ROMA.- En su primer viaje al exterior del actual mandato, el presidente norteamericano Donald Trump llegó este viernes a Roma para participar de los funerales del papa Francisco, un líder muy alejado de sus posiciones políticas, y con el que tuvo varios choques verbales.
De todas maneras, tras el fallecimiento del pontífice, Trump optó por un tono conciliatorio. “Él realmente amaba al mundo y era un buen cristiano”, recordó Trump. “Lo vi dos veces y pensé que era un gran tipo”, añadió.
Aunque aún no trascendió la agenda oficial de encuentros bilaterales que tendría el mandatario estadounidense durante su estadía, antes de partir aseguró en Washington que en la capital italiana se vería “con muchos líderes extranjeros, incluida Giorgia Meloni”.
Trump no especificó con quiénes ni dónde se reunirá. Desde Bruselas se reiteró que “no está prevista” una reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. De todas maneras, no se descarta por completo un encuentro cara a cara de última hora, que sería el primero entre ambos tras meses tormentosos en el contexto de la guerra comercial.
Sin embargo, la agenda de Trump no deja mucho margen de maniobra entre el aterrizaje en Fiumicino, el traslado a Villa Taverna, luego al Vaticano a primera hora de la mañana, y el regreso al aeropuerto inmediatamente después de la ceremonia fúnebre.
El Air Force One tiene programado despegar de regreso a las 13.30 del sábado (hora local), pero la franja horaria podría permanecer abierta al menos hasta las 15.
No es seguro que en este corto periodo el magnate decida aprovechar su primer viaje al extranjero de su segundo mandato para alguna reunión particular: “Habrá muchos líderes, sería bueno verlos a todos. Quieren reunirse conmigo para hablar de comercio”, había declarado ya en vísperas de su partida a Italia, consciente de que el tema de los aranceles está en lo más alto de la agenda de los líderes, especialmente en las cumbres europeas.
Fuentes del Palacio Chigi, la cancillería italiana, informaron que, por el momento, no está previsto un encuentro oficial entre el presidente estadounidense y la premier, y que ambos se encontrarán inevitablemente en San Pedro junto a los demás jefes de Estado y de gobierno -50 confirmados- y los monarcas para una última despedida al Papa.
Según algunos informes, la única petición hecha por el propio Trump fue ver al primer ministro británico, Keir Starmer. Fuentes de Downing Street citadas por los medios londinenses plantean la hipótesis de una reunión centrada en los aranceles, pero principalmente en la evolución del tema ucraniano.
El encuentro con el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky podría cancelarse, aunque Trump lo ha definido como “posible”: el presidente ucraniano -quien fue el primero en solicitarlo también para reparar el desastre de hace dos meses en la Casa Blanca- reveló que está ocupado con “varias reuniones militares” tras el ataque ruso a Kiev y que no está seguro de poder llegar a tiempo a la Plaza de San Pedro, donde, en cualquier caso, estarán la primera dama, Olena, y el ministro de Asuntos Exteriores, Andrii Sybiha, quien ya se reunió con varios colegas y una delegación del Parlamento italiano en Roma.
Choques Francisco-Trump
La relación no fue muy buena entre Trump y el jesuita argentino durante el primer mandato del republicano, de 2017 a 2021. Pero empeoró en este segundo término, según David Gibson, director del Centro de Religión y Cultura de la Universidad de Fordham en Nueva York.
“Trump II fue incluso peor con el Vaticano debido a su actitud mucho más agresiva a todos los niveles, contra los migrantes y los recortes en la ayuda internacional”.
El pontífice y el presidente se enfrentaron desde el principio por la cuestión de la inmigración. En 2016, aludiendo al entonces candidato Trump, Francisco calificó de “no cristiano” a cualquiera que construya un muro para impedir la entrada de migrantes. Y el republicano respondió que el comentario era “vergonzoso”.
A pesar de las diferencias entre la multimillonaria exestrella de la telerrealidad y Francisco -conocido por su estilo humilde- a lo largo de los años, el apoyo de los católicos estadounidenses a Trump fue aumentando de forma gradual. Incluso los cortejó en su última campaña presidencial, y entre sus seguidores hay muchos obispos influyentes.
El día antes de morir, en su último discurso público, el papa Francisco hizo un llamado a favor de los marginados y los migrantes. “Todos nosotros”, proclamó, “somos hijos de Dios”.
En un mensaje radicalmente diferente, Trump publicó ese mismo día un post lleno de insultos en el que deseaba una feliz Pascua a sus adversarios, incluidos “lunáticos de la izquierda radical”, “jueces y funcionarios policiales DÉBILES e INEFICACES”, y al expresidente Joe Biden, “nuestro PEOR y más incompetente presidente”.
Algunas de las diferencias fundamentales entre el presidente de Estados Unidos y el difunto pontífice -no solo sus estilos divergentes, sino también sus posturas sobre migración, medio ambiente y pobreza.
“Obviamente, ha sido una relación tensa”, comentó Gibson.
Trump, quien se ha identificado como “cristiano” sin una denominación particular, cuenta desde hace tiempo con los cristianos, especialmente los evangélicos, entre sus principales bases de apoyo. Sus políticas sobre el aborto, incluyendo su papel en el nombramiento de tres de los cinco jueces de la Corte Suprema que revocaron el derecho nacional al aborto, aumentaron su apoyo entre los cristianos, también en los sectores más conservadores.
Sus políticas están también estrechamente alineadas con muchos obispos católicos conservadores de Estados Unidos, que a menudo estaban en desacuerdo con el enfoque más progresista de Francisco al frente de la Iglesia.
Durante su campaña el año pasado, el republicano imploró a los católicos que votaran por él. En octubre, en un discurso en la cena benéfica Al Smith en Nueva York -que recauda millones de dólares para organizaciones benéficas católicas- Trump dijo: “Tienen que salir y votar. Y los católicos, tienen que votar por mí”.
Y muchos lo hicieron. En las presidenciales de 2024, Trump ganó el voto católico, según AP VoteCast, una encuesta que se realiza entre más de 120.000 electores. En 2020, ese respaldo se dividió equitativamente con Biden, pero en los últimos comicios, el 54% de los votantes católicos apoyaron a Trump y el 44% a Kamala Harris.
Pero el Papa no se sumó al apoyo de los católicos norteamericanos.
El vicepresidente estadounidense, JD Vance -que se convirtió al catolicismo y se reunió brevemente con el pontífice el día antes de su muerte-, restó importancia a los desacuerdos entre el jesuita argentino y la Casa Blanca, diciendo a reporteros esta semana que el papa era “una figura mucho más amplia” que la política estadounidense, un hombre que lideraba una Iglesia con 1400 millones de fieles en todo el mundo.
“Soy consciente de que tuvo algunos desacuerdos con algunas de las políticas de nuestro gobierno”, declaró Vance. “También estaba de acuerdo con muchas de las políticas de de nuestra administración. No voy a manchar el legado de este hombre hablando de política”.