En fotos. Los looks al detalle de la realeza en el Vaticano, el rey Carlos rodeado de elefantes de madera e Ingrid de Noruega protagonista

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CARLOS Y CAMILLA, EN UNA UNA DE SUS CITAS MÁS EMOTIVAS

La agenda los convocó para uno de los eventos filantrópicos más emotivos y uno de sus preferidos, ya que es conocida su pasión por preservar el reino animal. Para seguir honrando el legado del hermano de la reina Camilla, Mark Shand –murió en 2014 tras golpearse la cabeza durante una caída en la vereda–, Carlos III y su mujer asistieron a la gala “Maravillas de la naturaleza”, la cita que recauda fondos destinados a la fundación Elephant Family para proteger el elefante asiático en peligro de extinción.

En la gala “Maravillas de la naturaleza”, los reyes posaron con nuevas obras de madera. Para la ocasión, Camilla eligió un look de la India, túnica blanca de largo midi con detalles en dorado, que combinó con un pantalón de seda haciendo juego. Carlos III optó por un traje azul, que completó con una corbata con estampa de elefantes y un broche en forma del paquidermo.

Para la ocasión, los Reyes –presidentes también de la fundación– abrieron las puertas del Real Jardín Botánico en Kew Gardens, al sudoeste de Londres, y recibieron a doscientos cincuenta invitados, entre ellos, la princesa Beatriz de York y la hermana de la Reina, Annabel Elliot. Además de organizar una fabulosa subasta con regalos de lujo, como un collar de diamantes con diseño de elefantes de Chopard y un safari en Nepal con estadía en hotel cinco estrellas, Carlos y Camilla entregaron premios de reconocimiento a distintas ONG que trabajan por la conservación de la vida silvestre.

Carlos III y Camilla entregaron el premio de reconocimiento especial al científico Bibhuti Prasad Lahkar, director del departamento de conservación de elefantes de la ONG Aaranyak, fundación dedicada a la conservación de la vida
silvestre.Camilla y su hermano menor, Mark, recorren la exhibición “El desfile del elefante”, organizada en 2010 en los jardines del Hospital Chelsea. La iniciativa incluyó esculturas de elefantes realizadas por distintos artistas.

SHAND, EL AVENTURERO

Hijo del comandante Bruce Shand y la aristócrata Rosalind Maud Cubitt, Shand fue criado bajo el ala protectora de su madre y sus dos hermanas mayores, Camilla y Annabel. Apasionado por la aventura, el arte y los viajes, Mark se hizo un nombre como escritor y ferviente ambientalista. Y en el plano personal, por sus fogosos romances con mujeres de alto perfil.

Una imagen de Mark Shand sentado sobre uno de sus animales favoritos a finales de los 80. “Papá y la elefanta Tara hace muchísimos años. Sin vos, el mundo es menos divertido”, escribió su hija en el séptimo aniversario de su muerte.

Según él mismo confesó una vez, todo cambió el día que fue expulsado del colegio secundario Milton Abbey, en Dorset, por fumar marihuana. “Fue un momento decisivo”, dijo. A partir de entonces empezó a vivir una etapa marcada por sus ganas de explorar y descubrir nuevas tierras y culturas. Viajó por Afganistán, Nepal, India y el sudeste asiático, viviendo de changas y de la generosidad de extraños. Enseguida reflejó en sus textos su experiencia con los elefantes de la India, los orangutanes de Borneo y los caballos salvajes de Mongolia. “Fui a buscar a los caníbales que devoraron a Michael Rockefeller en Indonesia, me sumé a una expedición a Shangri-la en Tíbet, naufragué en el Pacífico y tuve que rogar a mis hermanas que vendieran mis pertenencias para rescatarme en Fiyi!”, reveló en una entrevista a Vanity Fair. Eterno seductor, conquistó los corazones de Carolina Kennedy, la hija mayor de John y Jackie Kennedy; de Bianca Jagger (recién divorciada del líder de los Stones) y de la modelo británica Marie Helvin. A pesar de su fama de playboy, en 1990 dio el “sí, quiero” a la bella heredera Clio Goldsmith, nieta del multimillonario James Goldsmith, con quien tuvo a su única hija, Ayesha, y de quien se separó veinte años después.

La nieta del rey, la princesa Beatriz de York, siempre apoyó la causa de Shand. Acá, en el Faberge Big Egg Hunt Cocktail Countdown, un evento que se realizó en 2014, en Nueva York.

Si bien Mark también mostró interés por la venta de obras de arte y las antigüedades, su gran pasión fue la vida silvestre. Así creó en 2002 Elephant Family, la fundación que a través del arte y la concientización busca proteger la vida salvaje. “Mi hermano dejó huella en todas las personas a las que conoció. Lo extraño cada día”, dijo Camilla tras su muerte en 2014.

Sin la compañía de su marido Edoardo Mapelli Mozzi, Beatriz dijo presente en la nueva gala con un diseño de Henrietta con brocado en rojo que resaltaba su silueta.Ayesha Shand.

POSTALES DE LA HISTÓRICA MISA DEL INICIO DEL PONTIFICADO DE LEÓN XIV

Bajo estrictos controles de seguridad, León XIV, el nuevo líder de la lglesia católica, llegó a San Pedro desde la Via della Conciliazione (es la calle que conduce a la columnata de la plaza) en papamóvil, el mismo vehículo que usó el papa Francisco. Se instalaron pantallas gigantes en toda la zona para que la gente pudiera ver esta histórica misa inaugural.

Los caminos volvieron a conducir al centro del mundo: Roma. O, más precisamente, al Vaticano. Tres semanas después del funeral de Estado del papa Francisco, la plaza de la basílica de San Pedro volvió a convocar multitudes y a casi la totalidad de los líderes mundiales. Diez días después de haber sido elegido como líder de la Iglesia católica, León XIV llevó adelante la misa inaugural de su papado: lo hizo ante miles de fieles y la presencia de jefes de Estado, funcionarios de gobierno, representantes religiosos y miembros de las Casas Reales.

Para asistir a la misa inaugural de León XIV, Letizia eligió un vestido midi con escote asimétrico, de Redondo Brand, la firma del español Jorge Redondo. Llevó, además, pendientes de perlas, mantilla (era de la casa sevillana Lina; la última vez que Letizia usó mantilla fue en 2004, cuando se casó con Felipe) y cartera. Además del fajín rojo, el Rey lució su uniforme de capitán general del Ejército de Tierra con el Toisón de Oro, la banda de la Orden de Carlos III y otras condecoraciones.

Al igual que en funerales de un sumo pontífice, las entronizaciones papales demandan un protocolo riguroso. La ceremonia de asunción –un rito que data de siglos y que implica el despliegue de la liturgia eclesiástica– es el escenario ideal para notar las presencias de los grandes invitados, como las ausencias.

La reina Máxima, quien el día previo había festejado su cumpleaños número 54, lució una maxifalda de Maison Valentino y unos stilettos Gianvito Rossi. Fue en solitario, sin el
rey Guillermo Alejandro.La reina Matilde de Bélgica, full Dior: desde el vestido hasta la cartera, pasando por los stilettos (modelo D-Moi). Los anteojos, de Gucci.

El domingo 18, no estuvieron ni Carlos III, ni su mujer Camilla (en su lugar, asistió el príncipe Eduardo, duque de Edimburgo), ni el rey Abdallá de Jordania, ni su mujer Rania (fue el primo hermano del soberano, Ghazi bin Mohammad), ni los miembros de la Casa Real danesa, ni el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien sí había estado en el funeral de Francisco con Melania, su mujer (envió a J. D. Vance, su vicepresidente). En las entronizaciones, también importan tanto la puntualidad como el respeto del dresscode.

MÁS ALLÁ DEL BLANCO Y DEL NEGRO

A las 9 de la mañana, León XIV entró a la plaza subido al papamóvil. En este momento, previo a su llegada a la basílica, el Papa llevaba el solideo y la sotana blancos, el color vinculado a la pureza, a la autoridad espiritual y a la santidad. De blanco también fueron los outfits de Letizia de España, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, Charlene de Mónaco y Matilde de Bélgica. Se trata de un “permitido” del protocolo del Vaticano: sólo estas royals católicas (en la actualidad, son cinco las reinas que pueden usarlo: en la lista también está Paola de Bélgica, pero la madre del rey Felipe no asistió a la entronización) pueden vestirse de blanco ante el Sumo Pontífice.

Charlene de Mónaco, con un diseño bordado de cuello cerrado y de línea A by Elie Saab. Los expertos en protocolo marcaron que el flequillo de la princesa, quien asistió acompañada por su marido, el príncipe Alberto II, no se llevaba del todo bien con la mantilla.

Sin embargo, no sólo se trata de elegir cualquier propuesta en blanco: además de la recomendación de llevar velo, mantilla, guantes y medias, se exige sobriedad. Dicen que eso le faltó nuevamente a María Teresa de Luxemburgo: impermeable a las críticas por la vestimenta que llevó al funeral de Francisco, la gran duquesa optó por un vestido tipo camisero que, si bien era por debajo de la rodilla, tenía escote en “V”, entre otros inconvenientes.

De izquierda a derecha: la reina Máxima, el fray John Dunlap, gran maestre de la orden de Malta, Charlene y Alberto de Mónaco, y Enrique, el gran duque de Luxemburgo, y su mujer, María Teresa, con un vestido de corte camisero de Natan (considerado inapropiado para este evento).

El negro, el color del respeto y discreción, dominó a partir de la segunda fila [en el Vaticano, la primera fila está asignada a las monarquías católicas y para los representantes del país de origen y el de residencia del Papa: aunque nació en Chicago, Estados Unidos, Robert Francis Prevost adquirió la nacionalidad peruana].

La princesa Victoria de Suecia, con un vestido midi de líneas rectas; llevó medias negras, stillettos Gianvito Rossi, mantilla y guantes, que optó por sacarse.

Así, en clave full black, tanto las reinas no católicas, las primeras damas y la mayoría de los jefes de Estado y funcionarios siguieron cada paso de esta misa histórica: las lecturas del Evangelio, el momento en el cual el Santo Padre recibió el anillo del pescador (representa su autoridad apostólica) y el palio (una estola de lana que expresa el vínculo entre el Santo Padre y la Iglesia universal), las palabras recordando al papa Francisco y el pedido para la paz en Gaza, Birmania y Ucrania. Minutos después de las 12 del mediodía, el 267° papa, el primero estadounidense y el primero de la orden de San Agustín, dijo “Ite, missa est” (‘Vayan, es la despedida’) y, de esta manera, finalizó la misa de inicio de su pontificado.

Una vista de San Pedro durante la ceremonia. Al igual que el funeral de Francisco, de un lado de la plaza se ubicó el clero; y del otro, las Casas Reales, funcionarios y demás invitados. A partir de la segunda fila, regía el orden alfabético: desde Andorra a Zambia.Bajo estrictos controles de seguridad, así llegó León XIV llegó a San Pedro desde la Via della Conciliazione (es la calle que conduce a la columnata de la plaza) en papamóvil, el mismo vehículo que usó el papa Francisco. Se instalaron pantallas gigantes en toda la zona para que la gente pudiera ver esta histórica misa inaugural. Tras la ceremonia, el Sumo Pontífice saludó a las delegaciones internacionales; acá, con los reyes de España, que fueron unos de los primeros en participar del tradicional besamanos, ya dentro de la basílica de San Pedro.Gerardo Werthein, ministro de Relaciones Internacionales y Culto de la Argentina, le llevó al Sumo Pontífice un ejemplar de nuestro Martín Fierro, de José Hernández.

INGRID ALEXANDRA, LA PROTAGONISTA EN EL DÍA NACIONAL DE NORUEGA

El 17 de mayo, la familia real noruega celebró su Día Nacional siguiendo al pie de la letra las tradiciones: vestidos con trajes típicos, saludaron a los ciudadanos desde el balcón del Palacio de Oslo. Además de los reyes Harald y Sonia (retomó su agenda oficial tras someterse a una cirugía), estuvieron presentes el príncipe heredero Haakon y su mujer, Mette-Marit, junto a sus hijos, la princesa Ingrid (segunda en la línea de sucesión) y el príncipe Sverre Magnus.

La princesa estrenó un regalo para la fecha patria: su traje típico fue un obsequio del batallón con el que hizo su formación militar.

En esta ocasión, la cita fue más significativa que en años anteriores, debido a las complicaciones que atravesó la corona noruega por los escándalos del hijo de Mette-Marit –quien además sigue con problemas de salud–, Marius Borg, quien está acusado de agresiones graves contra varias mujeres. Como en otros eventos, las sonrisas y los aplausos los aportó Ingrid, que estrenó bunad: un traje de Bardu y Malselv, típico del norte del país, y que la princesa recibió como regalo al finalizar su formación militar en el batallón de ingenieros de la Brigada Norte.

En la puerta de Skaugum, su residencia oficial, y vestidos con trajes típicos, Sverre Magnus, Mette-Marit, Ingrid y Haakon saludan a la gente que se dio cita para verlos.Ingrid sonríe desde el balcón del Palacio de Oslo. El desfile infantil que cada año tiene lugar en el Día Nacional, el 17 de mayo. La tapa de revista ¡Hola! de esta semana

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