Así descubrí que también podía cantar en un rango más bajo y con una voz pop. Lejos de arrepentirme, creo que ese fue un momento muy interesante de mi vida y mi formación.

-¿Cómo te convertiste en la gran diva del crossover lírico-pop? ¿Fue una decisión consciente o producto de las circunstancias?
-Creo que fue por esa dualidad. Porque tuve que dejar la opera y luego empecé a cantar en una banda de hard-rock. Y porque luego me fui seis meses a Nueva York y aprendí a cantar rhythm & blues. Y aunque luego volví a la música clásica, ya mi cabeza era otra, se había abierto para siempre. Había conocido el gusto por la tecnología, los diversos sonidos y estilos. Así grabé mi primer disco, con esa idea en mente. Fue como un pequeño mosaico de mi formación, que abarcó los sonidos y las emociones que me habían acompañado durante todo ese tiempo, y que tanto amaba. Por ejemplo, cuando había estudiado opera, había tenido en mis manos partituras muy viejas, escritas en italiano antiguo. Por eso, en mi primer álbum, traté de cantar con una voz lo más cercana posible a la ópera y con un lenguaje antiguo. No quise un lenguaje moderno. Y pensé que el italiano, el italiano antiguo era el lenguaje más adecuado para el primer álbum. Y así fue cómo sucedió.
-Tu música suele ser muy romántica. ¿Es un reflejo de tu personalidad y de tu vida?
-Me cuesta en un principio definirme así, pero puede ser, puede ser. Porque al fin y al cabo la mayor parte de mi literatura favorita, la mayor parte de los libros que leo, son de ese período, el período romántico del siglo XIX. Por otro lado me gusta mucho la estética oscura. Sin embargo, no soy una persona oscura. No soy oscura en mis sentimientos, pero me gusta estar rodeada de artículos góticos. También me gustan mucho las casas antiguas. Me gusta caminar de noche en el bosque, escuchar la vida silvestre. Me gustan los murciélagos. Me gustan, no sé, los perros negros. Me encanta todo, pero me siento atraída por los libros antiguos, los muebles antiguos. Todo lo antiguo me atrae.
-Dada tu capacidad interpretativa, además de la vocal, obviamente, ¿en algún momento te tentó la actuación?
-Sí. De hecho hace unos años hice varios castings para participar en películas. Creo que la actuación en cine podría ser una experiencia muy poderosa. Pero me di cuenta de que es mucha inversión emocional y luego no sabés si la película va a suceder. Es todo un proceso tan largo… A veces se necesitan como siete años para que un proyecto se concrete, y veces, después de tanto tiempo, eso nunca sucede. Creo que la vida del actor es muy difícil, porque nunca sabés si el trabajo se va a concretar. De todos modos, en algún momento me gustaría probar.
-¿Qué opinión te merecen las otras cantantes crossover, como Sarah Brightman y Katherine Jenkins? ¿Son amigas, colegas, competidoras?
-Mmm… no soy realmente fan de sus músicas. Y la verdad es que no encuentro conexión entre sus trabajos y el mío. No creo que seamos lo mismo.

-¿Y ahora qué sigue, qué es lo próximo, después del tour? ¿Vacaciones, un nuevo álbum o qué?
-¿Vacaciones? ¡No conozco esa palabra! De solo pensarlo, me aburro (risas). No, no, después del tour volveré a los estudios de grabación para completar mi nuevo álbum, del que ya compuse casi todas las canciones.
-¿Y cómo son esas canciones nuevas?
-En su mayoría son en francés. También habrá una en inglés y, si llego a tiempo, tal vez termine componiendo una más en ese idioma. Además habrá covers. El álbum va creciendo lentamente y creo que va a terminar siendo hermoso. Amo cada una de las canciones que ya compuse y todas me llegan de orgullo. Después de finalizar la grabación vendrán los videos y las fotos para promocionarlo. Y seguramente otro tour, con el que regresaré a Latinoamérica. Así que nada de vacaciones, se avecina un tiempo en el que estaré ocupada como una loca.
-Hace un rato nombraste al tema “Sólo le pido a Dios”, de León Gieco. ¿Existe la posibilidad de que lo grabes en español y lo incluyas en el nuevo álbum?
-En realidad ese tema yo ya lo grabé, pero nunca lo incluí en un disco. Lo hice sólo como un regalo para mis fans, y luego lo subí a las redes. Pero ahora que me lo comentás… pensándolo bien… creo que sí, que lo incluiré en mi próximo álbum. Porque es hermoso y se lo merece. ¿Estás contento?
Emma Shapplin en Concierto. Venere Tour 2025. El viernes 14 de noviembre a las 21 en Teatro Opera (Av. Corrientes 860). Entradas: por Ticketek.
