En media hora, Vélez marcó la diferencia, eliminó a Fortaleza y espera rival en cuartos de final de la Libertadores

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La tarde se hizo rápidamente noche, pero Vélez se encargó de darle luz a Liniers. El gris que compusieron un cielo plomizo y la abundante lluvia, que no dejó de caer en toda la jornada, no le quitó brillo al equipo que tiene en Guillermo Barros Schelotto a un líder al que el paso de los años no lo modificaron. El segundo gol en la victoria 2 a 0 sobre Fortaleza enseñó el espíritu que envuelve al Mellizo: enfundado en una campera azul, con la capucha cubriendo su cabeza, protestaba una falta sobre Rodrigo Aliendro al cuarto árbitro Diego Ulloa, cuando Jano Gordon habilitaba a Tomás Galván, que dominó la pelota con la pierna izquierda y largó el latigazo con el pie derecho para dejar sin chance al arquero Helton Leite. Rápido de reflejos para no generar malestar en el referee colombiano, Barros Schelotto lanzó una sonrisa y con las manos se disculpó por el reclamo.

Esas reacciones son parte del manual de los Barros Schelotto, Gustavo es uno de sus ayudantes de campo de Guillermo –el restante es Federico Pocho Insúa-, reflejos que aplauden los hinchas, que desandan una etapa de reconocimiento por la tarea al frente del plantel. Los jugadores también se contagian de esa intensidad que imponen desde el cuerpo técnico: Vélez con el triunfo se clasificó para los cuartos de final de la Copa Libertadores, es protagonista del torneo Clausura y bajo su paraguas el Fortín levantó el trofeo de la Supercopa Internacional hace poco más de un mes. El vigor se exhibe en la entrega de Braian Romero, un goleador que es un defensor infatigable cuando el equipo no tiene la pelota; en el despliegue de Maher Carrizo y de Imanol Machuca, los extremos que recorren la banda para ser desequilibrantes y más tarde acompañar en la recuperación; en el orden que impone desde el fondo el arquero Tomás Marchiori; en el equilibrio que representa un volante con la experiencia de Aliendro…

Carrizo trepa al alambrado y sus compañeros celebran en el campo de juego; Vélez justificó con fútbol y actitud la victoria y la clasificación.

El gol de Carrizo, a los seis minutos, descomprimió el nerviosismo que podía rodear a Vélez y le quitó presión al equipo. El empate sin goles en el partido de ida apuraba cerrar la llave en Liniers, aunque llevar las riendas y jugar al ritmo que formula el hincha en oportunidades se convierte en un puñal. La definición del juvenil, después de que Elías Gómez recoja un despeje, desborde y lance un centro preciso para el remate de cabeza del goleador, alivió. Vélez lograba la ventaja, se adueñaba del resultado, pero también doblegaba en fútbol a un rival que no transita por un momento cómodo: ganó uno de los últimos 16 partidos y esa racha negativa provocó que Juan Pablo Vojvoda –hizo un trabajo fantástico y el hincha le reconoció la tarea-dejara el cargo, aunque el arribo de Renato Paiva tampoco resultó una solución. Fortaleza quedó eliminado de la Copa Libertadores y ocupa los puestos de descenso –son cuatro- en el Brasileirao.

No brilla Vélez, pero conoce el libreto. Una alineación dinámica, de transiciones rápidas cuando recupera y el rival está adelantado en el terreno, y que tiene en Aliendro a un futbolista que se presenta como el termómetro para marcar el pulso de cuándo hay que volar y en qué momento se debe esconder la pelota, hacerla circular… El Fortín está en una reconstrucción permanente, porque en 2024 fue campeón con el DT Gustavo Quinteros, pero tuvo un inicio de año 2025 desolador: sin victorias y sin goles, el ciclo de Sebastián Domínguez duró un suspiro. En los mercados de pases, sufrió las salidas de Valentín Gómez (Betis), Claudio Aquino (Colo Colo), Christian Ordoñez (Parma), Álvaro Montoro (Botafogo)… Los Barros Schelotto mensuran un mix de nombres juveniles y experimentados y Vélez encuentra las respuestas para reordenarse: en el segundo tiempo saltó a la cancha Tobías Andrada, otra joya de las divisiones inferiores; en el plantel se redescubren jugadores como Tomás Galván, que selló la victoria, o Machuca, que casualmente se sumó desde Fortaleza.

Tomas Galván inicia la celebración de su gol, el segundo; al festejo se suma Jano Gordon, que asistió al volante en la acción con la que derrotó al arquero Helton Leite.

Vélez anuló con suficiencia al rival en los dos juegos de la serie, hizo que nombres desequilibrantes como Marinho o Deyverson fueran absorbidos por la fuerza del Fortín hasta perderse en la intrascendencia. Apenas un remate de Prior, que se estrelló en la unión del travesaño y el poste izquierdo, se mostró como una tibia reacción de los brasileros. Trabajó el partido fuera de casa con orden y paciencia Vélez. La contundencia que no logró plasmar una semana atrás la manifestó en el desquite. Por octava vez jugará los cuartos de final de la Copa Libertadores, aquel trofeo que conquistó en 1994, un año inolvidable para Vélez. Un calendario para la historia, la que desea reescribir el plantel que moldea Barros Schelotto un técnico que hizo cantar y bailar al hincha bajo la lluvia.

La tarde se hizo rápidamente noche, pero Vélez se encargó de darle luz a Liniers. El gris que compusieron un cielo plomizo y la abundante lluvia, que no dejó de caer en toda la jornada, no le quitó brillo al equipo que tiene en Guillermo Barros Schelotto a un líder al que el paso de los años no lo modificaron. El segundo gol en la victoria 2 a 0 sobre Fortaleza enseñó el espíritu que envuelve al Mellizo: enfundado en una campera azul, con la capucha cubriendo su cabeza, protestaba una falta sobre Rodrigo Aliendro al cuarto árbitro Diego Ulloa, cuando Jano Gordon habilitaba a Tomás Galván, que dominó la pelota con la pierna izquierda y largó el latigazo con el pie derecho para dejar sin chance al arquero Helton Leite. Rápido de reflejos para no generar malestar en el referee colombiano, Barros Schelotto lanzó una sonrisa y con las manos se disculpó por el reclamo.

Ordena Guillermo Barros Schelotto, el director técnico que le impone su particular sello al modelo 2025 de Vélez.

Esas reacciones son parte del manual de los Barros Schelotto, Gustavo es uno de sus ayudantes de campo de Guillermo –el restante es Federico ‘Pocho’ Insúa–, reflejos que aplauden los hinchas, que desandan una etapa de reconocimiento por la tarea al frente del plantel. Los jugadores también se contagian de esa intensidad que imponen desde el cuerpo técnico: Vélez con el triunfo se clasificó para los cuartos de final de la Copa Libertadores, es protagonista del torneo Clausura y bajo su paraguas el Fortín levantó el trofeo de la Supercopa Internacional hace poco más de un mes. El vigor se exhibe en la entrega de Braian Romero, un goleador que es un defensor infatigable cuando el equipo no tiene la pelota; en el despliegue de Maher Carrizo y de Imanol Machuca, los extremos que recorren la banda para ser desequilibrantes y más tarde acompañar en la recuperación; en el orden que impone desde el fondo el arquero Tomás Marchiori; en el equilibrio que representa un volante con la experiencia de Aliendro…

El gol de Carrizo, a los seis minutos, descomprimió el nerviosismo que podía rodear a Vélez y le quitó presión al equipo. El empate sin goles en el partido de ida apuraba cerrar la llave en Liniers, aunque llevar las riendas y jugar al ritmo que formula el hincha en oportunidades se convierte en un puñal. La definición del juvenil, después de que Elías Gómez recoja un despeje, desborde y lance un centro preciso para el remate de cabeza de Carrizo, alivió. Vélez lograba la ventaja, se adueñaba del resultado, pero también doblegaba en fútbol a un rival que no transita por un momento cómodo: ganó uno de los últimos 16 partidos y esa racha negativa provocó que Juan Pablo Vojvoda –hizo un trabajo fantástico y el hincha le reconoció la tarea-dejara el cargo, aunque el arribo de Renato Paiva tampoco resultó una solución. Fortaleza quedó eliminado de la Copa Libertadores y ocupa los puestos de descenso –son cuatro- en el Brasileirao.

No brilla Vélez, pero conoce el libreto. Una alineación dinámica, de transiciones rápidas cuando recupera y el rival está adelantado en el terreno, y que tiene en Aliendro a un futbolista que se presenta como el termómetro para marcar el pulso de cuándo hay que volar y en qué momento se debe esconder la pelota, hacerla circular… El Fortín está en una reconstrucción permanente, porque en 2024 fue campeón con el DT Gustavo Quinteros, pero tuvo un inicio de año desolador: sin victorias y sin goles, el ciclo de Sebastián Domínguez duró un suspiro. En los mercados de pases, sufrió las salidas de Valentín Gómez (Betis), Claudio Aquino (Colo Colo), Christian Ordoñez (Parma), Álvaro Montoro (Botafogo)… Los Barros Schelotto mensuran un mix de nombres juveniles y experimentados y Vélez encuentra las respuestas para reordenarse: en el segundo tiempo saltó a la cancha Tobías Andrada, otra joya de las divisiones inferiores; en el plantel se redescubren jugadores como Tomás Galván, que selló la victoria, o Machuca, que casualmente se sumó desde Fortaleza.

Compacto de Vélez 2 vs. Fortaleza 0

Vélez anuló con suficiencia al rival en los dos juegos de la serie, hizo que nombres desequilibrantes como Marinho o Deyverson fueran absorbidos por la fuerza del Fortín hasta perderse en la intrascendencia. Apenas un remate de Prior, que se estrelló en la unión del travesaño y el poste izquierdo, se mostró como una tibia reacción de los brasileros. Trabajó el partido fuera de casa con orden, paciencia y la contundencia que no logró plasmar una semana atrás la manifestó en el desquite. Por octava vez jugará los cuartos de final de la Copa Libertadores, aquel trofeo que conquistó en 1994, un año inolvidable para Vélez. Un calendario para la historia, la que desea reescribir el plantel que moldea Barros Schelotto un técnico que hizo cantar y bailar al hincha bajo la lluvia.

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