Empezó de grande, restauró un auto de 1927 y compitió en una icónica carrera con un copiloto inesperado

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El aire de los vehículos sport se respira en la familia Tonconogy desde hace décadas. Alberto empezó a correr autos clásicos en la década de los 90 y le transmitió la pasión a su hijo Juan, quien continuó su legado.

Margarita, o “Marga”, no siempre estuvo vinculada al mundo del motor. “Juan me preguntó en 2015 si quería correr una carrera. Me enganché con el Rally de Las Bodegas en Mendoza, me gustó, me fue bastante bien y, por cosas de la vida, no volví”, contó. El tiempo pasó y fue en 2019 cuando el “¿Querés correr una carrerita?» de Juan la tentó nuevamente.

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Participó de las Pre 1000 Millas y el resultado no fue el esperado. “Fue un absoluto desastre. Nos mentimos contramano, no habíamos sincronizado el reloj… hubo desilusión. Parte de este proceso es aprender a manejar la frustración cuando te va mal con el auto o con los aparatos», relató.

Sin embargo, el destino le tenía algo preparado. Este año, a bordo de un Bugatti Type 38 de 1927 cubrió la hoja de ruta propuesta por las 1000 Millas Sport de la Argentina y entró dentro de los mejores: terminó séptima dentro de la competición de 2025.

En 2019 su hermano la tentó nuevamente para correr

La preparación la hizo junto a Gustavo Gallo, “hoy, uno de mis mejores amigos de las carreras y del que aprendí todo lo que se”, pero el viaje había comenzado mucho antes.

Para su primera participación en las 1000 Millas, su amigo y mecánico Alejandro Pastorino le ayudó a adecuar un auto de preguerra de su padre.

“Fui a su taller y tuvo que acomodar todo porque soy petiza (1.55 cm), ¡No llegaba a los pedales! Hizo un custom made… y, me enseñó a manejarlo porque es con volante a la derecha, practiqué mucho y en 2021 corrí mis primeras 1000 Millas con el MGCA 1936, aunque se partió la palanca de cambios en la mitad de la carrera y me quedé con ella en mi mano. Pudo repararse y al otro día largué como si nada, al final quedamos en la mitad de tabla”, detalló.

En 2021 corrió sus primeras 1000 Millas con el MGCA 1936

El recorrido automovilístico la tuvo en varias ediciones a lo largo de estos últimos años, pero la 2025 tuvo un color especial. No sólo porque terminó en séptima posición, sino porque corrió con Gastón Zilbergleijt como copiloto, su marido.

“Corríamos por primera vez con la Bugatti Type 38 de 1927 que compramos este año. La arreglamos hasta hace poco, participé activamente de su puesta a punto, le hicimos kilómetros y sumamos carreras amigándonos con ella a través del tiempo. En la carrera de las Pre 1000 Millas salimos terceros en la general, no me generé tantas expectativas para competir las 1000 Millas. Fui confiada que podía y puse mucha actitud. Así, salimos séptimos en la general. Estoy feliz con la Bugatti Type 38, hoy es el auto de mis sueños”, afirmó.

Durante cada etapa, el equipo tuvo tareas definidas, mientras Marga manejó el volante y los relojes, Gastón siguió el hilo de la ruta y parcializó los kilómetros de un punto a otro. “Me llevó un par de años aprender a usar los relojes. Son complejos y ahora los manejo bastante bien”, señaló.

Margarita comparte ahora la pasión con su familia

Conducir un vehículo de preguerra en esta competencia la hizo disfrutar de la categoría más especial. “Me hace sentir tranquila, confiada, en paz. No hay que tener ni ansiedad, ni nervios; disfruté del camino, de los amigos, de la carrera, de los paisajes fantásticos, de ser prolija, llevarme bien con mi copiloto y marido. Me mantuve tranquila e hice todo bien. La precisión que tuvimos en equipo la logramos por el entrenamiento”, detalló.

Como señala, si bien a su esposo también le gustan y sabe mucho de autos, él quiere que ella maneje porque la considera mucho más “perfeccionista y precisa que él”. Durante la reciente carrera, Margarita analizó que no hay una convocatoria estable de mujeres y varía el número de participantes que asisten como pilotos y copilotos.

Concentración total

Entre las observaciones que hace de sus participaciones en estas carreras, Margarita destaca que no hay tramos complicados, sino que se complican cuando la persona hace las cosas mal o no tiene una buena performance de ese momento.

“Cada camino es único y en este tipo de carreras estás tan compenetrado que no te das cuenta por donde pasás. Una vez en las 1000 Millas ingresamos en un bosque con ruta de tierra y algunos precipicios… casi vuelco en una curva porque iba muy rápido, no se veía nada, el auto derrapó y seguí derecho. No nos pasó nada, fue peligroso y divertido”, recordó.

Destaca que no hay tramos complicados, sino que se complican cuando la persona hace las cosas mal

Hoy, con años de participación (incluso un Gran Premio de Nuvolari en Italia), experiencia y situaciones vividas, anima a otras mujeres a que no se sientan lejanas de este tipo de carreras. Remarca, además, que no es necesario que tengan auto propio. “Pudene alquilarlos para competir, hay personas como Gustavo Gallo que las preparan para saber cómo pilotear, pueden probar con una carrera pequeña y, si les gusta, continuar”, explica.

La pasión por los autos que moviliza a Margarita anima a otras mujeres que quieran disfrutar de estas carreras

Con la alegría de su participación 2025, Margarita reflexiona que le gustaría que sus hijos se sumaran a este deporte. La disciplina y la constancia que se requiere para conocer y mejorar el vehículo son, para ella, diferenciales únicos. “Más allá de la carrera, pasan muchas cosas para aprender”, dice. Hoy, pasa sus fines de semana mirando programas de customización y competencias, dice que le gustaría participar en las próximas competencias y recuerda a su mamá.

“Ella falleció y no me vio correr ni fierrera. Mi papá está orgulloso, contentísimo y feliz, tengo otra cosa más para compartir con él, que corrió en Italia y salió segundo a sus 84 años. Eso es lo que te da esta disciplina: no hay edad para empezar y correr… se corre hasta que uno tenga ganas», cerró.

Le gustaría para las próximas 1000 Millas Sport la posibilidad de realizar más pruebas

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