“Empate técnico” o “derrota digna”: el Gobierno modera las expectativas de la elección y depende de la participación

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Lejos de la arenga triunfalista de hace un par de meses, Javier Milei ya programó a la baja las expectativas para las elecciones de este domingo en la provincia de Buenos Aires. El Presidente dijo en el acto de cierre de campaña, en Moreno, que su espacio enfrenta un escenario de “empate técnico” con el kirchnerismo. Utilizó esa figura para incentivar la participación electoral, su mayor obsesión por estas horas, ya que una baja concurrencia a las urnas pueden perjudicar al Gobierno. Es que, la mayoría de los pronósticos que manejan en la Casa Rosada -a partir de las últimas encuestas que recibieron el último jueves, elaboradas luego del affaire Spagnuolo- muestran a La Libertad Avanza (LLA) abajo del peronismo (por escaso margen) en el distrito más populoso del país. Una victoria de los violetas en cantidad de votos, aunque pírrica, sería una sorpresa.

Si efectivamente el peronismo gana en su bastión, como comenzó a naturalizarse en la previa, la pregunta es por cuánta diferencia y qué efectos tendrá para el Gobierno ese resultado el día después, tanto en el plano político como en el económico. Con esa incertidumbre en el horizonte, en el ocaso de la semana, todavía no estaba definido si Milei asistiría o no al búnker que LLA montó en un salón de eventos en Gonnet para conocer los resultados. Hasta ahora nunca se ausentó de ese tipo de eventos.

Los hermanos Milei, en el cierre de campaña

Para el Gobierno, la gran incógnita de la elección es el nivel de participación, un aspecto que las encuestas no logran sondear. En Balcarce 50 estiman un ausentismo cercano al 40%. Una anomalía -una concurrencia más baja, cercana al 50%- sería una muy mala noticia para LLA. “Si hay baja participación perdemos, es así”, reconoció un importante referente territorial de los libertarios. En el Gobierno descuentan que será un comicio fuertemente movilizado por las estructuras de los intendentes (los más interesados en mantener su influencia en los concejos deliberantes de sus distritos), y allí los libertarios juegan con desventaja por su falta de arraigo territorial.

“Nosotros no vamos a llevar a gente a votar el domingo. Lo único que hicimos fue repartir boletas bajo puerta en todos los distritos donde tenemos militantes”, agregó el coordinador territorial que responde a Sebastián Pareja.

Según pudo reconstruir LA NACION, en la Casa Rosada registraron un pequeño crecimiento de LLA hacia el final de esta semana, una leve tendencia a la mejora, con los métodos de medición que utiliza el laboratorio electoral de los consultores que trabajan bajo la órbita de Santiago Caputo.

Tres escenarios

Si se pone la mira en el día después, para el Gobierno se abren tres posibles escenarios El primero, el más optimista, se ubica en ese mentado “empate técnico”: que LLA gane (la sorpresa) o pierda por un “márgen de error” (unos dos puntos) a nivel provincial. Esa foto, hacia afuera, podría permitirle a la gestión nacional recuperar algo de oxígeno e iniciativa, después de dos meses muy negros (desde el desarme de las LEFI en adelante) para la gestión de Milei. Un capítulo en el que los problemas se fueron acumulando aceleradamente: al conflicto con los bancos y la disparada de las tasas se solapó la seguidilla de derrotas en el Congreso y la crisis por los audios de Diego Spagnuolo, con una causa por corrupción que pegó en el corazón del Gobierno.

En términos de política doméstica, un buen resultado también tendrá efectos hacia la interna. “Se va a generar el efecto CABA: los armadores del partido ratificarán que se hizo todo bien”, analizó un colaborador de la Casa Rosada. Aludió así al triunfo que tuvo Manuel Adorni en la Ciudad en mayo, que provocó un fuerte empoderamiento de la figura de Karina Milei y dotó de mayor poder a sus armadores (los Menem) de cara a las definiciones electorales del resto del año.

El segundo escenario exhibe a LLA perdiendo por un margen mayor, rayano a los cinco puntos. Sería una derrota más nítida pero, estiman en la sede de gobierno, todavía digerible para los mercados, que no debería provocar mayor presión cambiaria o sacudones imprevistos en el tramo – de todas formas volátil- que va hasta los comicios nacionales de octubre.

El acto de cierre libertario, con los candidatos

“Si perdemos hasta por cinco puntos podemos decir que estamos en la cancha. Que este es el piso de LLA y el techo del PJ para octubre. Y que hay que ponerle el último clavo al kirchnerismo en las elecciones nacionales”, dijo a LA NACION un importante colaborador de la Casa Rosada que tiene acceso a encuestas.

El último escenario es el de la derrota dura, el que se sale de los márgenes aceptables y ubica al PJ por una diferencia más cercana a los diez puntos. Eso ocurriría, por caso, si el kirchnerismo se impone en la tercera electoral (el centro y sur del conurbano) por una diferencia abrumadora y si LLA no logra ganar en la primera sección electoral, el otro bastión populoso de la provincia. En ese caso, el Gobierno entrará en un escenario mucho más impredecible. “El mayor riesgo es que los mercados lean que puede volver el kirchnerismo. Que lean que Milei perdió respaldo popular”, reflexionó un asesor del Gobierno.

Sección por sección

Si bien en el “voto popular” LLA se asume con mayor dificultad, los libertarios tienen expectativa en mostrar una mejor performance en términos de cantidad de secciones. La ilusión original, cuando se armaron las listas, era la de “pintar de violeta” siete de los ocho distritos: todos menos la tercera sección, corazón del kirchnerismo, donde se espera que Fuerza Patria saque la mayor diferencia con los violetas. Pero ese anhelo se fue desgajando con el correr de las semanas, y ahora los libertarios se muestran con plena confianza solo en algunas secciones, mientras que en otros territorios se ven peleando cabeza a cabeza.

La gran batalla del domingo será la primera sección electoral. Con 4.988.779 electores, es prácticamente tan populosa como la tercera y elige 8 senadores provinciales. Esa porción del territorio contiene al corredor de zona norte, con partidos como Vicente López, San Isidro, Tigre y San Fernando. Pero también distritos populosos donde gobierna el peronismo como San Martín, José C. Paz, Merlo, Moreno y Morón.

Diego Valenzuela en el acto libertario de La Plata

Tanto en la Casa Rosada como en los comandos territoriales hablan de un “empate técnico” en la primera, que lleva al intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, como cabeza en la lista seccional. “Está muy parejo”, comentan. Uno de los interrogantes es si allí el escándalo de la Andis pudo generar un efecto de deserción. El otro es si Somos -el espacio que lleva al intendente de Tigre, Julio Zamora como cabeza de lista- puede capitalizar parte de un eventual desencanto hacia la principal opción antiperonista.

En la segunda y en la cuarta sección se plantea el mismo dilema: cuál es el peso de las terceras vías. En el Gobierno no creen que Hechos (la fuerza que los Passaglia, hombres fuertes de Pergamino, conformaron en la segunda sección) o que Somos (el espacio que en la cuarta sección lidera Pablo Petrecca, el intendente de Junín) puedan imponerse en sus secciones. Pero sí ven que podrían romper la polarización entre LLA y Fuerza Patria. “El punto es si esas terceras vías sacan los puntos que nosotros necesitamos para imponernos en esas secciones”, resumió un colaborador de la Casa Rosada.

En la quinta (donde talla Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata), la sexta (por el peso de Bahía Blanca) y la séptima sección electoral (un polo agroindustrial de escasos electores, con municipios como Olavarría, Azul o Bolívar), los libertarios se ven “ganando de manera nítida”. Son secciones que, si bien tienen poco peso en el padrón, están sobre representadas en cantidad de bancas en la Legislatura bonaerense.

El día del anuncio de la alianza con un sector de Pro

En la octava sección electoral, la ciudad de La Plata, se escuchan diagnósticos disímiles. Los dirigentes que se referencian en Sebastián Pareja hablan de un “empate técnico” y aseguran que hay buenas chances de pintar de violeta al distrito capital. En la Casa Rosada son más cautelosos.

La otra clave de la noche es el encuadre narrativo que se le dará a la elección. En términos de representación legislativa, en LLA no dudan que saldrán ganando: son pocos los escaños que ponen en juego (en relación, por ejemplo, con el radicalismo) y pueden hacerse de un número importante de bancas si tienen una buena performance en las secciones del interior provincial.

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