POSADAS. En una nueva muestra de la diferencia de miradas en torno de la situación de un sector considerado de alto potencial entre el Gobierno y los privados, la Secretaría de Agricultura destacó que en la era Milei se forestaron 48.759 hectáreas en la Argentina.
“La Secretaría de Agricultura, dependiente del Ministerio de Economía, informa que la superficie de plantaciones forestales en la Argentina alcanzó 1.326.478 hectáreas en base a las actualizaciones cartográficas a mayo del 2025″, indicó esa dependencia en un comunicado del jueves pasado.
El crecimiento corresponde a nuevas plantaciones y reforestaciones de pinos y eucaliptus, destacó Agricultura, que también puso de relieve “el potencial de la actividad foresto industrial argentina como motor de desarrollo regional y la apuesta en el largo plazo al crecimiento de la actividad”.
Las principales provincias forestales son Corrientes, Misiones, Entre Ríos y Buenos Aires, que concentran el 85,2 % de la superficie implantada. Mientras que otras 19 provincias concentran el resto, con Neuquén, Chubut, Córdoba y Río Negro como las más significativas de este segundo pelotón.
Sin embargo, más allá del dato que destacó el Gobierno, en el sector privado, expertos y empresarios del sector consultados por LA NACION dijeron que las nuevas hectáreas son prácticamente las que se implantaron para compensar lo que se explotó desde diciembre del 2023. Y que están faltando inversiones en nuevas plantaciones, sobre todo de pequeños y medianos productores.
La mirada generalizada en el sector privado es que el sector forestoindustrial atraviesa un momento crítico de gran incertidumbre y falta de inversiones. Lo paradójico es que la forestoindustria es considerada uno de los sectores con gran potencial de recibir nuevos proyectos e impulsar el crecimiento, la industrialización y la generación de divisas para el país.
“No va a haber grandes inversiones durante este gobierno, los inversores extranjeros en este sector quieren esperar a que el rumbo se consolide, pueden venir en un eventual segundo mandato”, dijo a LA NACION un referente de las grandes forestoindustrias. Se considera que la Argentina tiene potencial para 3 o 4 mega-plantas de pasta celulósica como la exBotnia, la que generó el polémico enfrentamiento con Uruguay, a principios de la década pasada. La forestoindustria es uno de los siete sectores que integran el RIGI, justamente por este potencial que nadie pone en tela de juicio, junto a la energía, minería, infraestructura o el campo.
Sin embargo, el atraso cambiario que se registró, la fuerte caída de la actividad de la construcción -muy atada a la actividad maderera- y el freno al consumo pusieron en jaque a muchas empresas pyme y también a grandes de este sector. La posible entrada de productores forestales importados, en especial de Brasil, dijeron.
Hace dos semanas FAIMA, que aglutina a 28 cámaras de la forestoindustria, decidió armar un “Comité de Crisis” para elaborar diagnósticos y elevar propuestas rápidas al gobierno nacional y provincias, a fin de ayudar a evitar el cierre de empresas, en especial aserraderos.
Sobre la superficie forestada
”El análisis que puedo hacer es que esa superficie de plantación mayoritariamente es de reposición, no de incremento de superficie. No habría planes de promoción aprobados en 2024, por lo que se ha forestado es por fuera del subsidio. Muestra cuál es el máximo que se puede forestar solo con la mirada del negocio”, indicó a este medio Gustavo Cetrángolo, consultor en proyectos de inversión forestal tanto de empresas locales como extranjeras. “Forestan los actores históricos y la superficie actual es una media histórica. La aspiración de llegar a 2.000.000 de hectáreas para el 2030 está muy lejos”, indicó el experto.
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En la Argentina, las forestaciones de pino y eucaliptus se expandieron fuerte a partir de la sanción de la Ley 25.080, piedra angular de la actividad forestal, que garantizaba un recupero parcial (mediante subsidios) en este tipo de inversiones pensadas para ver retornos recién en plazos de 10 o 20 años. Sin embargo, desde hace unos años la Ley 25.080 fue desfinanciada y ya no se están pagando esos subsidios.
Otra cuestión que desincentiva a plantar árboles son los bajos precios de la materia prima que se pagan a los que plantaron pinos o eucaliptus en los 80, 90, y 2000, bajo la promesa de que iba a ser una inversión rentable.
La madera argentina es considerada la más barata del mundo y la falta de industrialización, como consecuencia de la no llegada de inversiones como se esperaba cuando arrancó el mecanismo de la Ley 25.080, a principios de los 2000, también deterioró los precios del pino y el eucaliptus.
“Sin ningún tipo de promoción lo que se viene haciendo es mantener la superficie que vienen haciendo las grandes empresas. Las grandes industrias que están plantando siguen plantando, pero no los más chicos”, explicó Jaime Ledesma, extitular del Colegio de Ingenieros Forestales de Misiones (Coinform) y asesor del Infopro (Instituto Forestal de Misiones). “Para decir que se incrementó la superficie tendríamos que tener una tasa arriba de las 100.000 hectáreas nuevas”, cuantificó Ledesma.
“Cuando se arrancó con la ley 25.080 a finales de la década de los 90 y que se empezó a aplicar a partir del año 2000 la premisa de esa ley primaria era que la Argentina llegue a los 2 millones de bosques implantados 10 años después. Eso hubiera tenido que pasar en el 2010 y no estamos ni cerca”, contextualizó.
La Ley 25.080 fue prorrogada hasta el año 2029 pero no está recibiendo fondos para apuntalar las nuevas plantaciones. “Lo que creció la superficie forestada no es ni un 5%, no creo que marque una tendencia, es un dato pero hay que ver qué tendencia se da en el futuro si es que se da, sería bueno saber lo que se taló, en dónde se taló y en dónde se está plantando más o menos, porque en nuestra zona no vemos que salvo las empresas grandes o verticalizadas, los pequeños productores no plantan más pino”, explicó a LA NACION Rafael Scherer, titular de la empresa Pindó, uno de los principales aserraderos de Misiones, con forestaciones en la zona del Alto Paraná.