Durante la reciente protesta en Turín, la denuncia de figuras del ámbito artístico, como el historietista Zerocalcare, subrayó la relevancia histórica y social del centro Askatasuna, desalojado por las fuerzas de seguridad días antes. Zerocalcare, en declaraciones transmitidas por la emisora pública italiana RAI, expresó: “Es difícil imaginar la ciudad sin un espacio como Askatasuna”, reflejando el sentimiento compartido por numerosos colectivos culturales y ciudadanos que señalaron al centro como un referente clave para iniciativas contraculturales y alternativas en la ciudad. Estos testimonios aportaron un marco para la multitudinaria manifestación organizada en rechazo a la clausura de Askatasuna y en defensa de los espacios culturales autogestionados, movilizando a Turín en un conflicto que ganó centralidad nacional.
Según informó RAI, miles de personas se congregaron el pasado sábado frente al edificio desalojado en la calle Regina Margherita, en una movilización motivada tanto por el cierre del centro como por la demanda de protección para los espacios independientes de la capital piamontesa. Las estimaciones sobre la concurrencia oscilaron entre los 10.000 manifestantes reportados por las organizaciones convocantes y los 3.000 que reconoció la policía. Entre los asistentes se contaban representantes de numerosas agrupaciones culturales y colectivos sociales, quienes interpretaron el operativo como una ofensiva directa contra la organización comunitaria y la cultura gestionada de manera autónoma, según consignó la televisión pública italiana.
Askatasuna, activo desde 1996, funcionó durante casi tres décadas como un espacio de talleres, exposiciones y debates, caracterizado por la autogestión y el apoyo a propuestas excluidas de los circuitos institucionales. Tras su desalojo forzoso, la convocatoria de protesta adquirió un fuerte contenido simbólico para la defensa de la pluralidad cultural en Turín. RAI detalló que, durante la manifestación, las consignas coreadas dirigieron reproches al gobierno local, a la policía y al Estado por considerarlos responsables no solo de la clausura, sino también de las consecuencias sobre la continuidad de la producción cultural independiente en la ciudad.
El operativo policial desplegado en torno al edificio desalojado motivó una escalada de tensiones. RAI reportó que los incidentes comenzaron cuando un grupo de manifestantes intentó atravesar el cordón de seguridad en dirección al antiguo centro social. Los agentes respondieron utilizando cañones de agua y gases lacrimógenos, mientras parte de los manifestantes erigió barricadas con contenedores, lo que intensificó los enfrentamientos y dio lugar a nuevos episodios de disturbios callejeros. El saldo del operativo incluyó nueve agentes heridos, según información confirmada por fuentes oficiales y recogida por RAI.
Durante la protesta, los organizadores habilitaron un micrófono abierto, lo que permitió a participantes y portavoces expresar públicamente su rechazo a la criminalización del movimiento autónomo y a la ausencia de canales de diálogo con las autoridades locales y nacionales. RAI señaló que a través de estas intervenciones se reiteró el valor de Askatasuna como plataforma para el desarrollo de proyectos culturales alternativos y la importancia del rol que ocupaba en la consolidación de una escena artística plural e independiente en Turín.
En el marco de la concentración, los convocantes anunciaron la organización de una nueva jornada de protestas para el 31 de diciembre e hicieron un llamado a “inaugurar un año de lucha” por la reapertura de centros autogestionados y la discusión sobre el destino de estos espacios en la ciudad, según reportó el medio estatal italiano. La respuesta de las autoridades frente a los sucesos no se hizo esperar. Andrea Delmastro, subsecretario de Justicia, defendió la actuación policial y, en declaraciones recogidas por RAI, afirmó: “Aquí está la cara horrible de Askatasuna: violencia, violencia, violencia y petardos dirigidos a los uniformados”. El ministro de Exteriores, Antonio Tajani, también se pronunció respaldando a los agentes heridos y advirtiendo de que “no puede haber cabida para el odio y la violencia en Italia. Ya hemos vivido el abismo del terror en nuestras calles; el Estado y las instituciones no permitirán que se repita ese trágico pasado”, según sus palabras transmitidas por la televisión pública italiana.
El Ejecutivo municipal y el gobierno nacional enmarcaron la intervención en la defensa de la ley y el control institucional sobre los inmuebles públicos, argumentando que tales acciones son necesarias para garantizar la seguridad y evitar incidentes de violencia urbana, según reportó RAI. En contraste, los voceros de los movimientos sociales y colectivos culturales declararon al medio público que perciben el operativo como parte de una tendencia a la criminalización y al progresivo desmantelamiento de las alternativas culturales y sociales fuera de los cauces oficiales en Turín.
El debate sobre el cierre de Askatasuna se extendió rápidamente a nivel nacional, alcanzando un lugar central en la agenda política y social italiana. Según RAI, la controversia impulsó una polarización evidente entre quienes defienden la legalidad y la autoridad estatal sobre los espacios ocupados y quienes consideran indispensable la existencia de centros autogestionados para preservar la diversidad cultural y la autonomía social. Durante la jornada, la participación de numerosos jóvenes junto a agrupaciones autónomas marcó el tono de la movilización, reavivando la discusión sobre la legitimidad de la ocupación de inmuebles y los límites de la intervención policial en la vida urbana.
La modalidad del micrófono abierto empleada en la manifestación otorgó visibilidad a voces que exigieron mantener espacios para la autogestión cultural y la organización comunitaria en Turín, recalcando la denuncia de la política de “tolerancia cero”, en palabras de los propios convocantes recogidas por la televisión pública. Estas acciones y consignas, según detalló RAI, respondieron a la percepción de una creciente presión institucional sobre proyectos ajenos a los canales oficiales.
La situación derivada de la clausura de Askatasuna y las protestas asociadas reactivó debates más amplios sobre las políticas urbanas, el valor de la cultura alternativa y los posibles escenarios para la continuidad de los centros sociales en la ciudad, en un contexto de aumento de la conflictividad y la polarización política. Los actores implicados mantienen posturas irreconciliables, con las autoridades sosteniendo la aplicación de la ley y el control estatal, y el movimiento social defendiendo el peso de los espacios autogestionados en el tejido cultural y social de Turín. RAI concluyó en su reporte que el desenlace de este conflicto se mantiene abierto ante la convocatoria de nuevas movilizaciones y la atención centrada en los próximos acontecimientos relacionados con los centros sociales y los espacios culturales independientes en la ciudad.
